Copa del Rey
Sevilla se tiñe de blanco y azulgrana: las aficiones toman calles y bares antes de desplazarse a La Cartuja
Miles de aficionados de ambos equipos viajan hasta 14 horas para poder acudir a la cita

PI STUDIO
Avión, tren, autobús o coche, cualquier medio de transporte vale para presenciar la Final de la Copa del Rey entre el Real Madrid y el FC Barcelona. Hasta 70.000 aficionados de ambos clubes se darán cita en La Cartuja y miles de ellos llenan Sevilla en las horas previas. Madrileños y catalanes, pero también jiennenses, aragoneses o mallorquines se han enfundado la camiseta de sus equipos para la gran final. Quedan apenas unas horas para que futbolistas como Lamine Yamal o Jude Bellingham salten al campo y nadie quiere perderse como puede ser la victoria ante el eterno rival.
Incluso los camareros sevillanos colocan las mesas de los bares con las camisetas de sus respectivos equipos. Con un sol que aprieta desde primera hora y los termómetros superando los 30 grados, madridistas y barcelonistas han preferido buscar refugio, cerveza y montaditos en los bares más céntricos antes de acudir a las fanzones situadas en La Cartuja. La lejanía de las mismas con respecto a la ciudad hace que la mayoría prevea acudir bien entrada la tarde, antes de dirigirse al Estadio Olímpico.
A primera hora de la mañana el barrio de Triana parecía más bien la Villa de Gracia y los culés llenaban las calles, las iglesias y los bares. "Venga el Barça, que vais a ganar", grita un trianero a los culés. Son muchos los que salieron en la tarde de ayer desde Cataluña y han pasado toda la noche en conduciendo para poder llegar. Es el caso de Xavi, a quien no le ha importado ni siquiera tener la rodilla rota para pasar 14 horas montado en el coche y presenciar la final. "Tenía las entradas y venía con los amigos", se excusa entre las risas de los demás.
Una jornada familiar y sin incidentes
Con las horas, el viejo arrabal y el centro de la ciudad se han llenado también de familias enteras de madridistas que paseaban con sus maletas. Incluso en la calle San Jacinto una bandera con la cara de Mbappé decoraba uno de los balcones. La mayoría de aficionados que llegan son expertos en finales. "Ser del Madrid es lo que tiene", sonríen orgullosos un madridista y su hijo, completamente uniformados, aunque esto no quita las ganas de ganarle al rival número 1.
En la calle, los hay quienes aprovechan los puestos de los vendedores ambulantes para comprar bufandas y camisetas de última hora, no vaya a ser que alguien se crea que van con el equipo contrario. Vayan con las equipaciones o de paisano, todos apuestan por una victoria clara y contundente de sus equipos y son mayoría los que abogan porque, como mínimo, los suyos meterán tres e incluso cinco.
Por el momento, la jornada transcurre sin grandes incidentes, como suele ocurrir en la Copa del Rey, una cita habitualmente familiar. De hecho, debido a la cantidad de seguidores de ambos equipos que hay repartidos por la geografía española son muchas las mesas de los bares en las que se ven camisetas merengues y culés. Incluso algunos amigos se han reencontrado este sábado en la capital hispalense, vistiendo la camiseta blanca y la blaugrana, para presenciar el partido, pese a las diferencias futbolísticas.
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