LA FINAL DE COPA
La hora de la verdad para un Mbappé en sus horas más bajas en el Real Madrid
El delantero francés acumula una expulsión, una lesión y una pitada del Bernabéu, mientras el madridismo confía en que dé un golpe sobre la mesa en la final de Copa contra el Barça

Kylian Mbappé, delantero del Real Madrid. / Associated Press/LaPresse / LAP


Sergio R. Viñas
Sergio R. ViñasPeriodista
Sergio Rodríguez Viñas nació en Sabiñánigo (Huesca) en 1989 y se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 2011. Desde 2009 y hasta 2021, trabajó en El Mundo como corresponsal de Deportes en el País Vasco y Navarra. En septiembre de 2021, se incorporó al equipo fundacional de El Periódico de España como redactor y posteriormente jefe de Deportes, cubriendo el Mundial de Qatar 2022 y los Juegos Olímpicos de París 2024. Desde abril de 2025 forma parte de El Periódico, como redactor especializado en los clubes de fútbol de Madrid (Real Madrid y Atlético) e instituciones como LaLiga, la RFEF, el CSD y el COE.
Kylian Mbappé, herido en su tobillo durante la debacle europea contra el Arsenal, sancionado además por su expulsión frente al Alavés, asistía desde las alturas del Santiago Bernabéu al desarrollo del Real Madrid-Athletic que se disputó el Domingo de Resurrección. Hacia el minuto 18, la realización del partido le enfocó, una imagen que fue proyectada en las futuristas pantallas del templo blanco. La reacción del madridismo se movió entre la indiferencia... y los pitos.
Abucheos que, de manera más tímida, también se escucharon cuando cayó lesionado frente al Arsenal y tuvo que ser sustituido. Abucheos que encuentran su sentido en el contexto autodestructivo en el que parece sumido el Real Madrid estas últimas semanas, pero que adoptan forma de paradoja cuando uno revisa la hoja de servicios de Mbappé en su primera temporada de blanco.
Son ya 33 goles en su cuenta, los mismos que la leyenda Cristiano en su 'premiére' en el Real Madrid, solo Iván Zamorano firmó una temporada de debut en el Bernabéu más prolífica que la suya y el registro (37) es todavía más que alcanzable, aun sin incluir en la suma el Mundial de Clubes. Ocurre que el Real Madrid no ha fichado a Mbappé para que marque goles, sino para que los marque en los partidos clave. No debe golear, debe liderar. Y al francés aún le falta dar un golpe sobre la mesa.
Tres finales, tres goles
Confía el madridismo en que esa transustanciación tenga lugar este sábado, en la final de Copa contra un Barça con merecida etiqueta de favorito. Será la cuarta final del Real Madrid esta temporada y Mbappé anotó en las otras tres. Lo hizo en la Supercopa de Europa contra el Atalanta, en el que fue su debut de blanco; después en la Intercontinental ante el Pachuca; y finalmente en la Supercopa de España, aunque su tempranero tanto quedara en anécdota por el 2-5 con el que el Barça conquistó Yeda.

Kylian Mbappé posa con el trofeo de la Copa Intercontinental. / AP
Es, en fin, el señor de las finales de este Real Madrid. Pero eso no le basta a un madridismo que contaba con asaltar el cielo tras consumar su largamente anhelada contratación. Ya sin la Champions en el menú, con LaLiga muy difícil a expensas de ese clásico del 11 de mayo en Montjuïc, ganarle la final de Copa al Barça se ha convertido en el mínimo exigible para que el curso no resulta decepcionante.
Casi un mes sin marcar
La ilusión, al menos en lo relativo a Mbappé, tiene que ver más con la jerarquía del futbolista que con su rendimiento en las últimas semanas. El último de sus 33 goles del curso lo marcó hace ya casi un mes, en la victoria liguera contra el Leganés (anotó dos). Un parón productivo inesperado tras un invierno portentoso, sumando 19 goles entre enero, febrero y marzo, anunciando un presunto despegue que se ha frenado en seco.

La durísima entrada de Mbappé a Antonio Blanco en el Alavés-Real Madrid. / ADRIAN RUIZ HIERRO / EFE
Un apagón anotador que se ha sumado a la lesión de tobillo que no debería apartarle de la titularidad este sábado y al cruce de cables que propició su expulsión contra el Alavés. Sorprendió en el club la salvaje acción contra Antonio Blanco, en la que pudo provocar una grave lesión al excanterano blanco. Síntoma quizá de que las cosas no le están saliendo como esperaba. Este sábado tiene la oportunidad de revertir ese destino. Es su hora de la verdad.
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