LAS REACCIONES
Míchel: "Es el momento más complicado desde que estoy en el Girona"
La crónica: El miedo condena al Girona cuando tenía el partido ganado

Míchel, el técnico del Girona, en Butarque durante el partido con el Leganés. / Afp


Joan Domènech
Joan DomènechPeriodista
Periodista. Título de Entrenador de fútbol nivel A. Deportista vocacional. Tras retirarme como futbolista, empecé a trabajar en Mundo Deportivo (12 años, 1988-2000). He asistido a cuatro Mundiales y cuatro Eurocopas. Coautor de varios libros. Miembro del colectivo ‘Periodistes Solidaris’ y 'Amics de Johan'.
Cuando perdió el balón Danjuma, justo a la altura del banquillo del Girona en Butarque, Míchel Sánchez se puso a gritar. Intuía lo que vendría después. Un ataque ordenado del Leganés que hizo recular a su equipo de tal manera que Munir, sin nadie a su alrededor, remató a placer junto al punto de penalti para firmar el 1-1 (m. 92) y abatir emocional y futbolísticamente a su equipo. Se derrumbaba el Girona en el peor momento, a poco del final, sin tiempo luego para reaccionar a semejante mazazo.
Desaparecieron las vacas sagradas de la plantilla (fueron sustituidos Portu, Stuani y Yangel Herrera) y el Girona se desplomó, sin saber gestionar el partido con las posesiones que tanto le caracterizaban. Al contrario, fue cediendo metros hasta que quedó encerrado en el área y Munir encontró una rendija entre las piernas rojiblancas para colar el balón.

David Lopez busca un compañero. / AFP7 vía Europa Press / AFP7 vía Europa Press
“Es un golpe duro, la expulsión nos daba mucho aire. Perder estos dos puntos nos duele mucho”, admitía David López, uno de los capitanes del equipo, quien reconoció que todos sus compañeros “estarán jodidos” aunque luego quiso lanzar un mensaje de tímido optimismo. "Es un momento muy duro, quedan cinco jornadas, 15 puntos. Tenemos que darle la vuelta, controlar estos pequeños detalles y no rendirnos”, añadió.
Momento de bajón
Y nadie se rendirá. "Ahora estoy en un momento de bajón, como no puede ser de otra forma. Pero tendré tiempo de levantarme, como se levantarán los jugadores. Es mi momento de mayor sufrimiento en el Girona, el momento más complicado desde que estoy en el Girona", confesaba Míchel, que al mismo tiempo anunciaba que el equipo superará el enésimo disgusto de la temporada.
Todas las miradas convergían en Danjuma, pero Mïchel renunció a señalar específicamente al delantero. El problema era global. “Esta jugada no debía pasar. Es fútbol, ya lo sé, pero hay cosas que no han de pasar. Y ha pasado", repetía el técnico. "A este equipo le pasa ahora todo lo que es malo”, apuntilló.

Míchel Sánchez, en un pasaje del partido. / AFP7 vía Europa Press / AFP7 vía Europa Press
Lo que no debía pasar era esa última jugada. No sólo la pérdida de Danjuma, sino la organización defensiva. "Hemos hecho mil veces cómo posicionarnos en el área, que nos hemos de situar en alturas diferentes", lamentaba el técnico. Tenía más reproches. "Los últimos 25 minutos no han sido buenos, hemos controlado la pelota pero no hemos mirado hacia adelante, hemos dejado de mirar la portería", explicó. Hasta que se produjo el empate. Fueron dos ocasiones desesperadas.
"Los últimos 25 minutos no han sido buenos, hemos controlado la pelota pero no hemos mirado hacia adelante, hemos dejado de mirar la portería"

Portu celebra el gol de Stuani que sirvió con un centro. / AFP7 vía Europa Press / AFP7 vía Europa Press
Jugadores con alma
Faltaban para entonces los tipos más afilados del equipo. Los veteranos. “En estos partidos necesitas jugar con alma. No hice cambios rápidos porque necesitaba gente en el campo con esta alma. Stuani y Portu me han dicho que no podían más. Miguel, lo mismo. Es un partido donde el equipo se jugaba mucho", argumentó Mïchel, que esperó hasta el minuto 77 para iniciar las cinco sustituciones. Las de Portu y Arthur primero; las de Stuani después (m. 82); las de Miguel y Yangel, a continuación (m. 86).
"Los partidos no se acaban nunca, los tienes que cerrar tú", decía Míchel. El Girona no los cerró y permitió que el partido "se descontrolara". El Leganés estaba en una situación agónica, pero no dejó de luchar y de apretar, apurando sus opciones. "Te puede hacer gol porque ellos tienen esa capacidad con Raba, Juan Cruz... ¡Pero esa jugada no nos puede pasar!", repetía Míchel, que no estaba nada contento con el punto porque el Girona ganaba por 0-1 y el Leganés jugaba con diez.

Borja Jiménez habla con sus jugadores mientras un jugador del Girona se desploma tras recibir un golpe. / Fernando Villar / EFE
Seguir en el Girona
Ahora el entrenador y el vestuario deberán rumiar el resultado hasta el lunes, día en que el Girona cerrará la jornada con el Mallorca. El dolor se instalará durante días en el vestuario de La Vinya. Míchel procurará que sean horas. "Preferiría jugar lo más rápido posible", confesó, antes de asegurar que el equipo superará la situación. Él, por su parte, no teme que corra peligro su cargo. Ni tampoco piensa renunciar.
“Por mi parte sí quiero seguir, quiero estar en el Girona el año que viene. Tengo contrato. Ojalá siga mucho tiempo en el Girona, es un club que ha creído mucho en mí y me ha dado mucha confianza", concluyó el técnico madrileño.
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