Andá p'allá, bobo

Este Barça es el nuevo Real Madrid

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas / ·

Emilio Pérez de Rozas

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Podríamos coincidir ¿verdad? en que Antoni Bassas es el retrato perfecto del culé de toda la vida. Ya me entienden, siempre comprensivo con las situaciones que vive el club, amante, sobre todo, del buen fútbol y capaz de justificar cualquier situación desesperada con el argumento tan culé (y laportista) de que Madrid nos quiere mal, muy mal.

El otro día, después del desastre, bueno, no tan desastre, de Dortmund, Bassas apareció, como suele ser habitual, en Catalunya Ràdio con Frederic Vincent, para afirmar, con la boca pequeña, que no había padecido, que no había temido por la eliminatoria. “Bueno, un poquito, pero no mucho, pues aprecio mucho la dificultad que supone llegar, seis años después, a las semifinales de la Champions”.

Pero este culé de toda la vida lo que sí afirmó en la charla es lo que muchísimos barcelonistas, socios, abonados y aficionados piensan y van contando a sus amigos, muchos de ellos atónitos al escuchar la reflexión. La reflexión en cuestión, repito, que a mí me han trasladado un montón de amiguetes, es que si la temporada se acaba aquí, hoy mismo, es decir, sin ganar ni uno solo de los títulos que hay en juego (Liga, Champions y Copa), no pasa nada. Todos ellos han disfrutado tanto, tanto, el viaje, que no importa.

Barcelona   19.04.2025.  Deportes.    Raphinha felicitado por Hansi Flick al finalizar el partido de liga entre el FC Barcelona y el Celta. Fotografía de Jordi Cotrina

Hansi Flick le agradece a Raphinha su gol de penalti, más allá del 90. / JORDI COTRINA / EPC

“Ya se puede decir que hemos hecho una grandísima temporada. Dónde hay que firmar: yo firmo. Primer año, entrenador nuevo, peleando por Liga, Champions y Copa hasta el final, qué más podemos pedir. El viaje continúa siendo muy bonito, con un equipo joven, nuevo, peleón, con ganas y mucho trabajo”, contaba Bassas. “Es un viaje tan fantástico, tan fantástico, como para decir, ya está, dejémoslo aquí. Repito, yo ya aceptaría no ganar ningún titulo”.

Es el último grito culé. Claro que otros, especialmente, supongo, la directiva y el vestuario quieren más, mucho más, lo quieren todo, quieren el triplete. Y llegado el tiempo del triplete, aparece el Barça más suertudo y competitivo, sí, peleón, pero suertudo de todo el año. El que gana en Leganés con un autogol, el que casi es goleado en Dortmund y el que remonta un 1-3, frente al Celta, cuando parecía que se le empezaba a ir la Liga, repito como en Butarque.

El Barça sobrevive en Liga y Champions tras disputar tres de sus peores partidos de la temporada, al ganar en Leganés con un autogol, sobrevivir en Dortmund y remontar 'a lo Real Madrid' frente al Celta.

No tiene pinta, no, que este equipo defienda la teoría, insisto, extendida entre muchos culés, de que ya tienen suficiente con que Hansi Flick les ha devuelto la ilusión y el orgullo de ser culés. Porque todos ellos, especialmente los profesionales, saben que el único trabajo que cuenta, en el fútbol, en el deporte de alto nivel, es el que se refrenda con títulos y ellos tienen los tres grandes, el triplete, a su alcance.

Y si se tienen que disfrazar, más a menudo de lo que quisieran, clonar, en el más puro estilo del Real Madrid, que gana con autogol en el tiempo añadido o con penalti VAR más allá del 90, como este sábado, en Montjuïc, pues lo hace con la naturalidad que lo hacen los merengues que, encima, fardan de que ellos son los únicos capaces de preparar y lograr esas gestas.

Bueno, pues ya ven, los únicos no son. Este Barça, que en los tres últimos partidos ha sobrevivido con un libreto que, desde luego, no es el suyo o no su mejor apuesta, ha tenido la suerte de que Iñigo Martínez, de nuevo, ante Durán, como lo hizo en Dortmund, salvó a su equipo de algo más que una derrota. Por no hablar del cabezazo de Mingueza a las nubes cuando era gol, gol.

Lamine Yamal felicita a Raphinha tras marcar este de penalti el 4-3 del Barça al Celta en Montjuïc.

Lamine Yamal felicita a Raphinha tras marcar este de penalti el 4-3 del Barça al Celta en Montjuïc. / Jordi Cotrina

Vestirse del Real Madrid, del Real Madrid auténtico, no del que hizo el ridículo ante el Arsenal por partida doble, tiene todavía más morbo, sobre todo si eso sirve para derrotar al campeón de campeón en el ‘sprint’ final de una temporada en la que el Barça de Flick se puede coronar a lo grande, a lo bestia, a lo inmenso conquistando el triplete, que, con la llegada de Kylian Mbappé, parecía destinado a los de la capital de España.

Cuando se acercan los títulos no parece importar mucho qué fútbol se juega e, incluso, cómo se ganan o remontan los partidos. Esa, señores, es una lección que el Real Madrid de siempre le ha ofrecido al mundo del fútbol y que, ahora, miren por dónde le sienta como anillo al dedo al Barça de Flick, que hace tres partidos que no maravilla a nadie, aunque salga de triunfar de Leganés, Dortmund y Montjuïc.

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