Opinión | Barraca y tangana
El viejo truco todavía funciona, por Enrique Ballester

Antonio Rudiger y Jude Bellingham agaradecen el apoyo a los hinchas del Real Madrid desplazados a Londres en el partido de ida de Champions ante el Arsenal. / AFP7
Leí en este periódico que en Asturias van a matar 53 lobos. Para controlar la población y todo eso. Enseguida pensé en el lobo número 54. Estaría nervioso, a la espera de noticias, el lobo número 54. Creo que dijo ‘yuuuju’, al enterarse, el número 54. Hizo un bailecito de TikTok, como los futbolistas, para celebrarlo. ‘Está to pagao’, añadió, y dio una vuelta con las lobas por la salvaje noche asturiana. Fue el mejor día de la vida del lobo 54. Me comentan que no pudo reprimirse y regaló algún corte de mangas al chulito del lobo 53, de paso.
Pero ojo. Se lo conté a mi amigo Javier y ahora dudo de la verdadera suerte del lobo número 54. Porque Javier me dijo que quizá eso de los lobos funcione como las mesas electorales, y aún no pueda respirar tranquilo del todo el señor lobo 54. Puede surgir algún fallo burocrático que modifique el listado. Puede ser que no localicen al lobo 23, por lo que sea, a última hora. Puede ser que llegue el día y no se presente el lobo 17, pase el turno y le toque morir al suplente, al pobre lobo 54.
Porque no puedes dar nada por seguro hasta que haya pasado, seas el Arsenal o el lobo 54. Y menos, en la Champions.
Desde que el Arsenal abrochó el 3-0 en el partido de ida, estoy pensando cómo puede el Real Madrid salir de esta. Lo fácil sería recurrir a la clásica remontada: un gol en el primer minuto y otro en el último, un tercero en el 97’ y el cuarto en la prórroga, como si nada. Pero este año vaticino innovación en la machada.
Este año va tomando fuerza (en mi cabeza, dónde si no) una maniobra alternativa que puede salvar al Madrid de la eliminación en cuartos. Quizá sea un poco enrevesada, pero en mi cerebro encaja. Dentro de unas horas y en un giro inesperado de los acontecimientos, el Madrid apoyará la teoría de la conspiración en el penalti de Julián Álvarez. No sé todavía cómo, pero la UEFA resolverá que no hubo dos toques y ordenará repetir el partido con el Atlético, el de la vuelta de los octavos.
En consecuencia, la derrota posterior contra el Arsenal también quedaría anulada. El Madrid volvería a eliminar al Atleti y entonces regresaría a Londres con la lección estudiada.
El síndrome lobo número 54. Tanta pasión para nada.
De momento es solo una conjetura que no cabe confundir con una certeza. Además, en esta ocasión, el Madrid tiene enfrente a otros grandes estrategas. Cómo explicar si no los dos goles de Declan Rice. Àlex de Llano comentó que el jugador del Arsenal llevaba 338 partidos (toda su carrera) sin marcar un gol de falta, y contra el Madrid decidió marcar así dos golazos de forma inesperada. Me gusta pensar que Declan Rice estuvo tirando mal a propósito durante años para dar la sorpresa en el instante adecuado.
Quizá Rice lo vio en El buscavidas, que hace algo así con el billar. O en 'Vaya par de idiotas', otra obra maestra, donde replican la jugada con los bolos. O en 'El príncipe de Bel Air', que también pasa. El viejo truco todavía funciona.
Durante décadas, en mi equipo he visto a un montón de jugadores que me hicieron dudar con esto, pero casi siempre se quedaron a medias, en la parte de parecer malos. Por desgracia.
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