Laporta y sus amigos entierran, definitivamente, al 'més que un club'

Parece mentira que una junta directiva, integrada por familiares, amigos, conocidos, colegas, se haya mostrado tan indiferente, tan distante, tan ausente, al tremendo dolor que está padeciendo la ‘gent blaugrana’ que, de pronto, ha perdido una parte de una de las familias más carismáticas, más destacadas, más importantes y decisivas de sus 125 años de historia.

Todo el mundo sabe, menos Joan Laporta y su indiferente junta directiva que, en el tremendo accidente de un helicóptero turístico de Nueva York, la familia que perdió la vida estaba integrada por el cuñado, la hermana y tres sobrinos de Joan Camprubí Montal, cabeza visible de ‘Som un clam’, grupo opositor a la actual junta directiva.

Pero no solo eso, Mercè Camprubí Montal era nieta y bisnieta de presidentes. Nieta de Agustí Montal i Costa, que dirigió el club de 1969 hasta 1977, que fue quien fichó a Johan Cruyff y cambió parte de la historia del Barça. Y bisnieta de Agustí Montal y Golobart, presidente de 1946 a 1952, que compró y pudo quedarse con los actuales terrenos donde se ubica el Camp Nou y, sin embargo, se los donó al club de sus amores. Para muchos culés ha sido el mejor presidente de toda la historia.

Eso, al Barça actual, perdón al presidente y a la directiva actual, les trae sin cuidado. Mientras se producían todo tipo de condolencias y el mundo, desde Donald Trump hasta Salvador Illa, pasando por Pedro Sánchez, expresaban su dolor y trataba de consolar a la familia barcelonista que ha vivido esta tremenda y dolorosísima pérdida, Laporta y su directiva preparaban la final de la Copa del Rey, en Sevilla, y el único comunicado que hacían era para denunciar que habían detectado reventas ilegales de entradas para aquel evento.

Es posible, muy posible, que a las muchas barbaridades, excentricidades, alcaldadas y tejemanejes ocultos que ha realizado, que realiza, a diario Laporta y su equipo habitual, debamos añadir su silencio frente a una desgracia que, como poco, merecía, de inmediato, una nota, no solo de condolencia, unas líneas para compartir el dolor de la familia Camprubí Montal, sino haber demostrado predisposición total para ayudarles en todo lo que necesitaran, porque si alguien ha formado y forma parte de la historia culé es esa familia, entre muchas otras, sí, pero la que, ahora, está envuelta en el dolor, son ellos y se merecen, repito, como poco, diez líneas sentidas, auténticas, verdaderas de la gente que preside el club.

Desde Donald Trump a Salvador Illa, pasando por Pedro Sánchez, el mundo entero ha mostrado su cariño y condolencias a la familia Camprubí Montal, que forma parte de la historia del FC Barcelona. Menos Joan Laporta y su directiva.

Pero, una vez más, la gente que preside el club en estos momentos hace ya mucho tiempo que se ha olvidado de dirigirlo bajo el signo y distintivo más hermoso e insustituible de la entidad azulgrana, cuyo principal mandamiento no es ganar sino comportarse, ser, ‘més que un club’. Ganar, gana cualquiera. Ser más que un club es otra cosa, es estar al lado de los que sufren, sean o no los tuyos. Y, en este caso lo son, desde hace muchas, muchas, décadas.

PD. Es posible, muy posible, que la vicepresidenta Elena Fort haya sentido vergüenza ajena por el comportamiento de su club y por eso ha publicado un tuit, a título personal, con una "abraçada sentida a la familia Montal en aquests terribles moments".

Suscríbete para seguir leyendo