GOLF
Ángel Cabrera, de pasar 32 meses en la cárcel por violencia de género a competir en el Masters de Augusta
Masters de Augusta: cómo Rahm ha superado sus angustias y Scheffler, el número 1, una lesión seria por culpa de unos raviolis

El argentino Ángel Cabrera, durante un entrenamiento en el campo de Augusta, el martes. / HARRY HOW / Getty Images via AFP


Albert Guasch
Albert GuaschPeriodista
Ángel Cabrera protagoniza una de esas historias de superación, hundimiento y busca de redención que de vez en cuando ofrece el deporte de élite. El argentino, ahora de 55 años, ha retornado esta semana al verde de Augusta después de pasar 32 meses en tres cárceles entre Brasil y Argentina. Fue acusado de violencia de género por dos exparejas y desobediencia a la autoridad. Un historial cargado de alcohol, conducta violenta, lesiones y amenazas que pusieron pausa a su carrera profesional en el golf y a su vida en general.
Cabrera, apodado El Pato por sus andares, estuvo el martes en la tradicional cena de campeones que se celebra en el campo de Georgia. Cabrera hizo cumbre en el 2009 con su victoria, el segundo ‘major’ de su carrera (el primero fue el Open de EEUU en 2007), primer latinoamericano en conseguirlo, y por ello, como exganador, tiene derecho de por vida a una invitación al legendario torneo, que empieza este jueves. “Me lo gané, ¿por qué no voy a poder jugar?”, dijo esta semana ante las críticas por su participación.

Ángel Cabrera, en un entrenamiento antes del inicio del Masters de Augusta. / Mike Blake / REUTERS
El golfista ha buscado la discreción, aunque tampoco ha rehuido su pasado. En el 2013 rozó su segunda chaqueta verde. Se le escapó por poco. Y a partir de entonces empezó a despeñarse por una vida jalonada de malas decisiones, malas compañías y pésima actitud.
Explicó a ‘Golf Digest’ que sufrió una persistente lesión en el hombro que le impidió jugar como quería. Le costó competir con los más jóvenes. Fue perdiendo interés y volvió a su Córdoba natal, de cuyas calles le había salvado el golf a los 11 años, cuando empezó a trabajar en el club local tras dejar el colegio y correr el riesgo de pasarse la vida entre peleas.
En Córdoba, dijo, “me junté con la gente equivocada”. Se distanció del entorno de su deporte favorito, cayó en el alcoholismo, “me había vuelto muy egocéntrico”, maltrató a personas de su entorno directo, entre ellas dos de sus parejas. Un desmoronamiento personal total. “No tenía por qué ir en esa dirección, pero lo hice. Por eso me siento tan mal. Todo esto me lo hice yo mismo”.
Durante el juicio reconoció sus errores y pidió disculpas a sus exparejas. A una le llegó a lanzar un móvil a la cabeza. Le condenaron por “causar lesiones leves” e “intimidación en un contexto de violencia de género”. Encima tuvo la ocurrencia de marcharse de Argentina cuando no podía salir del país. En Brasil fue capturado y encarcelado. Entre rejas se sumergió en un periodo de introspección que enlaza con el presente, cuando mira atrás y maldice sus malas decisiones.
"Cometí graves errores"
“Estoy arrepentido y avergonzado. Cometí graves errores. Me negué a escuchar a nadie e hice lo que quise, como quise y cuando quise. Eso estuvo mal. Le pido perdón a Micaela. Le pido perdón a Celia (sus exparejas). Tuvieron la mala suerte de cruzarse conmigo en mi peor momento. No era el diablo, pero hice cosas malas”, ha confesado.
"Me arrepiento de todo lo que hice mal en el pasado", ha insistido. "También me frustra haber dejado pasar años muy importantes de mi vida. Es una de las peores cosas que le puede pasar a un ser humano, no tener libertad. La falta de libertad es algo realmente difícil, realmente duro. Y, por otro lado, puedo decir que lo más importante que siento ahora mismo es la segunda oportunidad, la oportunidad de volver al buen camino".

Cabrera, entrenando en el campo de Augusta esta semana. / Mike Segar / REUTERS
Al salir de la cárcel, en abril de 2023, probó sin mucha fe de reengancharse al golf. Para su sorpresa, las bolas volaban a su gusto, se sintió cómodo con sus golpes. Intentó jugar en el Masters del año pasado, pero problemas con el visado de EEUU se lo impidieron. En este ha logrado regularizar su permiso y aquí está, trabajando en su segunda oportunidad, en un torneo que no disputaba desde el 2019.
Como preámbulo, el fin de semana pasado ganó un campeonato de la PGA para golfistas de mayores de 55 años en Boca Ratón (Florida) y le ha animado a proseguir su carrera. En Augusta ha entrenado al alba, por discreción, para encontrarse con menos gente. Y el martes, en la cena tradicional, volvió a ponerse la chaqueta verde junto a todos los excampeones, algunos de los cuales le ayudaron en sus momentos de desplome. Este jueves volverá a competir contra los mejores jugadores del momento. Para él, un gran momento en su camino hacia la redención personal y profesional.
- Barcelona- Real Madrid: última hora del clásico, hora, alineaciones y bajas, en directo
- Lamine Yamal, el fenómeno que desborda las precauciones: independizado, chófer del club y una amistad con Morad
- Los audios de la discordia del clásico: un 'menos mal' se cuela en la sala del VAR antes de anular un gol al Barça
- Un Barcelona salvaje sepulta al Madrid y abre una nueva era
- Travis Scott enloquece en Montjuïc con la remontada y el triunfo del Barça ante el Madrid: 'Madridista qui no boti
- Inzaghi, sobre Lamine Yamal: 'Lo que me impactó de él en directo es su velocidad de pensamiento
- La contracrónica del clásico: la peligrosa (y maravillosa) adicción a las remontadas
- Así arruinó y destruyó Flick al Madrid y se llevó por delante a Ancelotti: 4-0 y 16-7