CHAMPIONS: ARSENAL-REAL MADRID (3-0)
El Arsenal ridiculiza al Real Madrid y Rice destroza su mandíbula de cristal
Los londinenses marcaron tres goles en 17 minutos después de que Mbappé desperdiciase un mano a mano clamoroso ante David Raya con empata a cero
Lamentable partido de Vinicius y Rodrygo, mientras Courtois evitaba varios goles cantados que habrían convertido el resultado en escandaloso

Declan Rice golpea la falta que supuso el gol del Arsenal en el partido ante el Real Madrid de Champions en el Emirates Stadium / Frank Augstein / AP


Fermín de la Calle
Fermín de la CallePeriodista
Licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca (1994-1999), acumula más de dos décadas de experiencia en medios como el diario AS, Eurosport, El Confidencial, El Periódico, Jot Down y Esquire. En la actualidad es el especialista de El Periódico en la información del Real Madrid, el Atlético de Madrid y la selección española de fútbol, además de ser uno de los especialistas con más experiencia en España en rugby, deporte que sigue practicando. Ha cubierto todo tipo de grandes eventos (Juegos Olímpicos, Mundiales y Eurocopas de fútbol, Copa América de fútbol, América's Cup de vela, Mundiales de rugby...). Para Prensa Ibérica y El Periódico ha realizado la cobertura de la última Eurocopa que ganó España en Alemania y la Champions que conquistó el Real Madrid en Wembley.
Dos latigazos majestuosos de Declan Rice (que no había marcado un gol de falta en los 339 partidos que había jugado) y un zurdazo de Merino enterraron a un Real Madrid mediocre en Londres. La noche que los jugadores decidieron aportar compromiso colectivo, sacrificio y actitud, les falló lo que extrañamente nunca les falla, el talento para desequilibrar arriba. Cuando juegas con fuego... La mandíbula de cristal de los blancos, vestidos de un gris que presagiaba lo que vendría, convirtió un choque cómodo hasta la hora de partido en una hecatombe difícil de remontar en el Bernabéu. Y probablemente en el epílogo de Carlo Ancelotti como técnico blanco.
Ancelotti dirige desde el cadalso
Hay pocas tesituras más ingratas que la de Ancelotti, lastrado por las lesiones, la indolencia y el hartazgo de sus futbolistas, y cuestionado por la grada y los despachos. Así se plantó en Londres encomendándose a un once con Alaba, que el último partido que jugó de lateral en Inglaterra terminó señalado por Klopp ("Si no hubiera salido Nacho (por Alaba) habríamos ganado"). Y con un doble pivote con Modric y Camavinga, pareja titular en tres partidos de los 51 de este curso: la derrota en Liverpool, el empate en Pamplona y el triunfo gris ante el Leganés. Y aún así, era probablemente el once más equilibrado que podía sacar. Defendía el Madrid con un Valverde enfurruñado (por ser lateral), un Asencio agotado, un Rudiger renqueante y un Alaba oxidado en cuyo carril volcó el Arsenal todo su juego. Los de Arteta atacaban con 'llegadores', sin delanteros posicionales, obligando a Modric y a Camavinga a sumarse. A los 14 minutos el bosnio Peljto, y el VAR, obviaron una mano de Asencio de esas que en la Liga son penalti. Pero Europa es Europa. Jueguen, jueguen...
El Madrid se mostró más robusto con el paso de los minutos y avisó con dos contras de Vini, pésimo partido el suyo, y Mbappé. Y a la media hora Bellingham puso a Kylian ante Raya. El francés ha venido para coronar estos partidos y marcar estos goles, pero tiró al muñeco. La primera parte acabó con una doble parada de Courtois y la sensación de que al Madrid le fallaba el estoque.
Tres goles en 17 minutos
Otro pase de primeras de Jude al inicio de la segunda parte puso a Mbappé en el área pequeña, pero estaba esquinado. Ante el llamativo naufragio de Vinicius, el cable a tierra del francés era Bellingham. Los de Ancelotti parecían haber enfriado la caldera londinense, hasta que en el minuto 57, cuando más plácido parecía el encuentro, llegó una falta fuera del área. Declan Rice atornilló una comba al palo de Courtois, que la vio pasar porque pareció faltar un hombre en la barrera y Valverde se volvió hacia adentro. El Real Madrid perdía porque sus básicos, la portería y el 9, no mostraban la excelencia acostumbrada en los momentos en los que suelen decidir los partidos.
Se creció el Arsenal, alentado por su animosa hinchada, y convirtió el ida y vuelta en un asedio. Los de Arteta manoteaban a un Madrid mediocre cuando se produjo otra falta al borde del área y se reprodujo la secuencia. Rice soltó otro zapatazo con rosca en el que Rodrygo se escondió y Courtois la volvió a ver pasar. Dos balones parados (la pizarra de Nicolas Jover), dos goles. Aún se relamían las heridas los de Ancelotti cuando Merino colocaba el tercero llegando al espacio. Derrota durísima de un Madrid sin alma y sin agresividad, toda la que le sobra al Arsenal de Arteta.
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