Carrascazos

Había una vez..., por Lluís Carrasco

Joan Laporta y su equipo.

Joan Laporta y su equipo. / EL PERIÓDICO

Lluís Carrasco

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Si el viernes, en el diario SPORT, mostraba mi enorme sorpresa ante el evidente ruido electoral que se empieza a mascar, el episodio vivido en el programa Onze, esa misma noche, vino a refrendar de manera elocuente y un tanto cómica, esa evidencia.

Antes de empezar la tertulia, Enric Masip, asesor de Joan Laporta, respondía a Marc Cornet algunas preguntas sobre la actualidad azulgrana. Lo dije en directo y lo repito: Enric tiene seguridad y desparpajo, y estuvo expresivo, firme y, para los partidarios del presidente, convencido y convincente. También apunté de manera constructiva, que, siguiendo un principio básico de la comunicación asertiva, habría sido efectiva alguna autocrítica a la gestión actual.

El motivo para hacerlo es estratégico: si de la gestión actual se ponen sobre la mesa diez temas y aceptas errores o equivocaciones en dos o tres, automáticamente, no sólo te ganas la confianza del oyente, sino que alcanzas la credibilidad absoluta en todos los aspectos positivos expuestos. Si, por el contrario, defiendes la excelencia en todo, sin equívocos ni errores, pones, sin querer, un halo de duda o recelo en la totalidad del discurso. Mi comentario no era una crítica en sí, sino un apunte de alguien que se dedica a la comunicación, y ¡qué disgusto descubrir que, posteriormente, y por comentarios efectuados a colegas comunes, Enric Masip no llegó a entender el sentido de mi intervención, y se lo ha tomado todo peor que mal…!

Detrás de esta anécdota, que no es más que eso, la pregunta del día invitaba a descubrir si Laporta debía presentarse a la reelección. ¡Y explotó toda la maquinaria del programa! Si un día normal votan entre 1.300 y 1.800 espectadores, el viernes llegaron, en bandadas, más de 15.000 votos, y aquí existen dos alternativas: O el público enloqueció, o lamentablemente no era “público” quién votaba. Demasiada tensión, demasiados nervios, demasiada pugna a tantos meses de escoger el modelo de futuro. ¿Y si nos centramos en el presente? Es precioso, y el soci lo agradecerá.