RUGBY

El futuro del rugby 7: Series con 8 selecciones, adiós al Mundial, baja la asistencia, cae el interés corporativo y mediático...

Las Series Mundiales, con unas pérdidas que rondan los 24 millones al año, se reducirán quedando en la estacada los países en desarrollo mientras la disciplina pierde interés y audiencia

El español Eduardo López pelea un saque en un partido con Uruguay en las Series de rugby 7 en Hong Kong

El español Eduardo López pelea un saque en un partido con Uruguay en las Series de rugby 7 en Hong Kong / JEROME FAVRE / EFE

Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

Madrid
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El pasado mes de enero había informaciones que tasaban las pérdidas del circuito mundial de rugby 7 en una cantidad que oscilaba entre 33 y 55 millones de dólares desde que se centralizó la gestión por parte de World Rugby en 2023. Desde Inglaterra apuntan que la deuda asciende hasta los 24 millones de euros anuales.

8,5 millones de gastos anuales

Independientemente de la fuente consultada, el resultado era igual de ruinoso. Detrás de ello se esconde un modelo de negocio alejado de la rentabilidad que soporta unos costes fijos mínimos que rondan los 8,5 millones de libras tras equiparar los equipos femeninos a los masculinos, para integrar a un total de 24 selecciones. Equipos que compiten durante dos días desde temprano hasta bien entrada la tarde, con horarios a veces incómodos para el público y un aforo que extrañamente cuelga el 'sold out' en todas las sedes. Además, la expectación por ver los partidos del femenino baja mucho, vaciándose las gradas salvo si están sobre el césped Nueva Zelanda, Australia, Francia o Estados Unidos. El resto, tan duro como real, no tiene tirón.

A la disminución de la asistencia y el desplome del interés corporativo y mediático, se suma el incremento de costes asociados como los billetes de viaje o el aumento sustancial de los cuerpos técnicos de las selecciones. Y sin olvidar la gran cantidad de habitaciones necesarias para alojar a los deportistas se suman las ocupadas por el personal de World Rugby, que ha incrementado en una proporción llamativa su número desde que World Rugby se ha hecho cargo de la organización y explotación de las Series Mundiales. Todos alojados en lujosos hoteles que en algunos casos se antojan un despilfarro prescindible para acomodarlos en sitios más asumibles.

Ante este panorama se anunció en marzo, mientras los equipos del segundo escalón competían por el ascenso en Ciudad del Cabo, que las selecciones que participan en la Challenger Series para ganarse el ascenso no tendrán acceso a las World Seven Series. Lo que confirmaba la reducción del circuito mundial a ocho selecciones mientras que los cuatro últimos de las Series descenderán. Todo apunta a que serán Uruguay, Kenya, Irlanda y Estados Unidos, uno de los equipos más seguidos, que están muy lejos de los 38 puntos que suma Gran Bretaña, que marca el límite de la salvación.

El problema es que no habrá eliminatorias de ascenso entre esas cuatro selecciones descendidas y las que queden primeras en la Challenger Series, que además de en Sudáfrica compiten en otra serie en Polonia. Las peores del circuito y las mejores del segundo escalón no tendrán opción de ganarse un puesto en las Series Mundiales. Se da por hecho que World Rugby respetará el apoyo financiero de las selecciones descendidas durante el primer año, pero eso generará una brecha con las que compitan contra ellas viniendo de abajo porque estas últimas no recibirán la misma ayuda financiera.

Se baraja que esa 2ª División más adelante pueda luchar por dos plazas de ascenso que se jugarían con la séptima y octava de las Series Mundiales del próximo año. Todo con el propósito de reducir los costes del circuito y hacer rentable un circuito, cosa que no se produce ahora. Algo que resulta llamativo porque históricamente la Serie Mundial que se jugaba en Hong Kong, donde las selecciones desafiantes se suman para jugarse una plaza de ascenso, reunía a más de 20 selecciones y generaba beneficios por más gastos que provocase el aumento de deportistas.

Recorte en las Series y adiós al Mundial

Hoy el circuito se reduce a siete torneos, seis más la final, con sedes en Dubai, Sudáfrica, Australia, Estados Unidos, Canadá, Hong Kong y Singapur. Han desaparecido del circuito escenarios clásicos como Nueva Zelanda, Londres o París. Desde 2022-23 Gran Bretaña participa como un solo equipo, formada por la fusión de Inglaterra, Escocia y Gales, que disolvieron sus selecciones de 7 para reducir gastos e invertirlos. Y resiste Irlanda, pero parece que será la siguiente en cerrar la persiana del 7 cuando se certifique su descenso al segundo escalón.

Y al fondo aparecen siempre los Juegos Olímpicos, el escenario más mediático para un rugby que cada vez mira con más escepticismo a esta disciplina del rugby 7 en la que muchos creyeron ver el modelo de futuro del rugby y se ha convertido en un formato que no termina de convencer a patrocinadores ni a aficionados. Especialmente desde que World Rugby asumía su explotación y organización, dejando de lado a los emprendedores privados que habían gestionado con éxito las Series Mundiales desde 1999. Y a eso se suma la desaparición del Mundial de rugby 7, otra puerta cerrada a las naciones pequeñas para asomarse a un gran escenario. El rugby 7 vive días inciertos con su futuro en el aire justo cuando la selección española atraviesa por su mejor momento, subida al podio de las potencias mundiales de la disciplina en tercera posición, a 14 puntos de Argentina y dos de Fiyi. 

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