CITA EN LA CARTUJA (26 ABRIL)

Barcelona - Real Madrid: octava final de Copa y tercer clásico de Flick para soñar con todo

La crónica: El Barça deja sin nada al Atlético y se cita con el Madrid en la final de Copa (0-1)

La contracrónica: Ferran Torres se monta una final para reinvidicarse

Las reacciones/es: Flick: "Soñar está permitido"

Las claves: Y Flick levantó un muro en el Metropolitano

Los jugadores del Barça festejan el pase a la final de Copa en el vestuario del Metropolitano.

Los jugadores del Barça festejan el pase a la final de Copa en el vestuario del Metropolitano. / FCBARCELONA

Marcos López

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Barcelona
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Acabado el partido, con el triunfo (0-1) y el pase a la final de la Copa del Rey, la segunda del curso, el Barça se metió en la piscina del vestuario del Metropolitano. Ya es tradición sumergirse en el agua para la plantilla azulgrana después de un 2025 espectacular en el que no ha perdido ni un solo partido en tres meses.

La victoria sobre el Atlético, al que dejó con las manos vacías, coloca al equipo de Hansi Flick ante otro clásico, el tercero de la temporada tras el 0-4 del Bernabéu y el 2-5 de Arabia, que le dio la Supercopa, el primer título para Flick. Tercer clásico del curso y octava final en la historia de la Copa entre los dos grandes del fútbol español. 

Tercero y penúltimo porque quedará el de la Liga en Montjuïc (11 mayo) abierta la posibilidad de que se repita en la final de la Champions (31 mayo en Múnich), algo nunca visto en la historia de la Copa de Europa. Y el Barça, levantado por Flick en tiempo récord desmontando todas las tesis sobre una compleja adaptación al 'universo Barça', exhibió, como recordó luego Szczcesny, "una madurez" necesaria para enfrentarse a todo.

"Mostramos madurez en el juego y cuando juegas partidos tan exigentes,, eso es muy importante", ha reconocido el portero polaco a Barça One en el que destacó el nuevo matiz que ha adquirido el equipo de Flick. "Hicimos un partido un poco más conservador en la segunda parte, pero creo que no permitimos ninguna ocasión clara de gol", ha añadido TEK.

Son ya 11 años sin un Barça-Madrid así en el segundo torneo más importante. Una eternidad. Desde 2014 en aquella carrera sin fin de Gareth Bale, a tan solo cinco minutos de que acabara el partido en Mestalla, que se llevó por delante a Marc Bartra no existen precedentes de un partido de esta dimensión.

Del 'Tata' a Hansi

Del ‘Tata’ Martino a Hansi Flick. Obviamente, de aquel Barça no queda nadie. Y de ese Madrid que fue campeón han desaparecido todos. Todos, menos Carlo Ancelotti, el único hilo que queda todavía vigente. Carletto estaba en Mestalla; Carletto estará también en La Cartuja.

Ferran Torres y Lamine Yamal celebran con Fermín el primer gol del Barça en el Metropolitano.

Ferran Torres y Lamine Yamal celebran con Fermín el primer gol del Barça en el Metropolitano. / Reuters

"Soñar está permitido", se atrevió a proclamar Flick, orgulloso de conquistar su segunda final en apenas ocho meses. En poco tiempo ha levantado un Barça pleno de matices, capaz de marcar 140 goles en 46 partidos y de eliminar al Atlético con la vieja receta ‘cholista’: 0-1 y Simeone desconfigurado después de sentir que era el técnico adecuado para abatir al Barça.

Así lo creía tras el 1-2 en Montjuïc. Así lo pensó con el 4-4 en la Copa, también en la montaña olímpica. Pero todo se torció con el 2-4 firmado por los azulgranas en la Liga, prólogo de la derrota en la semifinal, frustrante y descorazonador porque ni chutó a la portería de Szczesny.

La última Copa fue en 2021

Y tiene, además, el Barça de Flick el desafío de volver a ganar la Copa, algo que no ocurre desde 2021, recién llegado Joan Laporta a la presidencia. Estando aún Ronald Koeman en el banquillo, a quien ignoró tras el triunfo sobre el Athletic, y Messi en el campo.

Aplastando al Athletic (0-4) y llevando por última vez ese título al Museo azulgrana. Sobreviven Ter Stegen, De Jong y Pedri de aquel once inicial, manteniéndose Araujo e Iñaki Peña que eran suplentes.

Cuatro años más tarde regresa a una final tras tiempos turbulentos. Y lo hace fusionando, al mismo tiempo, diversos estilos. Atractivo e inconsciente estuvo en la ida cuando empezó perdiendo 0-2, se puso 4-2 y terminó 4-4. Profesional, serio y riguroso se le vio en la vuelta del Metropolitano, corrigiéndose sobre sí mismo.

Se corrigió manteniendo la portería a cero con tal autoridad que desnudó a un equipo que había invertido más de 100 millones de euros en dos delanteros: Julián Álvarez y Sörloth. Y teniendo, además, a Griezmann. Aunque sea, eso sí, la peor versión del delantero francés, apocado, triste y desaparecido.

Simeone, el entrenador del Atlético, se dispone a abrazarse con su colega del Barça, Hansi Flick, en el Metropolitano.

Simeone, el entrenador del Atlético, se dispone a abrazarse con su colega del Barça, Hansi Flick, en el Metropolitano. / Reuters /Juan Medina

Simeone estaba desesperado. Hasta cuatro veces cambió de plan táctico en la primera mitad superado por la idea inicial de Flick, que llevó a su equipo a firmar 10 tiros en 45 minutos, dos a portería, incluido el gol de Ferran. ¿Y el Atlético? Un tiro -cabezazo de Le Normand tras falta lateral- que se marchó fuera.

"Hemos demostrado que podemos jugar de diferentes maneras, ellos salieron mejor en la segunda parte porque nos faltó calma. Pero controlamos el partido de forma distinta", reconoció Jules Koundé, quien se acordaba de la locura de Lisboa donde el Barça encajó cuatro goles. O del caos vivido en los minutos finales de la ida recibiendo dos goles en el tramo final: Llorente (m. 84) y Sörloth (m. 90+3).

Portería a cero; cero tiros a puerta

“No es fácil dejar aquí la portería a cero”, recordó Flick. Y no le falta razón. Su Barça había sido incapaz de acabar los tres partidos previos con el Atlético sellando la casa de Szczesny. En el Metropolitano sí ocurrió, mientras Simeone daba vueltas y vueltas a la pizarra hasta que terminó en la basura. Ni un triple cambio en el descanso (Galán por Azpilicueta, Sörloth por Reinildo y Lenglet por Giuliano) le dio solución alguna. El plan ‘cholista’ era no tener plan.

Szczesny deja pasar el balón ante la presencia de Giuliano en la primera parte del Atlético-Barça en el Metropolitano.

Szczesny deja pasar el balón ante la presencia de Giuliano en la primera parte del Atlético-Barça en el Metropolitano. / Afp / Thomas Coex

El plan ‘flickiniano’, atrevido en el cambio de Lamine Yamal (quedaban tres minutos) y se exponía a perderlo en caso de prórroga, estaba muy bien definido, sin importarle refugiarse en el hogar del meta polaco dotando de altura (entró Araujo), orden (Eric García ejercía de medio centro mucho más posicional) y piernas para el tiempo añadido (Gerard Martín).

Ni agotó el alemán los cambios. Tres de los cuatro que realizó tenían un aire defensivo, tan solo alterado por el relevo de ‘nueves’: Lewandowski por Ferran Torres. Y así, en su victoria, otra más en este 2025. Lleva 18 triunfos y solo tres empates en tres meses que le permiten “soñar a todo”, como recordó el propio Flick.