El Tourmalet
La mochila a la espalda y a Pradell
Pradell, el coloso de la Volta

Tourmalet por Sergi López-Egea / EPC


Sergi López-Egea
Sergi López-EgeaPeriodista
Periodista especializado en ciclismo desde 1990. He seguido regularmente el Tour como enviado especial desde 1991 al igual que la Vuelta, varias ediciones del Giro, la Volta y Mundiales de la especialidad. Autor de los libros 'Locos por el Tour' (con Carlos Arribas y Gabriel Pernau, RBA), 'Cumbres de leyenda' (con Carlos Arribas, RBA y reedición en Cultura Ciclista), 'Cuentos del Tour', 'Cuentos del pelotón', 'Cuentos del equipo Cofidis' y 'El Tourmalet', todos ellos de Cultura Ciclista.
Cuentan quienes se mueven por la zona que hasta ahora la nieve dificultaba cualquier acceso a Pradell, sobre todo porque el mes de marzo se presentó con su cara más blanca después de un invierno seco. Las bicis, por lo tanto, se habían aparcado para que el puerto más difícil de la geografía catalana se reservase en exclusiva para la etapa reina de la Volta, este sábado entre Berga y el santuario de Santa Maria de Queralt.
Hace un año, Pradell presentó sus credenciales en la ronda catalana; o lo que es lo mismo, en la agenda mundial del ciclismo. La revuelta previa obligó a muchos ciclistas, sobre todo los que viven en Andorra -ya se supera de largo el centenar de residentes-, a desplazarse hasta el puerto, subirlo, sufrirlo y luego contárselo a los compañeros de equipo. Los que no pudieron ir confiaron en los directores deportivos que se acercaron con sus coches a la zona para ascenderlo en plan motorizado y anotar todos los detalles a fin de difundirlos como si de unos profesores se tratara.
Sufrir o disfrutar
Ahora los corredores, o lo conocen personalmente por la experiencia del año pasado, o ya les han explicado a todos que en Pradell se van a dar dos circunstancias distintas. El corredor sufrirá y el espectador disfrutará para que la estampa de la Volta se vuelva a asemejar a la del Tour. Hace un año se vivió la presencia más multitudinaria de público en muchas décadas y el ambiente poco tuvo que envidiar al que se observa cada mes de julio en las ascensiones de la Grande Boucle por los Pirineos.
Berga fue un espectáculo, jamás se había visto a tanta gente en una salida de la Volta, y una vez superado Vallcebre, cuando comienza el infierno, cuando las rampas alcanzar un desnivel del 18%, se formó un pasillo humano que se abría como una ola al paso de los ciclistas.
A madrugar
Este sábado no hay que dormirse si se quiere ir a Pradell para ver en directo el paso del pelotón, absolutamente fragmentado. Se recomienda madrugar. Minutos antes de las 3 de la tarde lo comenzarán a subir los primeros corredores para coronar hacia las 15.30 horas.
Hay que tener en cuenta que los horarios ciclistas siempre se ofrecen como previsión porque el paso depende del ritmo que impongan los corredores por lo que, al margen del cierre de carreteras, hay que acudir al puerto con mucha previsión por lo que lo recomendable sería que ya a las 10 de la mañana, mochila en la espalda aquellos que no se atrevan con la bici, se busque una buena ubicación en Pradell para no perderse un instante de la lucha, del combate entre los corredores de la Volta.
Un esfuerzo
Pradell, ciertamente, merece el esfuerzo; es sábado, un día prácticamente festivo para mucha gente. Será el sábado en el que Javier Guillén, director de la Vuelta, lo subirá por primera vez en competición. La idea de que la ronda española visite el puerto no está ni mucho menos desestimada hasta el punto de que figura como un proyecto entre los planes de la organización de la prueba.
La montaña de Pradell es arte puro, un nuevo museo del ciclismo, un escenario de altura que distingue a los escaladores del resto del pelotón y una cumbre que compite en dureza con las mejores del mundo, hasta el punto de que se puede considerar como la segunda más complicada de subir en bici por la geografía peninsular después del Angliru asturiano. Este sábado se vivirá (o sufrirá) la segunda experiencia por lo que merece la pena colocarse la mochila a la espalda y ser protagonistas de la historia del ciclismo catalán.
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