LA PROBLEMÁTICA
La invasión del Palau Blaugrana despierta a los culés de la indiferencia
Los aficionados del Partizan y del Zalgiris se hicieron notar en varios enclaves de la grada al comprar entradas que estaban libres y cuya venta no se puede restringir

Aficionados del Zalgiris en la grada reservada para los aficionados visitantes, el pasado viernes. / Valentí Enrich / SPO


Joan Domènech
Joan DomènechPeriodista
Periodista. Título de Entrenador de fútbol nivel A. Deportista vocacional. Tras retirarme como futbolista, empecé a trabajar en Mundo Deportivo (12 años, 1988-2000). He asistido a cuatro Mundiales y cuatro Eurocopas. Coautor de varios libros. Miembro del colectivo ‘Periodistes Solidaris’ y 'Amics de Johan'.
El abandono de la grada de los grupos de animación del Palau Blaugrana desveló un problema que anidaba en el viejo pabellón: los aficionados visitantes logran hacerse sentir y oír en la catedral azulgrana. La protesta puso de relieve un punto de desafección que interpela a la directiva, pero también a los seguidores barcelonistas: había cientos de entradas libres a la venta que no fueron adquiridas por culés.
La invasión del Palau en los dos últimos partidos de la Euroliga despierta a los culés de la indiferencia hacia el equipo, cuya pujante andadura era irregular hasta hace poco, y que ha afrontado dos citas cruciales que requerían el apoyo masivo de la hinchada. Sin embargo, lo relevante ha pasado a ser la notoria presencia de aficionados rivales.

Darío Brizuela anima a la hinchada del Palau tras clavar un triple al Zalgiris. / Valentí Enrich / SPO
Aviso y confirmación
Hubo un primer aviso en el partido frente al Partizan de Belgrado. Los aficionados serbios aparecieron esparcidos en varios enclaves de la grada y se dejaron notar. Algunos protagonizaron incidentes y se les reubicó de posición.
El detonante se produjo ante el Zalgiris Kaunas. De nuevo se observaron hinchas lituanos repartidos en distintas zonas del pabellón, al margen de las decenas que forman el grupo oficial de seguidores que adquieren las entradas a través del club visitante de turno y que se ubican en la grada superior del Palau, bajo las camisetas retiradas, en un espacio reservado.
Los grupos animación del Palau, apenas comenzado el segundo cuarto, se marcharon de sus asientos y retiraron pancartas y banderas. El abandono de la grada pretendía ser una señal de protesta por la evidente presencia de fans lituanos en varias zonas. Dos socios del Barça se plantaron ante el palco e increparon a los dirigentes azulgranas. Desde la esquina superior donde se ubican Sang Culé - Cor Català, Dracs 91 y PB Meritxell se hizo el silencio; el resto del Palau compensó la falta de cánticos para acallar a los bálticos.
El club elevará una consulta para que se puedan declarar partidos de alto riesgo en el baloncesto, pero es una competencia de la Comisión Estatal contra la violencia.
Apelación a la seguridad
"Lo que ha pasado en el Palau es inadmisible. Los aficionados del Zalgiris diseminados por todo el Palau han provocado una situación insostenible que algún día hará que pase algo grave. La seguridad de nuestros jugadores y aficionados tiene que ser prioridad absoluta", rezaba el comunicado emitido por Sang Culé - Cor Català, que añadía: "Exigimos al club que tome medidas inmediatas! No podemos permitir que situaciones así se repitan". El grupo justificaba su reclamación para que se preserve "un Palau seguro para todos".
El club tiene previsto, en aras de esa seguridad reclamada por los grupos, elevar una consulta a la Conselleria d'Interior de la Generalitat para que gestione la declaración de partidos de alto riesgo en el baloncesto. La competencia pertenece a la Comisión Estatal contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte. El dispositivo de seguridad en el Barça lo diseña su máximo responsable, Xavier Porcuna, excomisario de los Mossos d'Esquadra.

Aficionados del Zalgiris en la tribuna del Palau, unas filas más abajo del palco. / Valentí Enrich / SPO
Los abonados del baloncesto representan algo más del aforo del Palau y el resto de los asientos, más los que liberan en el 'Seient Lliure', pasan a la venta.
Medio Palau libre
El Palau Blaugrana tiene un aforo que supera las 7.000 localidades. Los abonados al baloncesto no alcanzan los 4.000 asientos. El resto de butacas están a la venta, más las que liberan los socios que no tienen previsto acudir a un determinado partido con el Seient Lliure.
El Barça, según la normativa existente, no puede limitar ni condicionar la compra libre de entradas. Preguntó al respecto, y la Euroliga, en particular, además, prohíbe esa práctica y cuenta con un inspector que supervisa la ausencia de restricciones de cualquier tipo. Si acceden al pabellón azulgrana los fans del rival de turno es porque los seguidores propios no han mostrado interés por adquirir entradas. De ahí que se infiera una dosis de desapego social. O cuyo precio sea considerado demasiado caro.
El club, por otro lado, no se plantea suprimir la venta. Podría darse el caso que el pabellón presentase un pobre aspecto de concurrencia, tal vez media entrada. Una imagen que la entidad no se puede permitir y que los propios jugadores no desean. Prefieren una cancha abarrotada, aunque adversa, antes que vacía. Más allá de que el Barça no puede renunciar a cualquier ingreso que obtenga que palíe el déficit de las secciones. Todas, menos el fútbol femenino.
La normativa impide que se pueda limitar ni condicionar la compra libre de entradas al gran público y la Euroliga, en particular, prohíbe esas restricciones en el básket.

Dos aficionados del Zalgiris a pie de pista, donde se radican las entradas más caras. / Valentí Enrich / SPO
Ruido inicial
Frente al Partizan, la pasada semana, solo hubo 170 socios del Barça que adquirieron entradas; el resto fueron aficionados que accedieron a la web de club. Algo más de 800 eran fans del serbio. Una cifra similar se detectó de seguidores del Zalgiris, más ruidosos en los aledaños del Palau y en los compases iniciales del partido, cuando su equipo vencía en el primer cuarto (16-20). Una persona, como mínimo, fue desalojada por miembros de seguridad. Los agentes de los Mossos no reportaron ninguna incidencia ni ninguna detención, según fuentes consultadas.
Los precios para el partido frente al Bayern Múnich, el próximo martes, oscilan entre los 14 euros y los 310 euros, se lee en la web del Barça. Precios para todos los públicos, entre las economías más precarias y quienes desean pagar por los máximos privilegios, entre ellos, el catering y la silla a pie de pista. Están al alcance de todos los aficionados azulgranas y los alemanes.
Será el penúltimo partido de la liga regular de la Euroliga. Quedará el cierre frente al Bolonia (11 de abril). El equipo de Joan Peñarroya visitará al Olimpia Milán y al Fenerbahçe.
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