Ciclismo

La piedra en el zapato de Pogacar se llama Milán-San Remo

El fenómeno esloveno intenta este sábado el triunfo en la clásica italiana después de tres intentos fallidos.

El podio de 2024: Pogacar (izquierda9, Philipsen (centro) y Mathews.

El podio de 2024: Pogacar (izquierda9, Philipsen (centro) y Mathews. / GIRO DE ITALIA

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Barcelona
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La Milán-San Remo (este sábado por Eurosport) es la piedra en el zapato de Tadej Pogacar. Es la única carrera en la que ha participado que se le resiste. Quiere y no puede, y no porque le falten fuerzas, que las tiene de sobras, sino porque posiblemente el Poggio, la subida que marca la ruta final hasta la meta de la ‘classicissima’, tiene poca personalidad para las piernas del fenómeno esloveno.

Siempre hay quien se le aguanta hasta el límite, sobre todo Mathieu van der Poel, muy escondido durante la Tirreno-Adriático, pero que llega al primer ‘monumento’ clásico de la temporada con la intención de repetir la victoria lograda en 2023. Pogacar, al margen de lo que ocurra en la carrera, es la atracción de la prueba y todos estarán pendientes de su movimiento, de cómo pone a su equipo a trabajar con el fin de endurecer la competición y eliminar a la mayoría de los velocistas y de ver si ataca al principio, a mitad o a final del Poggio para llegar a la Vía Roma de San Remo victorioso y mejorar las plazas obtenidas las tres veces que ha corrido la clásica italiana: quinto, cuarto y tercero, desde 2022.

El paso por el Poggio, en 2024.

El paso por el Poggio, en 2024. / GIRO DE ITALIA

O sea, que si sigue mejorando por lo menos será segundo este año, a pesar de que a él sólo le vale la primera plaza en una primavera ciclista que ha enmarcado con la única presencia en carreras de un día y ha aparcado las rondas por etapas hasta el Critérium del Dauphiné, en el que será el último examen antes de la gran cita del Tour, donde aspira a una cuarta victoria como principal favorito de la principal carrera ciclista. Todavía no ha confirmado de manera oficial la presencia en la Vuelta.

La Cipressa, primero, y el Poggio, después marcan los obstáculos finales de la Milán-San Remo, con 289 agotadores kilómetros de recorrido. El Poggio es una subida explosiva que el pasado verano se pudo inspeccionar en coche camino de la salida del Tour en Florencia. Es una subida que no llega a los 4 kilómetros con porcentajes que alcanzan el 7% pero sin que haya un solo lugar para el respiro hasta que se corona, se afronta la primera curva y aparece una bajada de distancia similar hasta las mismas calles de San Remo, donde frenar sería lo más prudente pero que nadie pone en práctica ante el riesgo de que se le escape la victoria.

El ser o no ser de Pogacar se vivirá con la intensidad sobre todo de los últimos 30 kilómetros de la carrera, sin respiro y con la cabeza de los ciclistas, entre otros la de Pogacar, pensando dónde atacar o dónde resistir. Atención especial merece también la presencia en la prueba del danés Mads Pedersen, excampeón del mundo de ciclismo, quien mostró un exquisito estado de forma durante la París-Niza.