Opinión | Apunte

Francisco Cabezas

Francisco Cabezas

Jefe de Deportes de EL PERIÓDICO

La persona más poderosa del deporte mundial es por fin una mujer

Kirsty Coventry, presidenta electa del COI.

Kirsty Coventry, presidenta electa del COI. / Afp

Mujer de 41 años, africana y madre de dos hijas. Kirsty Coventry, doble campeona olímpica de natación, nueva presidenta de ese Comité Olímpico Internacional dominado por nueve hombres durante 131 años, se ha convertido en la persona más poderosa del deporte. Y lo hace en un mundo en el que Donald Trump y sus aliados tecnológicos alzan el brazo derecho e incrustan el rechazo woke en la sociedad.

Nos hartaremos a leer que si Coventry llega al cargo es porque le ha ungido el último presidente del COI, Thomas Bach. También que si ha llegado tan lejos en la corte olímpica sin pertenecer a la vieja guardia responde a que puede ser alguien a quien manejar fácilmente desde la tramoya. Argumentos comunes cuando una mujer llega a un puesto de responsabilidad que el hombre creía en propiedad. Donde sea.

Lo vivido en las lujosas estancias griegas a una hora de Olimpia trasciende la historia al ser uno de los techos de cristal que hasta no hace tanto parecían irrompibles en el movimiento olímpico. El mismo que el Barón de Coubartain ingenió pensando que los Juegos debían estar reservados a los hombres, para que las mujeres les inflaran el orgullo poniéndoles las coronas.

La hazaña de Coventry ganando la votación en una sola ronda certifica que corre un aire distinto en el olimpismo, donde ya se alcanzó la paridad de deportistas por primera vez en la historia en París. Unos Juegos a los que a algunos ya les estalló la cabeza desde el momento en que se reivindicó el feminismo y se jugueteó con la simbología LGTBI en la inauguración.

No son pocos los enredos que tendrá que resolver Coventry después de que deje su cargo como ministra de deportes en una dictadura tan turbia como la de Emmerson Mnangagwa en Zimbabue. Las deportistas transgénero, vetadas por Trump, ya lo tenían crudo con todos los candidatos. Se ha comprometido a ser implacable contra el dopaje y la corrupción. Y probablemente estudie la mejor manera de reintegrar en la escena olímpica a los deportistas rusos.

Pero antes de todo eso, Coventry ha tomado para la mujer una de las cimas más simbólicas que quedaban por conquistar.