HOCKEY SOBRE HIELO

Wayne Gretzky, el icono canadiense caído en desgracia por Trump

La robusta amistad con el presidente de EEUU en tiempos de guerra comercial ha puesto en una posición incómoda a la mayor leyenda del hockey hielo, orgullo durante décadas de Canadá. Su silencio hiere a sus compatriotas.

Wayne Gretzky, en una imagen de 2018.

Wayne Gretzky, en una imagen de 2018. / FRANK GUNN / AP

Albert Guasch

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Durante décadas ha sido una figura intachable, la personalidad pública más venerada del país. No había divisiones posibles. Un mito y un orgullo patrio. El mejor jugador de hockey de la historia, el Messi sobre hielo, respaldado por un historial de comportamiento humilde y gestos filantrópicos conocido. Wayne Gretzky gustaba a todo el mundo en Canadá. Un verdadero icono.

Ahora la estatua de bronce que se levanta en su honor en el exterior de la pista de los Edmonton Oilers, el equipo al que le dio triunfos y glorias irrepetibles, ha sido atacada; hay en marcha una petición popular para borrar su nombre de una calle, y un vino con su marca ha sido saboteado en algunas tiendas. Inimaginable el ambiente de animadversión creado en su contra.

THX10. FENIX (ESTADOS UNIDOS), La actriz Janet Jones (dcha.), esposa del mejor jugador de hockey y entrenador del equipo de hockey los Coyotes de Fénix, Wayne Gretzky (izqda.), mira el partido entre los Suns de Fénix y los Lakers de Los Angeles en el pabellón del US Airways de Fénix, Arizona, Estados Unidos, hoy viernes 7 de abril. En febrero de 2006, Jones y media docena de jugadores de hockey se vieron implicados en un escándalo con una red de apuestas de deportes, que financiaba el entrenador asistente de los Coyotes de Fénix, Rick Tocchet. EFE/Tom Hood. HORIZONTAL

Wayne Gretzky y su esposa, la actriz Janet Jones. / TOM HOOD / EFE

Gretzky, de 64 años, ha caído en desgracia en su patria por su robusta amistad con Donald Trump, el presidente que ha decidido declarar una guerra comercial a Canadá, con disparatadas amenazas de anexión incluidas. El exdeportista asistió en noviembre a la fiesta de la victoria electoral celebrada en la residencia de Mar-a-Lago y también como invitado a la ceremonia de toma de posesión en el Capitolio en enero, donde se le vio portando una gorra MAGA

Cuando se consumó su triunfo sobre Kamala Harris, Gretzky, que tiene la doble nacionalidad desde que se casara con una actriz estadounidense, le regaló los oídos al mandatario más necesitado de loas. “Felicidades presidente Donald J. Trump, lo ha conseguido, se lo merece, se lo ha ganado a pulso. El mundo es un lugar mejor al tenerlo como nuestro líder, orgulloso de ser estadounidense. Gracias por ser un gran amigo. Que Dios lo siga cuidando. Con cariño de nuestra familia a la suya”.

¿De qué lado está?

Ya no abre la boca, así que en estos tiempos de resurgimiento del nacionalismo ante las provocaciones de Trump, los canadienses se preguntan de qué lado está su gran ídolo. Su silencio ha herido a muchos de sus compatriotas, que se hacen preguntas que le han incomodado. ¿Por qué no sale en defensa de la independencia de su país? ¿No debería decirle algo a su buen amigo de la Casa Blanca mientras juegan a golf? ¿No estará protagonizando una dolorosa traición?

Que el ambiente está tenso se visualizó en el reciente torneo de hockey de las Cuatro Naciones. En el partido entre Canadá y EEUU hubo tres peleas ya en los primeros nueve segundos. Además, el himno estadounidense fue abucheado con ganas, como ya sucede en los partidos de la NHL, liga en que convergen equipos de los dos gigantes de Norteamérica.

Gretzky, por su parte, sumó nuevas críticas por lucir un traje azul muy neutro en lugar de una camiseta del equipo de Canadá durante su aparición como capitán honorario antes de la final del torneo (a su vera, y como contraste, el capitán de EEUU llevaba una zamarra de su selección).

Ante la avalancha de hostilidades, salió en su defensa su esposa Janet Jones: “Nunca he conocido a nadie que esté más orgulloso de ser canadiense, y le ha roto el corazón leer y ver los comentarios negativos”, escribió en un mensaje en Instagram que luego eliminó. 

También le dio respaldo Donald Trump, pero claro, fue peor. “Wayne es un tipo fantástico”, anotó en su red social. Hasta le propuso presentarse a las elecciones de su país. “Le dije: ‘Wayne, ¿por qué no te postulas para primer ministro de Canadá, cargo que pronto será conocido como gobernador de Canadá? Ganarías fácilmente, ni siquiera necesitarías hacer campaña”, explicó el republicano. Según lo publicado, Gretzky no lo consideró ni de broma.

En el torrente de debates y artículos sobre el caso, surgen interrogantes sobre cuál debe ser la responsabilidad política de un famoso en momentos de trascendencia nacional y si es legítimo reclamar a un mito como Gretzky algún tipo de posicionamiento. Igualmente, ¿debe importar en verdad hacia dónde vira su ideología? En su caso se sabe desde hace años que simpatiza con los partidos conservadores, como demostró al respaldar la Guerra al Terror que declaró en su día la administración de George W. Bush.

FILE - Edmonton Oilers Wayne Gretzky, left, and New York Islanders Denis Potvin (5) jostle for a loose puck during the first period of an NHL hockey game at the Nassau Coliseum in Uniondale, N.Y., March 26, 1988. (AP Photo/Wa Funches). 12185. file photo

Wayne Gretzky, en su etapa como jugador de los Edmonton Oilers. / Wa Funches / AP

En este sentido, algún dirigente local ha pedido que le dejen en paz, como Doug Ford, el Premier de Ontario, estado natal de Gretzky. "Hablé con Wayne el otro día y el pobre casi no podía articular palabra de lo abatido que está. Es un patriota. Ama a Canadá. Nunca se deshizo de su pasaporte canadiense, así que, por favor, denle un respiro". Le iría bien que Trump dejara de hablar de convertir a su país en el estado 51 de EEUU, pero no cabe contar mucho con ello.

Máximo goleador de la historia

Gretzky, para ponerlo en contexto, fue un jugador brillante que trascendió generaciones. Alzó cuatro Stanley Cup (la liga de hockey sobre hielo) y ostenta un total de 57 récords en la competición. El más destacado de todos, el de máximo anotador de la historia, con 894 goles.

El último lo marcó el día de su retirada en 1999 con la camiseta de los New York Rangers en el Madison Square Garden tras más de 20 años de carrera. Un récord que está a punto de rebasar el ruso Alexander Ovechkin, capitán de los Washington Capitals. Costaba imaginar que eso fuera a suceder. Casi tanto como que Gretzky llegara a ser impopular en su país algún día.