Opinión | Apunte

Escritor. Autor de 'Confeti' y 'Todo Messi. Ejercicios de estilo'.

Jordi Puntí
Jordi PuntíEscritor. Autor de 'Confeti' y 'Todo Messi. Ejercicios de estilo'.
Con permiso para soñar

Pedri y Raphinha festejan durante el triunfo azulgrana frente al Benfica. / JORDI COTRINA
El martes, tras la victoria del Barça y conseguir una vez más el MVP del partido, Pedri escribió en Instagram: "Last 8! Vamos a por todo!". Así, con la máxima ilusión, ya en cuartos de final, nos daba permiso para ser un poco cursis y soñar, soñar, soñar. Pero, un momento, ¿de verdad este será el año en que el Barça masculino ganará el título más deseado, la copa que no levanta desde 2015? Anclados en la nostalgia, curtidos en derrotas que la presencia de Messi hacía más dolorosas, aun nos cuesta imaginar el éxito sin parecer arrogantes, o quiméricos. Por una vez el sorteo parece haber allanado el camino con rivales a priori más asequibles, y los indicios están ahí.
La llegada de Hansi Flick ha hecho un reset a los miedos del pasado. Las esperanzas de llegar lejos se vislumbran en la versatilidad que ha demostrado el equipo en los tres duelos contra el Benfica. El Barça ha desplegado tres versiones distintas de su fútbol, todas válidas y resolutivas. En Lisboa, durante la liga inicial, el Barça venció 4-5 en un partido de locura, donde demostró su capacidad para remar contra corriente y no bajar los brazos. Fue un equipo feroz y resistente, que creyó en la remontada hasta el último aliento. En la ida de octavos, otra vez en la capital portuguesa, se vio a un Barça distinto: la expulsión temprana de Cubarsí obligó a un ejercicio de supervivencia. Sufrimiento y orden para sacar petróleo con un 0-1 inesperado. Y el martes, en Montjuïc, mostró su versión más convincente: un equipo goleador, voraz, que arrasó al Benfica con autoridad.
Tres caras de un mismo equipo, y tres nombres que explican la evolución del Barça en Europa. Pedri es como un narrador omnisciente, el juego pasa por su cabeza con esa clarividencia que hace girar al equipo a su ritmo. Lamine Yamal es el genio desatado, capaz de encontrar regates y asistencias donde sólo él puede verlos. Y Raphinha es el factor decisivo, verdugo del Benfica, con un instinto goleador que se afina en Europa. El Barça está en cuartos de final con argumentos sólidos, pues. Tiene talento, capacidad de adaptación y una confianza creciente. Hoy Múnich queda un poco más cerca.
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