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Almudena Álvarez, ¡puños fuera!: la boxeadora que rompió el techo de cristal y dejó KO a la anorexia

La madrileña, campeona de Europa en categoría de peso superpluma a los 42 años, se convirtió el 10 de febrero en la primera mujer entrenadora del equipo nacional de boxeo español

Almudena Álvarez de la Puente, después de proclamarse campeón de España de boxeo en la categoría superpluma.

Almudena Álvarez de la Puente, después de proclamarse campeón de España de boxeo en la categoría superpluma. / INSTAGRAM: ALMUDENA ÁLVAREZ

Denís Iglesias

Denís Iglesias

Madrid
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¿Cuántos asaltos tiene la vida? Seguramente tantos como el boxeador o boxeadora -es decir, usted, o cualquiera- sea capaz de asumir. Porque no hay un deporte que se parezca tanto a la existencia como el que requiere ponerse los guantes, tener un buen juego de pies; resistencia y capacidad para adelantarse a los golpes. También exige responder cuando vienen mal dadas. En el caso de Almudena Álvarez (Madrid, 1982), van ya 42 veces en los que la campana ha sonado. En ocasiones, fuerte, otras más bajo, pero siempre secándose el sudor para una batalla que, a veces, ha sido contra sí misma. Puede decir con orgullo que no solo se ha mantenido en pie, sino que está en el mejor momento del combate.

Campeona de Europa en casa

Después de proclamarse tres veces campeona de España amateur (de 2017 a 2019), el año pasado ganó el cinturón de Europa en la categoría de peso superpluma. Lo consiguió en Móstoles, su casa, convertida en capital pugilística del Viejo Continente gracias al esfuerzo de todo su equipo. El pabellón PAU 4 de la localidad de madrileña fue un hervidero que disfrutó con un trabajado cartel de rivales en el ring, pero camaradas más allá de las cuerdas. Almudena se impuso a la cántabra Marian Herrería, su amiga, por decisión unánime: ganó todos los asaltos disputados con un triple 80-73.

El pasado 10 de febrero, la Real Federación de Boxeo anunciaba que "es un honor darle la bienvenida a nuestro equipo nacional de técnicos a Almudena Álvarez, convirtiéndose así en la primera mujer entrenadora del equipo nacional de boxeo español". Adiós al techo de cristal que han ido resquebrajando Esther Paez, la pionera; María Jesús Roca, Loli Muñoz, Soraya Sánchez, Marta Brañas, la laureadísima Joana Pastrana, Melanie Sorroche, Miriam Gutiérrez, Katy Díaz, Mary Romero, Nany Suárez... Una lista que no para de aumentar con talentos como el de Laura Fuertes, la primera mujer en representar a España en boxeo en los Juegos Olímpicos, algo que ocurrió en París 2024.

Pero lo verdaderamente alucinante en la historia de Almudena Álvarez es que hace diez años de su primer combate. "Fui a probar con una amiga porque me había roto las muñecas jugando al fútbol sala y me pareció una buena manera de fortalecerlas. Aquella fractura nada tuvo que ver con una lesión. Se debió al enfado con un árbitro. No tomé bien una decisión, que nos costó un gol, y golpeé una salida de emergencia. Tardé meses en cucarme, la gente en la calle me preguntaba qué había pasado, incluso la que no me conocía. El boxeo me permitió controlar ese tipo de sentimientos. En ningún momento pensaba en competir", recuerda en conversación con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA una púgil que entrena en el Gimnasio Olimpia Boxing Club de Móstoles, propiedad de Anthony Crespo, su actual entrenador.

La oportunidad de ser entrenadora en la selección

'Tony', como le conocen, fue antes alumno, como Almudena, de José Cortés, quien le traspasó el gimnasio. Este fue el mentor de la mostoleña, quien, por la edad en la que empezó (30 años) estimaba que estaría para un par de peleas en el amateurismo. La boxeadora invirtió las reglas y empezó a sumar experiencia. Se lo creyó e hizo creer al resto, pero sobre todo demostró que era muy buena, tanto aprendiendo como enseñando, lo que le ha permitido tener una oportunidad de oro en el equipo nacional de boxeo de la que estará eternamente agradecida.

Repite una y otra vez los nombres de Felipe José Martínez, presidente de la Real Federación Española de Boxeo, y de Rafael Lozano, seleccionador nacional. El primero se puso en contacto con ella y ahora está "en calidad de ayudante y aprendiz" del segundo, mito pugilístico español cuyo nombre y apellido siguen en el ring gracias a su hijo, el Balín, cuyo apodo deriva también del de su padre, el Balita. No pudo igualar a su padre, bronce en Atlanta 1996 y plata en Sydney 2000 en los JJOO de París 2024, tras una polémica decisión dividida ante el dominicano Yunior Alcántara. Sí tocaron metal el Profeta Enmanuel Reyes Pla (bronce en 92 kilos) y Ayoub Ghadfa (plata en +92 kilos) en lo que fue un brillante desempeño de la delegación española. José Quiles se quedó a las puertas de otra presea.

Ahora, la campeona de Europa forma parte de ese entorno de continuo aprendizaje. No lo tuvo fácil. Ni ella ni ninguna de las que abrieron camino en el boxeo. "Éramos pocas y eso siempre lo complica. No siempre podemos hacer sparring con chicos, porque a veces se cortan, otras van fuerte y alguno no llega. Cada vez hay más competitividad. Vamos in crescendo, todo suma: los resultados en mundiales, europeos, el debut de Laura Fuertes en los JJOO... Con Rafa Lozano al frente se lleva haciendo un gran trabajo desde hace años", analiza Álvarez, quien siempre se ha sentido apoyada en su crecimiento, de ahí que en sus respuestas se cite a Javier Pardo, Director Técnico del Team TBC, o la compañera mundial Jennifer Miranda.

Productora, policía, pero finalmente boxeadora

Con un récord de 6-2-0 (2 KO), entendió que estaba preparada para competir porque le reforzaron positivamente. Así, en febrero de 2015, entre un mar de nervios, dio el paso hacia un abismo en el que ha sabido transitar. "Con el boxeo, sobre todo, aprendí a controlar ciertos impulsos. A pesar con más claridad en momentos. El boxeo te ayuda a la rápida toma de decisiones en circunstancias difíciles. Te sirve para la vida, para actuar cuando todo está mal", razona. Si no hubiera canalizado su recuperación y ánimos tras la rabia de aquel partido de fútbol sala a través de los guantes, seguramente estaría trabajando en una productora o como Policía Municipal.

Estudió Guion de Cine y Televisión, además de Producción Audiovisual e Imagen y durante un tiempo preparó oposiciones. "Estuve en la productora de José Luis Moreno, con un perfil de auxiliar. También hice fotografía. Vamos, que he trabajado en mundos en los que tienes que andar a codazos. ¿No pude buscar algo más tranquilo?", bromea una deportista de clase trabajadora que valora lo gratificante del camino realizado. "En mi época no había equipos de fútbol femeninos, solo mixtos, hasta cierta edad. Eran los tiempos de Ronaldinha en el Rayo. En futsal empecé Los Molinos, lo que ahora es el Móstoles. Durante un tiempo, con la etapa de anorexia, lo dejé cuatro años. Cuando volví no estaba al nivel que se requería. No me lo tomé tan en serio se exigía", razona alguien sin miedo a hablar de un peregrinaje que le permitió combatir sus fantasmas.

El más amenazante fue la anorexia, de la que ahora habla sin tapujos, aunque marcó el inicio de su carrera como boxeadora. Porque si hay algo con lo que convive este deporte es la báscula, en la que hay que ajustar antes de cada pelea. La simple pregunta de "¿cuánto pesas?", se convirtió en una laguna, porque llevaba más de una década sin hacer este cálculo que ahora es rutina. El dolor actual es otro, en concreto, una lumbalgia con la que está lidiando para preparar su primer combate fuera de España. Lo superará, como todos. La pelea será en Canadá, en abril, donde vivirá un baile más que no será el último, por ahora, aunque sabe que el final se acerca más rápido de lo que debería.

Morir cuando has descubierto el sentido de la vida

"Con que me salgan mis peleas será suficiente. Ojalá pudiera competir en un mundial, pero sea lo que sea, he llegado hasta aquí y me doy una palmada en la espalda para despedirme de todos y seguir mi carrera. El adiós tendría que ser con mi gimnasio, mi club en casa y con los míos. Tengo la desgracia, o la suerte, de que todo me pase cuando soy un poco mayor. De que las oportunidades nacen cuando estoy al límite de dejarlo o no, aunque siempre agradecida", reflexiona Almudena Álvarez desde el compromiso militante que le ha llevado a organizar de cero sus propias veladas, jugándose el dinero, siempre con la mirada fija en el horizonte, por donde han ido apareciendo retos que otrora parecían imposibles.

No se lamenta, pero los que conocen su trayectoria, y ella misma, piensan que ojalá todo lo vivido en la última década hubiera sucedido un poco antes. "Por fin he descubierto lo que es ser boxeadora en plenitud. Es el momento en el que más boxeadora me siento. Parece que cuando ya has asimilado los conceptos y te sientes una púgil plena, lo tienes que dejar. Es como si murieses cuando has encontrado el sentido a la vida. Pero, ¿sabes qué? Todavía me queda un escaloncito para terminar de aprender todo bien. Justo el que subiré para ser mejor entrenadora". Así zanja los condicionales Almudena Álvarez, cuyo ADN lleva codificado el sentido de la responsabilidad, el compromiso con el esfuerzo y el triunfo de la voluntad.