Alguien debería hablar con Puigdemont, no podemos perder a Flick, Szczesny y Raphinha

Hay que hacer algo. Yo creo que el hombre indicado es Jordi Finestres, que forma parte del gabinete de presidencia, es decir, es del séquito de Joan Laporta y tiene mano, mucha mano, en Waterloo, vamos que trabajó allí con Carles Puigdemont y, supongo, que aún tendrá poder para convencerle de que no puede presentar una ley para que los permisos de residencia no se concedan sin saber catalán.

Finestres es nuestro hombre, pues Laporta ya no está metido en política (o eso dicen todos los que le rodean, que ya solo piensa en su Barça y nunca mejor dicho eso de ‘su’ Barça) y a Elena Fort ya no le hacen caso ni en el club, ni en el partido, ni en el Parlament.

Porterazo, sí señor

Así que, le guste o no, Finestres, que es uno de los mejores fontaneros que tiene Catalunya, debe trabajar en beneficio del ‘mès que un club’, pues, como quedó demostrado anoche, en Lisboa, ¡vaya que sí!, el Barça no puede perder de una tacada a Flick, Szczesny, providencial, fumador, porterazo, meditador universal y, por descontado, tampoco a Raphinha, autor de un golazo.

Finestres debe ponerse manos a la obra. Si la idea, la propuesta, la intención de Junts sigue adelante, peligra el proyecto del Barça y no está Catalunya como para hacer tambalear al ‘mès que un club’, ahora que todo el mundo piensa que esto de conseguir el triplete está más que ‘chupao’, siendo como son estos muchachos y su entrenador capaces de ganar con diez al Bénfica.

Lo de anoche es, ahora sí, la viva demostración de que estos chicos son un equipo en toda regla. Da la sensación de que estamos en la tercera fase, que es la buena, la definitiva, la de las aspiraciones a todo.

Nos deslumbraron con el 33 de 36 puntos en las 12 primeras jornadas; nos asustaron con el alarmante 6 de 24 entre la 13 y la 20, con tres derrotas consecutivas (Leganés, Las Palmas y Atlético, ésta último injusta, muy injusta) y, ahora, cuando en LaLiga llevan 18 de 18 en los seis últimos partidos (van camino de los 100 puntos), aparece el Bénfica y le ganan con 10, casi todo el partido.

Examen imposible

Repito, ya tarda Finestres en coger el avión o cualquiera de los Cupra de la flota culé y marcharse, volando o corriendo, a Waterloo. A Flick, no le están permitiendo aprender castellano (o eso contó Laporta) ¡imagínense si va a aprender catalán!; a Szczesny, le da igual el idioma, él estaba de vacaciones y jubilado y al mago Raphinha, que ya dice diez palabras en catalán, lo que sabe no le da para superar el examen.

Después de un inicio fulgurante, tras un alarmante bache de 6 de 24 puntos, entramos en la tercera fase con 18 de 18 en Liga y partidazo, con 10 futbolistas, en la Champions. No podemos perder a nadie por el camino.

Este equipo ilusiona mucho, mucho, mucho. Este equipo sale de una plantilla estupenda, mezcla de veteranos y jóvenes. Este equipo es global, mundial, internacional, con sello de La Masia, donde se hablan un montón de idiomas. Finestres debe persuadir a Puigdemont, pues está en juego un triplete.

Al Barça le ha surgido un problema mayor que la reconstrucción del Spotify Camp Nou, que el misterioso y enigmático señor Rusian Berladeanu, y es el temor a perder, de golpe, a todos los chicos que no sean capaces (entrenador incluido) de pasar un examen, por flojito que sea, de catalán.

Finestres tiene, ¡¡¡por fin!!!, una misión que cumplir. Y no puede fallarle al president. El que sea, pero no puede fallarle.