REAL MADRID - GIRONA (2-0)
Modric y Vinicius arbitran a favor del Madrid para mantener el pulso de la Liga
Un gol desde fuera del área del croata y una combinación entre Mbappé y el brasileño resuelven un duelo en el que el Bernabéu protestó por las actuaciones recientes de los colegiados.

Real Madrid - Girona. / AP
El Real Madrid recuperó la tranquilidad en la Liga, donde los últimos tres partidos terminaron en un thriller arbitral sin resolver. Con muchos culpables y responsables, pero con el único efecto plausible de haber perdido el liderato en favor del Barça. Contra el Girona, Modric resolvió el entuerto en un encuentro de entreguerras.
Lo justo para evitar contratiempos antes de enfilar la carretera al infierno que tiene como punto crítico el 'Euroderbi' de Champions frente al Atlético, rival al que el Bernabéu le dedicó la última parte de un repertorio dirigido en principio a los colegiados. El tanto del croata desnucó a los de Míchel, ordenados, pero que claudicaron ante una exquisita combinación de Mbappé y Vinicius para el 2-0 final.
Modric encuentra el hueco que nadie ve
Hay dos ambientes en el Bernabéu. El de LaLiga y el de la Champions. Es cierto que tienen públicos distintos, pero hay claras diferencias entre lo que supone para el Real Madrid demostrar quién es en Europa y la regularidad exigida en un campeonato doméstico que a veces le resulta incómodo.
El ruido arbitral estuvo presente desde el inicio contra el Girona, con un "Corrupción en la Federación" que se repitió en varias fases de una primera mitad de dominio inocuo de los blancos. Los de Míchel, a pesar de las derrotas recientes, rebuscaron en las costuras de un Real Madrid de peligro controlado.
Es lo que buscó Ancelotti dando la titularidad a Alaba 434 días después. O provocando el regreso de Lucas Vázquez a un lateral derecho que le ha arrebatado Valverde, quien tuvo un descanso merecido. Y Brahim haciendo de Bellingham. Pero es habitual que al Real Madrid se le atraganten los partidos a primera hora de la tarde. El estadio blanco se animó con las arrancadas de Vinicius, acompañadas de decisiones mejorables en las acciones finales. Mientras los de Ancelotti buscaban un hueco entre las dos líneas perfectas del Girona, el fondo sur blanco sacaba su repertorio de cánticos contra los árbitros.
De hecho, en el ambiente reinaba la sensación de que una acción de Cuadra Fernández, o del VAR dirigido por Melero López, podrían encender la mecha. A Courtois le exigieron tres veces los atacantes del Girona. Fueron sus intervenciones las que permitieron al Real Madrid salir a galope, con Mbappé esperando al filo del gol. Pero el descorche en un partido de siesta y manta lo puso el protagonista de un western que tan bien encajaría en esta franja horaria. Modric, el pistolero, controló con el pecho un balón suelto tras uno de los infinitos córners de los que dispusieron los locales. Lo que vino después fue un disparo a la escuadra al que Gazzaniga solo pudo acompañar con un desplome.
Mbappé y Vinicius tranquilizan al Bernabéu
A cada jubilación anticipada Modric responde con un gol. De los 30 que ha marcado en su historia en Liga, prácticamente la mitad han sido desde fuera del área, donde sigue sin poder tener un metro libre de vigilancia. La segunda parte arrancó con el Real Madrid amodorrado y así lo hizo saber Alaba levantando los brazos para pedirles a los de arriba esfuerzos defensivos, que en este tipo de encuentros son menos recurrentes. El partido tenía una secuencia clara.
El Girona sabía que tenía que irse hacia adelante para sacar algo positivo, pero quería llegar vivo al final, algo que pudo impedir Vinicius con una jugada de fuera hacia adentro. Cuando el brasileño se para a pensar un microsegundo lo que quiere hacer siempre sale adelante su vena decisiva. Agitó el árbol Míchel en busca de electricidad con Asprilla y llegó a hacerse con el control del balón ante un Real Madrid que se parapetó en busca del error ajeno.
Carletto retiró a Alaba para dosificar esfuerzos mientras esperaba un atisbo final de inspiración en los de arriba que elevase el exiguo 1-0 con el que el Bernabéu convivió, más que con angustia, con aburrimiento. Vinicius y Mbappé le regalaron una maravillosa combinación a la afición blanca para sentenciar el encuentro. Una definición exquisita en una tarde que se coronó con una ovación para Modric, el que nunca falla, pase los años que pasen en el Real Madrid.
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