CONTRACRÓNICA
Las claves del Las Palmas-Barça: Lamine Yamal pierde balones, le cuesta marcar, pero su asistencia fue celestial
Crónica: Olmo resuelve la papeleta y Ferran la remata (0-2)

Lamine Yamal se queja de una entrada de un defensa de Las Palmas. / Borja Suarez / REUTERS


Albert Guasch
Albert GuaschPeriodista
Empezó un Barça espeso como un cemento por secar. Como si jugaran futbolistas de bajo rango. Abundaron los toques imprecisos, las pérdidas infantiles, los pases a contrapié. Parecía que trataban de combinar con un balón ovalado. El césped canario seguramente no ayudó. A Hansi Flick no le quedó más remedio que intervenir con firmeza. Y lo hizo como si tuviera una bola de cristal. Metió a Dani Olmo y marcó. Luego introdujo a Ferran, y también. Decisiones que desbloquearon el partido e impulsaron la quinta victoria consecutiva en la Liga para atar el liderato. Son 16 puntos de 18 en 2025. Balance más que óptimo.
Las estadísticas pueden resultar farragosas, pero a menudo reflejan bien cómo se ha comportando un equipo o un jugador. Y en el caso de Lamine Yamal un dato gritaba al descanso su rendimiento impreciso. Hasta 16 balones perdidos se le acumularon en el casillero en 45 minutos. No era el único que parecía jugar mareado. Raphinha sumó 7. Y Lewandowski, 4. Pero 16 son una barbaridad. Se resarció en la segunda parte con la asistencia en el gol de Dani Olmo, la decimotercera en esta Liga. Cayó tumbado en el contragolpe, se levantó enseguida, recibió, recortó y conectó con Olmo con un pase que, poniéndonos en modo 'Crims', fue como una daga para matar. Pase de killer. Aparte de esa asistencia, subió en general sus prestaciones. Aun así, le falta marcar en la liga. No lo hace desde el clásico de octubre del año pasado. Es tiempo.

Olmo y Ferran celebran el tanto del jugador de Terrassa ante Las Palmas. / Borja Suarez / REUTERS
El pase de Lamine Yamal fue celestial, pero Olmo aún tenía mucho trabajo por hacer. Y lo hizo bien: el recorte en un palmo y el remate, contundente. Un gol que debía necesitar tanto como una jornada sin lesionarse. El sexto del curso. "Me siento muy bien, muy contento de poder jugar y ayudar al equipo marcando. Eso es lo más importante", dijo tras el encuentro. Extraño el año de regreso de Olmo a Barcelona. Fichaje caro, protagonista de la gestión improvisada de la directiva de Laporta y flojera muscular. Al margen del gol, su participación mejoró al equipo. No es que llovieran las ocasiones, pero el juego combinatorio se engrasó. Y se marchó sin cojear. ¿Qué más se le puede pedir por ahora?

El centrocampista del FC Barcelona, Marc Casadó (d), se lleva el balón ante el delantero de la UD Las Palmas, Sandro Ramírez, durante el encuentro correspondiente a la jornada 25 de Laliga EA Sports que disputaron en el estadio de Gran Canaria. EFE / Quique Curbelo. (las Palmas) (Barcelona) / QUIQUE CURBELO / EFE
La alineación de Marc Casadó en el Estadio Gran Canaria parecía oportuna más allá del partido en sí. Después de un largo periodo como ancla indiscutible, acumulaba una única titularidad en los cinco últimos encuentros, y encima fue sustituido en el descanso. Se estaba desenganchando de la lista de jugadores importantes y se había empequeñecido en beneficio de Frenkie de Jong. Cabía imaginarle responsabilizado ante la oportunidad en las islas. Al fin y al cabo, De Jong tampoco se había manifestado como un portento y el duelo por la predilección de Flick está abierto. Lo que uno da en posesión (De Jong), el otro mejora en recuperaciones. Casadó jugó el partido entero, a menudo desempeñándose con un sentido agónico, siempre al filo del peligro, aunque este sábado salió airoso en casi todos los lances. Al final se alineó un rato al lado del holandés. Pueden seguir siendo compañeros y amigos.
Eric Garcia ha superado a Ronald Araujo como tercer central. Iñigo Martínez y Cubarsí forman el tándem predilecto de Flick y, por lo que se está viendo últimamente, si uno de los dos requiere de dosificación (y esta vez era el caso con la semifinal de Copa ante el Atlético a la vista, ya el martes), el defensa de Martorell y su pulcritud con el balón van unas leguas por delante del uruguayo. Ayudó en la distribución, como en él es habitual, y estuvo atento en el corte. Ante el engorroso Las Palmas resultó suficiente.
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