Andá p'allá, bobo

Ya lo dijo Lillo: la guarnición (el VAR) se está comiendo al solomillo (el fútbol)

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas / ·

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

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Ya lo dijo Juanma Lillo, ahora (aún) ayudante de Pep Guardiola en el Manchester City y una de las lenguas más sabias del fútbol, al menos a la hora de comentar la jugada o interpretar el juego, otra cosa es cuando ejercer de entrenador de verdad, es decir, de primer técnico. Fue, sí el locuaz Lillo, quien un día dijo que, en el fútbol moderno, en el fútbol de la alta tecnología, en el fútbol 2.0, “la guarnición se está comiendo al solomillo”. Más claro: el VAR, las interpretaciones en la tele, las cámaras, las repeticiones, el árbitro que está comodamente sentado en Las Rozas, se ha comido al fútbol, al juego y, por descontado, al árbitro del césped, que empieza a no pintar nada. Es un colegiado teledirigido desde Las Rozas.

En el derbi del Santiago Bernabéu, el penalti contra el Madrid ocurre a dos palmos del árbitro, que no lo pita. Le llama el colega del VAR y ¡penalti clarísimo! Anoche, en el Sánchez Pizjuan, Fermín se excede, a dos palmos del colegiado de turno y le muestran tarjeta amarilla. Le llama el colega del VAR y ¡roja directa! No digo que esas dos decisiones cambiaran el signo de ambos encuentros, no, no, digo que es un cachondeo.

Aquí, el que lleva semanas hablando clarísimamente, quien es transparente, quien no ofrece duda alguna, quien dice la verdad suprema, mientras los grandes entrenadores de los grandes equipos miran hacia otro lado y solo piensan en ellos, no en el fútbol y su deriva, es Jagoba Arrasate, el ‘mister’ del Real Mallorca, que ha sufrido lo suyo.

Referee Alejandro Jose Hernandez Hernandez a red card to Barcelona's Fermin Lopez during a Spanish La Liga soccer match between Sevilla and FC Barcelona at the Ramon Sanchez Pizjuan stadium in Seville, Spain, Sunday, Feb. 9, 2025. (AP Photo/Jose Breton)

Fermin ve la roja en el Sánchez Pizjuan. / Jose Breton. AP

“Yo, la verdad, estoy profundamente triste por lo que está ocurriendo con los árbitros, con el VAR y, sobre todo, con esta cambiante manera de arbitrar, de recurrir al VAR y de que el VAR llame al árbitros principal”, contó Arrasate hace un par de semanas. Y dijo más: “Yo me estoy desenamorando de este deporte al que he amado desde que mi padre me llevaba de niño a Atocha”.

El entrenador del ‘Mallorqueta’, que mañana recibe a Osasuna, en Palma, amplio antes del choque con los navarros nuevas frases y, sí, recordó la frase de Lillo (no recordaba quién la había pronunciado). “Está bien, muy bien, que hagamos debates y que nos reunamos para ver como podemos mejorar el fútbol y los arbitrajes, muy bien. Pero hagamos algo, por favor. Y, sobre todo, tratemos de no tocar el romanticismo de este deporte, que, para mí, ha dejado de existir. No digo que tengamos que volver a lo de antes (la verdad es que sus palabras eran esas, pero no las redondeó por prudencia), pero, como poco, tratemos de mantener la esencia y la naturalidad del juego”.

“Yo me estoy desenamorando de este deporte al que he amado desde que mi padre me llevaba de niño a Atocha. Se está perdiendo la esencia y la naturalidad del juego. Ahora ya solo me preocupa quién me toca en el VAR, porque ése es el árbitro que arbitra, no el del césped"

Jagoba Arrasate

— Entrenador del Real Mallorca

Y es rotundamente cierto que las intervenciones del VAR se han convertido en lo único importante e incierto del fútbol. “Yo hace ya muchas semanas que, el día de las designaciones arbitrales, solo me fijo en quién me toca en el VAR, porque ese es el colegiado que acaba arbitrando el partido. Lamentablemente, claro”, concluyó Arrasate.

Porque la crítica no va dirigida, o no solamente, a si los árbitros son buenos o malos, sino a cuales son los criterios que emplea el VAR y, sobre todo, cual es la personalidad de los árbitros de campo que son, en efecto, los que están sobre el césped y los que ven, a dos palmos de la jugada, el pisotón del Bernabéu y la entrada de Fermín.

Ir al VAR no significa hacer caso al VAR. Si el VAR quiere convierte una amarilla en roja, la convierte. El problema que se debate es ¿cuándo, por qué y de qué manera unas veces el árbitro de Las Rozas, el de los mil ojos, decide llamar al del campo? Como confiesa Arrasate, el más honrado de todos, ni se sabe. Por tanto, en efecto, la guarnición se está comiendo el solomillo.

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