GIRONA-LAS PALMAS (2-1)

El Girona sufre pero se acuerda de ganar después de cuatro derrotas seguidas

El exazulgrana Arthur Melo vuelve para fichar por el Girona

Abel Ruiz festeja con la grada el gol que abría el marcador.

Abel Ruiz festeja con la grada el gol que abría el marcador. / Siu Wu / Efe

Joan Domènech

Joan Domènech

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Después de encadenar cuatro derrotas seguidas, el Girona se acordó de volver a ganar. Le costó mucho, aunque marcara pronto y gozara de dos goles de ventaja. Encontró el camino que había extraviado a principios de año, con la única victoria que tenía apuntada en el campo del Alavés. El Las Palmas cultivó el sufrimiento en Montilivi porque siempre permaneció amenazador y acosó sin desmayo al ver cercana la posibilidad de puntuar y escapar de la zona baja, donde varios equipos parecen reaccionar.

El once canario incomodó al Girona discutiéndole la posesión del balón. Lo hizo poblando el centro del campo, a costa de no tener presencia delante. No se descuidó el conjunto blanquirrojo, concienciado para proteger el temprano gol de Abel Ruiz, obligado a defenderse durante la segunda mitad por la creciente presión visitante.

Tres de los cuatro últimos partidos, saldados todos con derrota por 1-2, se habían producido con el mismo procedimiento: gol del Girona remontado por el rival (Sevilla, Rayo y Arsenal). De ahí que Michel decidiera agitar al equipo para atajar tan mala racha, introduciendo seis cambios respecto a la última alineación que cayó en la Champions. No se desprendió de Abel Ruiz, autor del gol tranquilizador y del fallo que habría eliminado el peligro latente que permaneció sobre el césped. Jasper Cillessen le detuvo el penalti al filo del descanso por un codazo de McKenna a Yangel Herrera que detectó el VAR.

Jasper Cillessen detiene el penalti lanzado por Abel Ruiz en el primer tiempo.

Jasper Cillessen detiene el penalti lanzado por Abel Ruiz en el primer tiempo. / David Borrat / Efe

Era el cuarto de los ocho a favor que fallaba el Girona, con el consiguiente coste de puntos que ha generado. Un magnífico Moleiro, poco después de la reanudación, recordó la fragilidad del momentáneo triunfo con un tiro que obligó a Gazzaniga y luego con un remate muy alto.

Bryan Gil cae ante la entrada de Manu Fuster.

Bryan Gil cae ante la entrada de Manu Fuster. / AFP7 vía Europa Press

Arthur Melo vio el partido desde el palco, ya que aún no ha sido presentado. Uno de los refuerzos del Las Palmas, el francés Andy Pelmard, andaba aún despistado en su debut, sin mantener la línea defensiva que legalizó la escapada de Abel Ruiz a partir del pase en profundidad de Yangel Herrera y que acomodaba el duelo para el cuadro local, pero sin que pudiera sacudirse nunca la inquietud.

Míchel había llenado la franja central con Miguel, que reaparecía, centralizando más a Bryan Gil, introduciendo a Asprilla para relevar al desubicado Van de Beek y, finalmente, con la entrada de Solís a la vista de que no recuperaba el gobierno. Ni el gol de Yaser Asprilla lo permitió, porque apenas duró tres minutos el asueto antes de que todos volvieran a arremangarse tras el grave fallo defensivo del 2-1.