RAYO-GIRONA (2-1)

El Rayo remonta ante un Girona que se diluye en cuatro minutos

El once de Míchel perdió por lesión a Blind en el primer tiempo y a Gazzaniga, que resistió hasta el descanso

El portero argentino del Rayo Vallecano Augusto Batalla y el centrocampista venezolano del Girona Yangel Herrera, en el tramo final del partido.

El portero argentino del Rayo Vallecano Augusto Batalla y el centrocampista venezolano del Girona Yangel Herrera, en el tramo final del partido. / ZIPI ARAGON / Efe

Joan Domènech

Joan Domènech

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Había conseguido lo más difícil el Girona, que es adelantarse en el marcador en un estadio fortificado como Vallecas, y debía apelar a una de sus mejores virtudes, que es gobernar el partido a través del balón. Pero también una de las mejores virtudes del Rayo es la capacidad de trabajo.

Se había colado Bryan Gil a cazar de cabeza un centro pasado de Iván Martín que parecía perderse para colocar el 0-1 poco antes de que se cumpliera la hora de partido. El Girona atemperó el choque en los momentos de dolor local, sin advertir que el Rayo no se había rendido. Poco a poco se recuperó el cuadro local, que empezó a apretar otra vez, a avanzar metros hasta encerrar al Girona en el área y remontar. A partir del minuto 90 sucedió al revés.

Desperdició dos ocasiones consecutivas el Rayo, de Isi Palazón y De Frutos, sendos avisos que fueron desoídos, acaso embistes incontenibles para un Girona que ha perdido la confianza indestructible que tenía. Dos jugadas de área de meta, de centros y barullos que resolvió Randy Nteka. En cuatro minutos. Dos aguijonazos que hirieron de muerte al Girona. Moribundo el cuadro catalán, Cristhian Stuani tuvo un remate franco, un zurdazo que rechazó Batalla.

Llegó esa oportunidad en el tiempo añadido, que iba ampliándose minuto a minuto por las pérdidas de tiempo rayistas y los rifirrafes entre los jugadores con el meta Augusto Batalla de agitador. David López dispuso de un cabezazo que rechazó de nuevo Batalla, que lograba desquiciar a los delanteros gerundenses hasta erigirse en el héroe complementario de Nteka.

Isi Palazón se lleva el balón hacia el centro del campo después de que Randy Nteka anotara el gol del empate.

Isi Palazón se lleva el balón hacia el centro del campo después de que Randy Nteka anotara el gol del empate. / AFP7 vía Europa Press

Gazzaniga no resiste

Los dos goles los encajó Pau López, sin que se le pueda achacar culpabilidad alguna. Había entrado en el descanso. El desgaste de la temporada ha afectado hasta la portería.

Paulo Gazzaniga fue sustituido después de haber aguantado con evidente dolor cada acción que debía realizar para que el equipo no gastara un segundo turno de sustituciones. El día anterior se había quejado de lumbalgia de la que aparentemente se había recuperado tras ser infiltrado.

El árbitro entrega el balón a Paulo Gazzaniga tars haber parado el juego para que el meta fuera atendido.

El árbitro entrega el balón a Paulo Gazzaniga tars haber parado el juego para que el meta fuera atendido. / AFP7 vía Europa Press

Dos cambios por lesión

El Girona ya se había visto obligado a cambiar a Blind, que se había rompió antes. Pau López tuvo tiempo de calentar mientras Michel trataba de recomponer el plan de partido. El ideado horas antes no funcionó.

A Míchel le incomoda jugar en Vallecas. Como a sus jugadores. Como a todo el mundo. Él, desde la banda, sufre por añadidura por el vínculo emocional con su exclub, con el barrio. El Rayo se lo hizo pasar fatal, desactivando al Girona, desnaturalizándolo, sin dejarle apropiarse de la pelota.

Bryan Gil celebra el gol del Girona.

Bryan Gil celebra el gol del Girona. / AFP7 vía Europa Press

No es el cuadro madrileño un equipo que se desviva por la posesión, pero sí que se obsesiona para quitárselo al rival. Cuanto más pronto mejor, porque hacerlo en la mitad de campo forastero le permite tener situaciones de ventaja. Su problema es la gestión del cuero para construir el juego ofensivo.

Gracias a tres robos conectaron sus primeros disparos al marco, bien resueltos por Gazzaniga antes de lesionarse. Gracias a su presión acosó al Girona hasta conseguir su propósito de impedir que el querido Michel se llevara los tres puntos.