Tenis

Un imparable Sinner destroza a Zverev en Australia y agranda su reinado

Sinner, campeón de Australia.

Sinner, campeón de Australia. / EP

Albert Briva

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La hegemonía de Jannik Sinner sobre pista dura empieza a ser algo serio en la historia del tenis. El italiano sumó su tercer Grand Slam, el tercero consecutivo sobre pista dura, tras sus anteriores victorias en el mismo Open de Australia y US Open del pasado año.

Superó a un Zverev (6-3, 7-6(4) y 6-3) incapaz de poder contrarrestar el nivel mostrado por Sinner en todo momento, al que encima le sonrió la suerte en el momento decisivo del segundo set. El alemán fue la otra cara de la moneda, al que se le sigue negando la gloria en un Grand Slam, en los que ha dejado escapar ya tres finales. 

Tercer título consecutivo para Sinner sobre pista dura, algo que solo pudo superar un tal Roger Federer entre el US Open de 2005 y 2007. Palabras mayores. Son 21 victorias consecutivas las que suma ya Sinner, desde que cediera en la final de Pekín el pasado mes de octubre. 

Números de absoluta leyenda a sus tan solo 23 años, mostrando un nivel inalcanzable en estos momentos. No cedió una sola bola de rotura en todo el partido. Ni una. Algo que solo habían logrado Federer (Wimbledon 2003) y Nadal (US Open 2017) en toda la historia. Simplemente espectacular. 

Avisó ya de buen inicio el italiano que no iba a dar un solo respiro a Zverev, que ya a las primeras de cambio tuvo que salvar varios momentos complicados con su servicio. Fue resistiendo las embestidas de Sinner, que perdonó cinco bolas de rotura, pero a la sexta liquidó el set. 

Zverev, descolocado

Necesitaba encontrar una solución Zverev que estaba descolocado en pista y precipitado con las subidas, que eran oro para Sinner. A cada intento de sumar en la red, el alemán se llevaba un 'passing'. Solo los primeros servicios le daban algo de respiro y a medida que avanzó el segundo set los fue encontrando. 

Se iba sintiendo más cómodo Zverev que trató de intentar atacar desde el resto, aunque siempre con respuesta acertada de Sinner, que salvó su peor momento con un 0-30 en contra y 5-4 para el alemán en el tanteador. Lo solventó y envío la suerte del set al desempate, donde la suerte tuvo un papel fundamental.

Se intercambiaron los errores con el servicio de cada uno y cuando más igualado estaba todo, un toque en la cinta dejó muerta la pelota en el lado de Zverev, que vio enterrarse por completo cualquier opción. Dos saques imponentes de Sinner doblaron la ventaja en el marcador y liquidaron una final que por momentos soñó con igualarse. 

Abatido y sin respuestas se quedó Zverev tras lo sucedido, pagando su frustración a golpe de raqueta sentando en su banquillo. Sabía perfectamente que ese golpe en la cinta había acabado con todas sus opciones. 

Con la cabeza ya fuera del partido, el tercer set no tuvo más historia. Muy parecido el guion al primero, aunque sin necesitar Sinner tantas opciones. Rompió en el sexto juego el italiano y cerró sin más dificultad, mostrando un temple y un saber estar en cada momento admirable. Ni una opción de rotura y a cada fallo que se le escapaba, respondía con un ganador justo después. 

Superioridad absoluta para Sinner que suma su tercer Grand Slam. Lo celebró a su manera, sin grandes exaltaciones. Sin muchos gestos. Brazos al aire, sonrisa a su banquillo y abrazo con su gente. El italiano se pone a la estela de su gran rival, Carlos Alcaraz, que suma cuatro.

Al igual que él, con pleno de victorias. El italiano también hace gala del dicho que dice que "las finales no se juegan, se ganan". Y jugando de esta manera va a ser difícil que deje de ganar muchas. 

Lección de deportividad

Un gran campeón. En lo deportivo y en lo personal. Sinner dejó una gran imagen consolando a Zverev con una gran charla y un abrazo final de absoluto respeto. "Estoy seguro de que algún día vas a levantar esta copa, porque te lo mereces" le aseguró en el discurso protocolario, ante la mirada del tenista alemán, que se tuvo que resignar una vez más a estar en lado contrario al trofeo de campeón.