PSG-CITY (4-2)
El PSG remonta un 0-2 y agrava las urgencias del City
El equipo de Guardiola sucumbió por sus graves errores defensivos, incapaz de contener la velocidad del once de Luis Enrique

Bradley Barcola acude a celebrar su gol con Luis Enrique. / Stephanie Lecocq / Reuters


Joan Domènech
Joan DomènechPeriodista
Periodista. Título de Entrenador de fútbol nivel A. Deportista vocacional. Tras retirarme como futbolista, empecé a trabajar en Mundo Deportivo (12 años, 1988-2000). He asistido a cuatro Mundiales y cuatro Eurocopas. Coautor de varios libros. Miembro del colectivo ‘Periodistes Solidaris’ y 'Amics de Johan'.
PSG y City se fueron al descanso agitados, de distinta manera, por el gol anulado a Achraf Hakimi a favor de los parisinos por una rodilla adelantada. Luego, el triunfo del PSG no concedió lugar a las dudas: fue tan claro en el marcador como merecido sobre el césped.
Urgidos por la lamentable clasificación que ocupaban en la Champions, tan exigidos estaban en la penúltima jornada por ganar, que los dos entrenadores no dejaron pasar el descanso para obrar con ese gol que no existió. Pero había dejado un poso.
Luis Enrique y Pep Guardiola ganaron adeptos entre aquellos que piensan que son de los mejores del mundo. El catalán, en un gesto inédito en su historial, hizo dos sustituciones, dando entrada a Rico Lewis (Rúben Dias había visto una amarilla y rozó la segunda) y a Jack Grealish (por Savinho, que sólo hizo una carrera, anulado por Hakimi). El asturiano echó mano de Ousmane Dembélé, que había repuntado en las últimas semanas. En el primer cuarto de hora de la reanudación, Grealish y Haaland colocaron el 0-2 a favor del City y Dembélé y Barcola empataron.

Kevin De Bruyne intenta controlar un balón bajo la lluvia torrencial de París. / THOMAS SAMSON / AFP
El brote de acierto ofensivo con cuatro goles en 15 minutos conllevaba terribles errores defensivos perpetrados en las dos áreas, lo que también explica las penurias que les acosan. Y un fallo clamoroso del City, al dejar libre a Joao Mendes en una lejana falta lateral le condenó a la derrota que acentúa aún más el drama –comparado con sus aspiraciones– de jugarse la vida en la última jornada ante el Brujas.

Marquinhos, junto a Savinho, durante el duelo entre el PSG y el City. / Thibault Camus / AP
No es ahora el City un equipo fiable porque se rompe con una facilidad pasmosa. Los entrenadores proponen y los futbolistas disponen, y Guardiola no consigue atajar la merma del equipo, al que le han sobrevenido todos los males que disimuló en los últimos años.
Media defensa cambió durante el juego y cada vez funcionó peor, lo que avaló la necesidad de incorporar fichajes, como los tres que ya ha concretado, dos de ellos centrales. Necesitaría laterales también: Matheus Nunes y Rico Lewis naufragaron, incapaces de contener el brío y la velocidad de los delanteros parisinos. No era el caso de Gonçalo Ramos, que volvía caminando hacia su campo y se encontró con un balón solo ante Ederson que disparó la euforia parisina antes de tiempo.
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