RECONSTRUCCIÓN DEL 4-5
Barça: la historia de una "locura" en Lisboa
Un Barça heroico triunfa en el delirio de Lisboa (4-5)
Flick, tras el 4-5 al Benfica: "Ha sido un partido de locos. ¡Nunca viví algo así!"
Las cinco claves del Benfica-Barça: Tragedia y redención de TEK en Lisboa

Raphinha festeja el decisivo quinto gol que le da el triunfo al Barça en Lisboa sobre el Benfica. / Ap / Armando Franca


Marcos López
Marcos LópezPeriodista
Lisboa, una de las ciudades más queridas por Flick, acogió un triunfo lleno de épica sobre el Benfica que colocó al Barça entre los ocho mejores equipos de Europa gracias a una irracional goleada (4-5), gestada en la media hora final. "Ha sido una locura", contó luego Lewandowski, a quien la edad (tiene 36 años) no le había permitido vivir aún una remontada de tales proporciones.
"Ha sido un partido de locura, ¡es increíble, es increíble! Nunca viví algo así", confesó también luego el entrenador alemán, quien provocó un problema -la titularidad de Szczesny, un meta polaco sin ritmo- aunque, al final, halló la solución en su figura con aquella parada a Di Maria que le redimió de una noche dramática.
Entre tanta locura emergió la serena creatividad de Pedri, no se entiende la reacción sin su clarividencia, unido a la sangre fría de Lewandowski -dos penaltis, dos goles- y la sangre caliente de Raphinha para ocultar los desastres defensivos de un Barça que no tiene manos fiables, como se vio en Szczesny.
Aunque, al final, el pie izquierdo de TEK evitó el drama y permitió al Barça firmar un partido delirante sintetizado en un gol, el quinto, que desató la euforia en una lluviosa y enloquecida noche lisboeta. Este es el relato de "la locura" del Barça en una media hora inolvidable. En lo bueno y en lo malo.

Raphinha, De Jong y Araujo, que se marcó el 4-2 en propia puerta, tras recibir ese tanto del Benfica en el Estadio Da Luz de Lisboa. / Reuters / Rodrigo Antunes
Minuto 67:02. Autogol de Araujo
Cuando se acerca en el marcador gracias a un regalo de Trubin a quien la poderosa cabeza de Raphinha -ni se mueve pese al impacto del disparo- le da el segundo gol, el Barcelona se autodestruye de nuevo. No había tenido suficiente con recibir tres tantos del Benfica en media hora, dos de ellos bajo la responsabilidad casi absoluta de TEK. Una jugada de ataque por la banda izquierda provoca un centro, aparentemente inocuo del joven noruego Schejlderup, en el que Araujo, desconfiado de su portero, mete la punta de su bota derecha para marcarse un gol en propia puerta y dejar a su compañero con las manos en el aire. El capitán queda abatido y Szczesny derrotado. El Barça se asoma al abismo con Lewandowski echándose las manos a la cabeza.

Hansi Flick, bajo la lluvia durante el Benfica-Barça en el Estadio Da Luz de Lisboa. / Efe / Tiago Petinga
Minuto 73:22. Flick se desboca y se entrega al 3-4-3
El partido transita entre la impotencia azulgrana, agujereado, además, por una tremenda fragilidad defensiva. Nadie se fía de nadie. A TEK se le mira con recelo tras firmar una noche dantesca. Y Flick interviene en el partido para llevarlo a un grado mayor de locura si es posible. Lo es. Quita a los dos laterales (Koundé y Balde), algo que no había hecho nunca. Los quita al mismo tiempo para que entren Eric García y Ferran Torres.
Abandona su tradicional traje táctico para colocar una línea de tres centrales (Eric, Araujo y Pau Cubarsí) llenando el ataque con Lamine Yamal (derecha) y Fermín (izquierda), flotando Raphinha por detrás de Lewandowski.
A veces, el brasileño intercambiaba la posición en la banda con Lamine, que se venía al centro. El Barça más osado que se le recuerda a Flick. Tampoco le quedaba otra al técnico que antes (m. 62) había retirado del campo a Casadó y Gavi para reformular el centro del campo con Frenkie de Jong y Fermín.

Lewandowski marca de penalti el 4-3 del Barça al Benfica en la segunda mitad. / Ap / Armando Franca
Minuto 77:11. El penalti que abrió la esperanza
Los cambios impactan de manera inmediata en el Barça, aprovechando, además, que el Benfica se parapeta en su área refugiado en lo que consideraba un cómodo 4-2, segunda y amplia ventaja adquirida en el marcador tras el 3-1 de la primera mitad. Pedri, el jugador más creativo de una noche inestable, teje y teje pases hasta que diseña uno en vertical para Lewandowski, quien al primer toque abre el camino para la internada de un gris Lamine Yamal.
Su camino queda interrumpido por la mano izquierda de Álvaro Carreras, el lateral zurdo benfiquista, el mismo al que el extremo no siguió en la jugada del 1-0 que desencadenó la tormenta portuguesa. Segundo penalti, segundo lanzamiento para Lewandowski y siempre al mismo lado, a la izquierda de Trubin. El primero con una pequeña paradiña; el segundo, no. Ejecución perfecta en ambos. Se inicia la remontada y el miedo se instala en el monumental estadio Da Luz de Lisboa.

Eric García festeja el 4-4 del Barça al Benfica tras una gran asistencia de Pedri / Efe / Tiago Petinga
Minuto 85:56. Pedri inventa, Eric remata
Al Benfica ese tanto de Lewandowski obra un efecto devastador. Y no solo en lo futbolístico sino también en el plano mental. Bruno Lage hace un doble cambio (Amdouni y Rollheiser) para reanimar a su equipo, pero ya no logra quitarle la pelota al Barça, que acaba el partido con una aplastante posesión del 74%. El nuevo traje táctico le sienta bien al equipo de Flick, quien no sufre en ese tramo de partido porque no deja ni pasar a su rival del centro del campo. Y es Pedri, de nuevo, quien toma el mando jugando en horizontal con De Jong, mientras por delante suyo se mueven Lamine, Raphinha, Ferran Torres, Lewandowski y Fermín.
Aunque parezca mentira la paciencia se convierte en una aliada para el Barça. El reloj vuela, el rival se encierra con un descarado 5-4-1 y Pedri sigue tocando la pelota como si nada grave estuviera pasando. Tras el 4-3, solo hay una internada de Di Maria atrapada por TEK. Intenta arrinconar el equipo azulgrana al Benfica dejando imágenes inesperadas como un disparo de casi 40 metros de Raphinha atrapado con comodidad por Trubin.
Y Fermín entonces provocó un saque de esquina, sacado con tanta celeridad que sorprendió a la defensa portuguesa. Un par de caracoleos mágicos de Pedri antes de detectar la llegada aérea de Eric García que se hace invisible entre nueve defensas y el portero del Benfica. Irrumpe, cabecea y empata. Y Gavi, ya en el banquillo, se sube a caballito de un desatado Flick.

Szczesny desvía con su pie izquierdo el remate de Di Maria, que habría significado el 5-4 del Benfica al Barça. / Reuters / Pedro Nunes
Minuto 88:45. Y el milagroso pie izquierdo de TEK
Queda un minuto y medio para que acabe el partido con 4-4 en el marcador. El Barça se ha ido tan descaradamente al ataque que se olvida de guardar el tesoro que tenía en sus manos. Diez de sus once jugadores están en campo del Benfica permitiendo un contragolpe tan rápido como sencillo. Di Maria, que acaba de entrar en el partido, está también en campo lisboeta cuando inicia su carrera en solitario, mientras De Jong, Araujo, Eric se ponen a viajar hacia atrás de forma desesperada consciente de que es el final.
Tiene todo el tiempo del mundo el delantero argentino. Va solo. Y solo llega a la frontal del área pequeña de Szczesny, que ha tomado la medida conservadora. No va en busca de Di Maria para achicarle espacio sino que prefiere sostenerse bajo los tres palos. La lluvia confiere, además, a la jugada un aire épico.
En apenas seis segundos, transita el argentino del campo del Barça al hogar de TEK. Necesita cuatro toques previos antes de armar su disparo. Y en el quinto chuta con la pierna izquierda con el meta polaco resistiendo aún de pie. El disparo topa, curiosamente, también en la punta de la bota izquierda para evitar el 5-4. La trágica noche de TEK, que debutaba en la Champions, queda luego redimida por esa parada decisiva.

Los jugadores del Barça celebran el quinto y decisivo gol de Raphinha al Benfica en Lisboa. / Ap
Minuto 90+5:08. Raphinha desencadena el éxtasis
El Barça, como es lógico, queda asustado por esa jugada. Le cuesta coger, de nuevo, el hilo a un partido que entra en su tiempo añadido con un inexplicable empate (4-4). Entonces, Flick ordena recuperar la línea de cuatro defensas, volviendo a la tradicional.
Envía a Gerard Martín al campo y quita a Lamine Yamal (m. 90+1.24). O sea, al menos juega el Barça con un lateral puro en una zaga integrada por tres centrales, transformado Eric García en lateral derecho tal si hubiera viajado de repente a Montilivi porque ahí es donde jugaba en esa posición.
Llega entonces un contragolpe del Benfica por el flanco izquierdo, que provoca una falta de Frenkie de Jong. Falta a Álvaro Carreras y tarjeta amarilla sin saber el neerlandés que en esa acción (m. 90+3.36) se estaba gestando el quinto gol azulgrana. Era la última oportunidad para el Benfica porque al Barça no le quedaría tiempo para nada. El lanzamiento de Di Maria provoca una secuencia de errores, con hasta dos posibles penaltis en el área azulgrana, que el colegiado no pita.
Mientras los portugueses reclamaban la pena máxima, Fermín, ya desde el suelo y en posición acrobática, saca el balón del área para que Ferran Torres, con un pase monumental por largo, preciso y profundo, deje solo a Raphinha en un contragolpe increíble. Estaba el brasileño en la misma posición que Di Maria minutos antes.
Cabalga como si fuera el minuto uno, lleno de plenitud física, sin notar el desgaste de un partido estresante. "Estava baldat", confesó Pau Cubarsí nada más acabar el partido justo hoy que cumple 18 años.Estaban todos sin energía.
Todos, excepto Raphinha, quien cabalga y guía la pelota con la pierna izquierda. Como Di Maria. Todo era igual. Hasta los toques previos. Cuatro hizo Raphinha antes de soltar un latigazo también con la pierna izquierda para demostrar que el Barça sobrevivió a la locura de Lisboa.
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