Fútbol
Mbappé se proclama líder absoluto del Real Madrid para asaltar la cima de LaLiga
El francés ofrece una exhibición ante la UD Las Palmas, quien se fue con una goleada del Bernabéu después de ponerse por delante cuando no se había cumplido un minuto de juego
Mbappé es el líder del líder. Ha tardado meses en serlo, pero ya está aquí con todo lo que supone para el Real Madrid. Fue el único que dio la cara en la sangría de la Supercopa y quien salió al rescate de un equipo que encajó ante la UD Las Palmas un gol nada más salir del vestuario. El francés ha pasado página de una versión incomprensible de secundario. Nunca le correspondió y le condicionó. Mbappé ya es libre y lo es tras imponerse a Vinicius, Bellingham o cualquiera de los que están obligados a girar a su alrededor. Entre ellos, Alaba, que volvió a jugar 399 días después de su lesión.
El éxito del Real Madrid depende de sus virtudes. Liquidó a la UD Las Palmas con dos goles (uno anulado) en una exhibición perfecta con la que hizo mejores a sus compañeros. Fue la razón de otro más, de Brahim, y Rodrygo, su mejor aliado, coronó la goleada y que deja a los de Ancelotti líderes en solitario tras aprovechar la derrota del Atlético (a dos puntos) y el malestar generalizado en Liga del Barça (a siete puntos).
Mbappé levanta un arranque contemplativo
La tarde mágica de Mbappé en el Bernabéu empezó con un gol surrealista en contra. Fábio Silva expuso las miserias defensivas de un equipo al que le falta ser eso en cuanto a repliegues se refiere. Una diagonal como un cuchillo en la mantequilla para desnudar a los de Ancelotti. Pero Mbappé consiguió que los pitos a Lucas Vázquez se transformasen en críticas hacia Quintero González, quien tras la revisión del VAR evitó que el francés firmase un triplete en 45 minutos. Una parte para guardar en la hemeroteca particular de un delantero desatado del que dependerán los éxitos del Real Madrid.
Rodrygo forzó el penalti que permitió igualar a Mbappé el encuentro desde los once metros. Ni un atisbo del dubitativo futbolista que falló contra el Liverpool y el Athletic. Un jugador desnortado que miraba al suelo antes de tirar y que estaba totalmente amordazado por una incorrecta gestión de las expectativas. Es el enfant terrible, pero para los equipos rivales, como la UD Las Palmas, que solo pudo aguantar la vela de un barco que se hundió ante las acometidas del francés. El segundo tanto fue de Brahim, que había tenido la oportunidad para empatar en lo que fue un fallo clamoroso.
Pero este gol no habría existido sin la contra conducida por Mbappé como si fuera uno de los jinetes del Apocalipsis. El Real Madrid es un equipo muy difícil de explicar. Hace un año era un ejemplo colectivo de esfuerzo, con sextos hombres implicados hasta la médula como Joselu o Nacho. Fue no hace tanto un Vinisistema que dependía de lo que pudiera imaginar el brasileño, ahora distante, en un inicio de año desolador en el que no ha sido protagonista por nada positivo. Al revés que la gráfica de Mbappé, disparada, como si fuera la cotización del Bitcoin.
Mbappé, el líder del líder de LaLiga
El 3-1 también fue de Mbappé, quien aprovechó una pérdida de los de Diego Martínez para darle el máximo castigo a los visitantes. Recibió solo en el punto de penalti, donde puso el interior para mandar el balón a la escuadra. Un gesto que ha hecho infinitas veces y que seguirá haciendo incluso en un Real Madrid en el que a veces navega solo. Pero ya demostró en el PSG e incluso con Francia, que los hiperliderazgos le benefician. Ha encontrado un buen aliado en Rodrygo, quien culminó la goleada. Tiene una química que ha desarrollado con Vinicius.
En Copa abrió el marcador y pidió a la grada que no pitase. Nunca un recién llegado había acaparado tanta cuota de poder. Los jugadores del Real Madrid no soportan que les piten. No están acostumbrados a ello y esta temporada ha pasado más veces de la cuenta. Lucas Vázquez desafió a la grada con una mirada seria tras asistir en el segundo gol. Porque nunca un capitán había estado tan vilipendiado, aunque haya hecho méritos para ello.
Los de Ancelotti han vivido una montaña rusa emocional propia de un equipo que aspiraba esta temporada a ganar siete títulos. Dos están en la vitrina, con goles de Mbappé, y uno se quedó muy lejos de estar, la Supercopa, donde también anotó el francés. Incluso en los que fueron sus malos momentos siempre ha estado ahí, metiéndose en el bolsillo al Bernabéu, como esa maqueta que llevó a su presentación. Una declaración de respeto y de empatía con el grupo al que se incorporaba que nada tenía que ver con la presentación que había batido todos los récords de atención. Mbappé ya no rinde pleitesía. Es el líder del líder, quien pese a todas las crisis vividas es mejor numéricamente que el Atlético de la larguísima imbatibilidad y el FC Barcelona que solo funciona en el cuerpo a cuerpo.
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