EL ANÁLISIS
La contracrónica del Barça-Betis: Olmo y Gavi, dos falsos nueves
Las cinco claves del Barça-Betis: Lamine Yamal abre su tienda de golosinas en Montjuïc
El Barça honra el escudo con un bello canto al fútbol

Olmo y Gavi conversan después del primer gol del Barça, anotado por el centrocampista. / Jordi Cotrina


Joan Domènech
Joan DomènechPeriodista
Periodista. Título de Entrenador de fútbol nivel A. Deportista vocacional. Tras retirarme como futbolista, empecé a trabajar en Mundo Deportivo (12 años, 1988-2000). He asistido a cuatro Mundiales y cuatro Eurocopas. Coautor de varios libros. Miembro del colectivo ‘Periodistes Solidaris’ y 'Amics de Johan'.
No tenía el Barça sobre el campo a su nueve. No tenía a Robert Lewandowski, el especialista, un futbolista que no puede jugar de nada más que de delantero centro, sentado en el banquillo para que descansara, que a su edad lo necesita. Tuvo a dos nueves, falsos nueves en las jerga futbolera, porque no responden al arquetipo del especialista del área ni tienen el cuerpo ni tienen la experiencia. Pero son buenos futbolistas y eso ayuda mucho. Es el punto de partida fundamental.
Faltó Lewandowksi y el Barça se lio a rematar sin parar desde que saltó al césped, con una desesperación que pareciera querer disimular que no jugaba el máximo goleador del equipo y de la Liga (26 tantos en 29 partidos) y de Europa y de la Historia. Una producción insólita a la que colaboró el amable Betis, incapaz de descifrar como tenía que defender una figura que no existía y, en cambio, aparecían rivales por todas partes. Hasta defensas que venían corriendo desde su casa para chutar a portería. Como Koundé.

Gavi se besa el escudo tras marcar el 0-1. / Jordi Cotrina
El jardín comunitario
La falta de remate sin Lewandowski en el césped se convirtió pronto en un simple supuesto apriorístico. El primer disparo acabó en la red. La inquietud de la eficacia se abrió después, cuando voló el 100% de acierto. Sin que Bartra y Natan hubieran podido hablar y organizarse, identificado Dani Olmo en el papel de nueve, se coló Gavi para desorientarles más. ¿Ese no era el interior derecho?
Nadie echó de menos a Lewandowski, aunque Olmo chutara tres veces y ninguna llegara al fondo de la red. A lo sumo tembló el poste. Sin el polaco cambió la forma de atacar. Pasó a ser más combinativa y dinámica al no existir la figura del destinatario de los balones para rematar. El área no pertenecía a nadie. Era un jardín comunitario. También se atrevió Gerard Martín, el otro lateral, tan prudente y timorato que lo probó sin convicción.

Koundé logra el 2-0 tras una gran asistencia de Lamine Yamal en el Barça-Betis de Montjuïc. / Jordi Cotrina
El 'zurdo' Gavi
Gavi se metió en la jungla con su arrojo habitual y marcó con la izquierda pese a no ser su mejor pierna. Acaso lo es para rematar.
Seis de sus nueve goles con el Barça los ha transformado con la zurda. Igual que el último, que apenas tenía la antigüedad de tres días. Se lo metió a Courtois en la goleada de Arabia que, según se vio anoche, operó un efecto inesperado en la hinchada. Menos colorido Montjuïc, sin charangas ni tambores, a la media hora las 46.019 personas del estadio (una arriba, una abajo), se pusieron cantar y saltar: “Boti, boti, boti, madridista qui no boti”.

Gavi, tras una asistencia de Dani Olmo, conecta con la pierna izquierda el disparo que le dio el 1-0 al Barça sobre el Betis en Montjuïc. / Jordi Cotrina
El esfuerzo dominical, recompensado con el trofeo que exhibió Ronald Araujo en el inicio, era la razón por la que Lewandowski se sentó por segunda vez esta temporada. Tampoco se notó en la primera. El equipo se puso las botas con cinco goles en Mallorca. Anoche fueron siete, aunque se anularon dos por el VAR que dejaron más dudas que certezas. El falso nueve en Son Moix fue Ferran. Y marcó, por supuesto. Más tarde salió Pau Víctor, que cerró la mano.

Raphinha conecta el disparo que terminó en el 3-0. / Jordi Cotrina
El nueve asiste
La gracia es que no marcó Olmo, el designado para ejercer de nueve. A su manera. Sin obsesionarse con el gol: se lo dio a Ferran, que lo necesita más. Flick lo mantuvo en el equipo de principio a final mientras repartía descansos en la alineación (Casadó, Balde) con las sustituciones (Raphinha, Pedri, Gavi…) y sumaba adeptos para un Barça transformado desde que abandonara Montjuïc a final de año con tres derrotas de local a cuestas.
En Montjuïc marcó hasta Vitor Roque que se pasó minutos y minutos envidiando cómo disfrutaban sus excompañeros mientras que a él no le llegó una buena bola hasta el penalti. Pudo marcharse con la cabeza alta.

Vitor Roque frente a Iñaki Peña, al que solo pudo batir de penalti. / Jordi Cotrina
Descansó Lewandowski y quien no tiene que descansar es Lamine Yamal. Ni por edad (la mitad de años que Robert, 17 a 36) ni por el espectáculo que aporta al equipo. Marcó y asistió, y entre tanto dejó filigranas que calentaron a un Barça que vuela.
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