Carrascazos

El camino al paraíso, por Lluís Carrasco

Lamine Yamal, Lewandowski y Rapinha posan con la Supercopa de España en Yeda tras golear al Madrid (2-5).

Lamine Yamal, Lewandowski y Rapinha posan con la Supercopa de España en Yeda tras golear al Madrid (2-5). / FCBARCELONA

Lluís Carrasco

Lluís Carrasco

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¿Recuerdan? No quisiera ser resultadista, pero llevo semanas advirtiendo sobre la chalada vorágine del presente, el daño que hace la falta de calma, y como la inmediatez impide, internamente, discernir entre que resulta fundamental y urgente, o es en realidad irrelevante y trivial a la hora de afrontar una crisis. También les he comentado en estas mismas líneas lo peligrosa que es la precipitación y, a raíz de la petición de dimisiones por parte de una decena de grupos barcelonistas, el error que supone adelantarse a los acontecimientos y no hacer las cosas con sentido reflexivo y, sobre todo, estratégico. Y ya ven, en solo unos días, el escenario, no es que haya cambiado, ¡es que ni somos capaces de reconocerlo! Y hoy es imposible no hacerse la pregunta de qué o quién ha transformado la noche en día convirtiendo la oscuridad en resplandor celestial

No busquen hechiceros, magos o genios, como no han de buscar malhechores o enemigos, es más sencillo. Los protagonistas de ayer y todo el ruido que trajeron consigo, no fueron Tebas, Louzán o Laporta; tampoco la RFEF, la LFP o los sufridos servicios jurídicos del FC Barcelona y el atroz calendario al que le sometieron… Ni los protagonistas de ayer ni los de hoy son ellos, tampoco el llorón de Vini Jr., el recuperado Mbappé o los impresionantes chavales de La Masia que nos regalaron una obra de arte en forma de título.

La caprichosa pelotita

En realidad, todo ha sido culpa, es culpa y será culpa de una pelota. Si la caprichosa pelotita se empeña en entrar una y otra vez en la meta blanca o en la de nuestros rivales, nos espera calma, dicha y tranquilidad, si por el contrario nos es esquiva y, como en diciembre con Las Palmas, Celta, Betis, Leganés o Atlético, se empecina en sernos cruel, volverá el ruido, la tensión y los tambores de guerra.

Es la ley del futbol, y cuando suceda, aquí me encontrarán rogando a unos y otros, paz y serenidad. Y hasta la próxima marimorena, que, vigilen ustedes, fíjense que rima con “condena”. Y es que el camino al paraíso, comienza en el infierno.