BETIS-BARCELONA (2-2)
Ni Lamine Yamal ni Iñaki Peña salvan al Barça de su vulgaridad
El Betis empata en el tiempo de descuento después de arrollar al equipo azulgrana en la segunda parte (2-2)
Las cinco claves del Betis-Barça: Los extraños cambios del expulsado Flick

Lo Celso bate a Iñaki Peña en el penalti del Betis. / AFP / Christina Quicler


Albert Guasch
Albert GuaschPeriodista
Como en los tiempos de la Liga de Xavi Hernández, el Barça parecía agarrarse al portero y a la inspiración de la estrella para reafirmar el liderato en el Benito Villamarín. lñaki Peña evocó al mejor Ter Stegen y Lamine Yamal puso el carácter y el talento para tirar del equipo en los minutos de ansiedad. El Betis, no obstante, empató en el descuento cuando la victoria parecía atada con el nudo de Ferran Torres (2-2). Nadie puede escribir que fue una injusticia. El equipo andaluz arrolló durante la segunda parte al de Hansi Flick, quien fue expulsado por primera vez en la Liga española. Eso también recordó a los días de Xavi.
Apareció un Barça descontrolado, vulgar, de malas sensaciones, que no logró dar continuidad a su juego y que incluso flaqueó en intensidad y en los movimientos sincronizados de acortar los espacios. Tuvo suerte de no encajar más goles. Suerte o Iñaki Peña, agigantado ante el Betis. El Barça ha perdido frescura. No se gusta tanto. No es mal resultado el empate ante la artillería que le cayó de los jugadores de Manuel Pellegrini.
Al Barça canónico solo se vio de verdad en el gol de apertura. Koundé, Lamine, Pedri, Koundé, Lewandowski. Tac, tac, tac, tac, tac. Combinación precisa y vistosa de cuatro jugadores y cinco toques. Jugar la pelota, aparecer en el espacio y ofrecer líneas de pases. La esencia del juego del Barça, manifestado en el tanto del polaco. No le hacía falta explicar nada más en el intermedio a Flick. Solo decirles que se fijasen en sí mismos y en ese momento de destello a seis minutos del descanso. Los jugadores no lo captaron.
Doble susto inicial
El Barça fue soportando el partido como una comida de compromiso, interviniendo lo justo sin parecer ausente. Alguna llegada a la portería de Vieites, pero sin sobresaltar al Benito Villamarín, que se había excitado con el despegue de su equipo.
En los dos primeros minutos el Barça se salvó gracias a Raphinha, que dio un patadón oportuno desde la línea de portería tras un remate de Bartra, y a Iñaki Peña, que le ganó un mano a mano a Abde. Se dice a menudo que el portero alicantino no pierde partidos pero tampoco gana puntos. Esta se la puede apuntar.
Desde ese doble susto, el Barça abrió los ojos. Al Betis no se le puede derrotar dormido. Ha vivido mejores épocas bajo el mando de Pellegrini, aunque despertará. Incluso con Vitor Roque, al que se le intuyó motivado. De la misma forma que no basta el optimismo para superar una grave enfermedad, tampoco con las ganas no es suficiente en el fútbol. Como es joven y de su talento se ha dudado sobradamente, dejémoslo en que aún le falta tiempo a esta fruta para madurar. Aun así, intervino con determinación en el partido al provocar el penalti del empate a uno.
Un Betis intenso
Como se decía, abrió los ojos el Barça hasta el gol de Lewandowski, el 16º en la Liga, en que el desmarque de Pedri fue clarificador. Pero los volvió a cerrar al saltar al segundo tiempo. El Betis acumuló cuatro ocasiones en 10 minutos tras la reanudación, tres de ellas a bocajarro, de las que no dejan dormir luego por la noche al atacante. En una, Iñaki Peña puso la mano dura ante un remate seco del bronco Chimmy Ávila. Se puede apuntar otra el portero.

De Jong comete penalti sobre Vitor Roque. / REUTERS
En cambio, no pudo acabar de consagrarse ante los escépticos más radicales en el claro penalti que De Jong, al poco de ingresar en el campo, cometió sobre Victor Roque y transformó De Celso. Adivinó el costado Peña, pero le faltó un palmo para atajar el disparo. Por la vehemente gesticulación, Flick vio la tarjeta roja. Explicaría luego que no protestó a nadie, solo una reacción visceral de lamento.
El gol encajado bloqueó todavía más la mente de los azulgranas. El Betis se apropió por completo del encuentro. Flick, desde la grada, sacudió el equipo. Como si pensara más en la cita de Champions del miércoles ante el Dortmund, o como si mirara más el excel del minutaje que a las necesidades del marcador, quitó a los intocables, a Raphinha, Lewandowski, Olmo y Pedri. No vio necesidad de administrar a Lamine Yamal. Una suerte para el barcelonismo.

Ferran Torres da las gracias en nombre de Valencia tras marcar su gol. / AFP / Christina Quicler
El adolescente de 17 años empezó a reclamar la pelota, a percutir por su banda, a encarar a los defensores. Infatigable en su esfuerzo y dotado de una rebeldía ante la adversidad emocionante, a él cabe atribuir buena parte de la reacción del Barça. El pase a Ferran Torres para el 1-2 fue majestuoso. El VAR validó el tanto. El gol del empate de Assane Diao, español nacido en Senegal, ensombreció la tarde cuando el triunfo se palpaba en el bolsillo azulgrana. “Somos capaces de jugar mejor", analizó un decepcionado Flick.
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