EL ANÁLISIS TÁCTICO

El Madrid-Barça, en cinco claves: Flick, una semana en el paraíso

CRÓNICA | Un Barcelona gigantesco mortifica al Madrid en el Bernabéu

CONTRACRÓNICA | Lewandowski deja al Madrid en fuera de juego

La cara B del Clásico: Mbappé choca con Iñaki Peña y el banderín del línier

El gesto granuja y vacilón de Gavi que encendió a Vinicius y al madridismo

Ancelotti y Flick se saludan antes de empezar el clásico Madrid-Barça en el Bernabéu.

Ancelotti y Flick se saludan antes de empezar el clásico Madrid-Barça en el Bernabéu. / Reuters / Juan Medina

Marcos López

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En una semana, Hansi Flick ha alcanzado el paraíso. No solo se llevó por delante al Bayern Múnich restituyendo el honor perdido en Europa durante los últimos años sino que se presentó en el Bernabéu y ofreció una lección espectacular. Del 4-1 de la Champions al 0-4 del clásico. Vive Flick en el paraíso, al que ha llevado al barcelonismo en tiempo récord. Ni tres meses de trabajo.

Mbappé intenta el centro ante Casadó en el Madrid-Barça del Bernabéu.

Mbappé intenta el centro ante Casadó en el Madrid-Barça del Bernabéu. / Ap / Manu Fernández

El 'agujero negro' de Hansi

Apenas se llevaban 70 segundos del clásico y Mbappé ya había caído en dos ocasiones en fuera de juego. Si había alguna duda sobre la personalidad de este ‘Baby Barça’ quedó despejada nada más iniciarse el duelo contra el Madrid. No había cruzado el reloj la frontera del cuarto de hora en el Bernabéu y se había doblado la cifra hasta los cuatro.

Poco a poco, la estructura defensiva del Barça se iba sintiendo cómodo en el vértigo. Instalado en la cornisa, tal si no tuvieran miedo alguno a la altura. Al minuto 25, siete fueras de juego había protagonizado el Madrid: seis de Mbappé y uno de Bellingham. Y terminada la primera mitad se elevó hasta los nueve: siete del delantero francés, uno del inglés y otro de Vínicius. ¿Y el Barça? Cayó en esa misma trampa en una sola ocasión. Fue Lewandowski (m. 32). El ‘agujero negro’ de Flick en el que cayó hasta 12 veces. Y en ocho le tocó a Mbappé.

Frenkie de Jong pelea por el balón con Vinicius en el Madrid-Barça del Bernabéu.

Frenkie de Jong pelea por el balón con Vinicius en el Madrid-Barça del Bernabéu. / Ap / Manu Fernández

La posesión fue del Barça

Hay mucho debate. Y lo habrá siempre. Pero en el clásico quedó claro que el Barça, por mucho que viva a 50 metros de la portería de Iñaki Peña, con el peligro en cada pase hacia adelante que proyecta, sigue teniendo el mismo estilo. Es un matiz. Singular, pero un matiz interesante. Acabada la primera mitad, el equipo de Flick tenía el 58% de la posesión en el Bernabéu, además de firmar seis remates (dos a portería), mientras el Madrid intentaba esquivar la bandera arriba del asistente, que se convirtió en algo rutinario. Ancelotti veía que sus jugadores estaban lleno de imprecisión. Mucha sensación de peligro. Una amenaza latente. Pero en los primeros 45 minutos solo un tiro del Madrid y ninguno a portería. En la segunda parte, fue mucho más aplastante el dominio azulgrana, más allá de los dos goles de Lewandowski. ¿La posesión total? 58% del Barça; 42% del Madrid.

Gavi y Flick charlan en el banquillo del Bernabéu durante el clásico Madrid-Barça.

Gavi y Flick charlan en el banquillo del Bernabéu durante el clásico Madrid-Barça. / Reuters / Susana Vera

Flick acierta; Ancelotti, inmovilizado

Llegado el descanso, entró en acción el técnico del Barcelona. Mientras Ancelotti estaba colapsado, sin tomar ninguna decisión, Flick movió una ficha que fue, en realidad, cómo se moviera a todo el equipo. Quitó a Fermín y colocó a Frenkie de Jong. De inmediato, el equipo azulgrana se quedó con la pelota empezando una exhibición que silenció al Bernabéu, al punto de que mucha gente, ya con 0-3, abandonó el estadio porque se quedó sin respuestas. Al igual que Ancelotti. No detectó el italiano la entrada del centrocampista neerlandés ni supo tampoco qué hacer cuando Dani Olmo entró por Casadó, que dejó una obra hermosa con su asistencia en el 0-1 de Lewandowski. Flick se salió con la suya porque el Barça cumplió con dignidad en la primera parte, amasando el partido hasta llevarlo a una exhibición descomunal. Es la ‘semana Flick’. Arrancó con un 5-1 al Sevilla, siguió luego con un 4-1 al Bayern Múnich y terminó con un 0-4 al Madrid en el Bernabéu.

Iñaki Peña atrapa un balón a la salida de un córner del Madrid en el clásico del Bernabéu.

Iñaki Peña atrapa un balón a la salida de un córner del Madrid en el clásico del Bernabéu. / Efe / Juanjo Martín

Cuando Iñaki Peña se comió a Mbappé

El Barça terminó con la portería a cero. Estaba el portero suplente. Estaba Iñaki Peña en el Bernabéu. Y no se dejó intimidar por el escenario ni por ese latifundio que tenía delanter suyo ya que el defensa más cercano estaba a 45 o 50 metros. Apareciño Iñaki firmando hasta cuatro paradas en un partido que jamás olvidará. Y, sobre todo, una acción maravillosa a Bellingham, aunque siempre quedará la duda de si estaba en fuera de juego, como luego sí señaló el colegiado. Pero dejó, marchando a contrapié sobre la línea de gol, una mano prodigiosa para evitar que la pelota llegara a la red. Luego, su figura se engrandeció cuando se enfrentó a Mbapé, a quien le ganó un mano a mano. Firmó una gran parada. Y después, como ya le tenía intimidado, en la segunda acción volvió a quebrar el disparo y, sobre todo, anuló también emocionalmente al delantero francés.

Lewandowski felicita a Lamine Yamal tras marcar el 0-3 en el Bernabéu al Madrid.

Lewandowski felicita a Lamine Yamal tras marcar el 0-3 en el Bernabéu al Madrid. / Afp / Óscar del Pozo

Y Lamine bailó en el Bernabéu

No empezó fino Lamine. Estaba impreciso, algo nervioso en el regate, no tenía demasiado impacto en el partido. Parecía que su juego era demasiado precipitado, aunque luego todo cambió en la segunda mitad cuando se convirtió con su gol en el jugador más joven en marcar en un clásico. Tiene 17 años y 105 días.

Tiempo más que suficiente para anotar con la derecha el gol que tanto esperaba, prólogo a decirle al Bernabéu que lucía la camiseta del Barça, pidiéndole calma al seguidor blanco para dejar claro que en la casa de Vínicius mandaba él. Luego, se puso a bailar junto a Balde, su amigo, mientras Lewandowski se unía a felicitar al joven delantero. De menos a más. Tocó 50 veces el balón, firmó cuatro remates, tres a puerta y un gol.