LA CONTRACRÓNICA

Lewandowski deja al Madrid en fuera de juego

Guardiola se presentó en el Bernabéu con el 2-6 y Flick se estrena con un 0-4 que reabre los complejos blancos frente al estilo azulgrana

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La cara B del Clásico: Mbappé choca con Iñaki Peña y el banderín del línier

Lamine Yamal se abalanza sobre Lewandowski en uno d elos dos goles del polaco.

Lamine Yamal se abalanza sobre Lewandowski en uno d elos dos goles del polaco. / La Presse / AP

Joan Domènech

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Barcelona
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Pep Guardiola se presentó en el Bernabéu con un aplastamiento por 2-6 y Hansi Flick se estrena con un apabullante 0-4.

Guardiola cambió los clásicos, se vio con el paso del tiempo, y Flick ha decidido dejar su huella desde el primer día. Ha dotado al Barça de un perfil agresivo, de presión en campo contrario y defensa adelantada y con esa pinta se plantó en el Bernabéu. Sin retocar nada. Ni la alineación. Jugaron los mismos que batieron al Bayern el miércoles. "Se ganaron jugar ante el Madrid", adujo el técnico alemán, en una fiel versión del axioma que lo que funciona no se toca. No siempre se cumple.

Pero sí se cumplió el guion básico de todos los partidos del Barça, abrumadoramente saldados con victoria: los rivales no paran de incurrir en fuera de juego, una y otra vez. El Madrid cayó en la trampa, como todos los demás. Aun sabiendo que la precipitación podía echar por tierra situaciones de ventaja, los blancos se echaron a correr en cuanto veían la mínima oportunidad. Sin percibir ni medir cuántos centímetros estaba por delante o por detrás la punta de la bota, la rodilla o el codo, en esa nimiedad se gestan los resultados.

Lunin, desolado, no ve la euforia de Lamine Yamal y Pedri en el 0-2.

Lunin, desolado, no ve la euforia de Lamine Yamal y Pedri en el 0-2. / La Presse / AP

Coldplay seguirá evocando los mejores años de nuestra vida, cuando puso música al equipo de Guardiola. El Barça de Flick, de momento, tiene la camiseta.

Mbappé se precipita siempre

Empujado por el Bernabéu, ávido de sangre ante las engañosas facilidades que parecía dar el Barça, Mbappé se puso a correr cada vez que veía el balón de color blanco. Le pudo la codicia, y cayó una y otra vez en fuera de juego. 8-1 era el resultado de las situaciones incorrectas en el descanso y 4-0 tras el descanso. Marcó un gol el francés y lo celebró con fruición. Demasiado pronto, como precipitada había sido su arrancada. Marcó otro en el segundo tiempo, después de un nuevo fuera de juego más claro incluso que el anterior. 

El Barça también es de los equipos que más incurre en fuera de juego en su afán, a veces obsesivo, por ser vertical. Va inherente a su forma de jugar, ya que suele robar el balón en la parcela del rival y no tiene motivo para retroceder y construir nada: suele contar con ventaja en esa situación. El ansía de rematar la jugada con rapidez le pierde. Pero el método lo tiene más dominado y más practicado, tiene más centrocampistas de buen pase y los defensas blancos no suelen defender tan lejos de su portero. Todo se unió para que Casadó rajara a los blancos con un pase vertical al ver que los centrales se adelantaban imprudentemente sin presionar, que Lewandowski estuviera bien perfilado y Mendy estuviera pensando en las musarañas.

El método de Flick, el pase de Casadó, la colocación de Lewandowski y la distracción de Mendy se unieron para el 0-1.

Mbappé ser dispone a disparar a portería en presencia de Iñigo.

Mbappé ser dispone a disparar a portería en presencia de Iñigo. / La Presse / AP

El Bernabéu ruge y se vacía

Mbappé festejó dos goles y Lewandowski también celebró dos goles. Los del polaco fueron buenos, legales, aprobados por el árbitro y el VAR. Lewandowski doblaba a su par en la producción (12 a 6) y se marchó del duelo directo ampliando la diferencia y con una lección de eficacia pese a que falló dos goles clamorosos, uno a puerta vacía rematando al poste.

Repararon esos errores Lamine Yamal, que se estrenó ante el Madrid y se convirtió en el más joven de la historia en marcar en un clásico, y Raphinha, el capitán, aunque no lucía el brazalete cuando marcó. Recordó la sutileza que caracteriza a los brasileños, en contraposición al papel siempre arisco de Vinicius, un fenómeno con sus aspavientos pidiendo al Bernabéu que rugiera. Rugió, y luego se marchó antes de tiempo, humillado y vencido por un equipo de niños, una panda de juveniles que se lo pasa bomba jugando a fútbol. Con dos niños de 17 años (Cubarsí y Lamine Yamal) y cuatro de 21: Balde, Casadó, Pedri y Fermín.

El Barcelona arrolla al Real Madrid en el Bernabeu

Hansi Flick abraza a Dani Olmo al final del choque. / Valentí Enrich

Guardiola y Flick, unidos

Guardiola y Flick, con un pasado en el Bayern de Múnich, y una exhibición en el Bernabéu, quedaron unidos también por Coldplay. La quinta camiseta temática del Barça en los clásicos volvió a ser conmemorativa de una victoria. La de Rosalía y Motomami era la única que había adquirido el aroma del triunfo. Aquel 2-1 en el Camp Nou se revalorizó porque el triunfo remachado por Franck Kessié blindó la conquista de la Liga que semanas después coronaba el Barça de Xavi en el derbi ante el Espanyol. Por cierto, Xavi también tiene un 0-4 en su palmarés.

Coldplay seguirá evocando los mejores años de nuestra vida, cuando puso música al equipo de Guardiola con la canción Viva la vida. Un himno. El Barça de Flick, de momento,tiene la camiseta.