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La jugada personal de Joanjo Pallàs: ir más allá del periodismo deportivo

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Joanjo Pallàs, junto a Jordi Évole, en la presentación de su libro 'Jugada personal'.

Joanjo Pallàs, junto a Jordi Évole, en la presentación de su libro 'Jugada personal'. / Univers

Albert Guasch

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En la mesa del bar en que tiene lugar esta conversación, Joanjo Pallàs se sentó hace meses frente a Sergi Pàmies en busca de consejos sobre cómo encarar la escritura de un libro. Era el primero de su vida y le afloraban inseguridades. "Ante todo no quería hacer el ridículo", dice. Y Pàmies, que de buenos libros acumula unos cuantos, se ofreció enseguida de guía durante el proceso de escritura de Jugada personal. El resultado es un debut delicioso. Consejo a los lectores: si tienen intención de leerlo, no lo cojan antes de irse a dormir, se les va a hacer tarde. Sin darse cuenta se lo acabarán y mañana hay que madrugar.    

Pallàs, de 55 años, exterioriza información de índole íntima, de cómo era crecer en un barrio periférico de Barcelona en una familia no del todo estructurada, por ejemplo, y aventuras de naturaleza profesional, como la sacudida a su pretendido año sabático en Suecia que supuso el fichaje de Ibrahimovic por el Barça. Y cómo acostumbra en sus columnas de opinión en La Vanguardia, lubrica las páginas de un sentido del humor de pincel fino, clave en la fluidez del relato.

A la pregunta básica de cuál fue el planteamiento del libro, ofrece como respuesta un botón del estilo desdramatizado y alérgico a la trascendencia excesiva que caracteriza su escritura. "El hilo debía ser mi relación con el fútbol y mi vocación de periodista deportivo, y encontrar momentos de mi vida que me habían iluminado, por decirlo de alguna forma. Momentos de felicidad, le dicen. Algo que de por sí es un reto porque yo, de optimista, no me definiría. Yo soy realista. Y bastante sarcástico. Cínico no me lo deja decir mi hermano".

Un planteamiento que casa con el nombre de la colección de la editorial, Joie de vivre, y que bajo la estructura de un partido de fútbol desfilan recuerdos de sus tiempos de nadador, de sus inicios en el periodismo o de sus vacaciones en Suecia, de donde es su mujer. Ella, Sofia, le ha ampliado y enriquecido su mundo, como se desprende claramente de la lectura de un libro que, mira por donde, le está dando en sí mucha alegría de vivir. "Me está subiendo el ego. Es muy gratificante que la gente, en particular opiniones que valoro, me digan que les ha gustado, que mientras lo han leído se han olvidado del móvil. Eso es algo muy chulo".

Cambiar de registro

Volvamos al principio. ¿Necesitaba escribir un libro? “Lo que tenía clarísimo era que quería cambiar de registro. Salir de lo que hago normalmente. Y escribir de otra forma, sin presión. Llevo 25 o 30 años teniendo que cerrar textos el mismo día, o como mucho en 30 minutos, y yo lo que quería era escribir y equivocarme y corregir al día siguiente. Y sin ruido. Y en un sitio en que estuviese solo, sin la redacción, sin el estadio... Un poco por ahí va lo del título, de que la jugada es personal”.

Una jugada que se escribe en primera persona y por ello el periodista Pallàs admite que ha tenido que sacudirse cierto pudor. “Yo no estoy haciendo periodismo, estoy haciendo otra cosa. Y ese ‘yo’ me ha llevado a sitios que en principio no iba a abordar. Pero hay un momento en el que tú te aíslas. Te olvidas que esto puede leerlo gente. Y me he dado cuenta de que necesitaba sacar muchas cosas. Pero no como terapia y todo esos rollos, sino porque simplemente me apetecía".

“Al final -añade- lo personal ha supurado mucho más de lo que pensaba. Y estoy contento de que haya pasado. Porque creo que el libro es mucho mejor así. Si me hubiera contenido con según qué cosas personales no tendría la autenticidad que debería tener".

Y en la persecución de esa autenticidad, el lector habitual de Pallàs corrobora que este no necesita del marco del deporte o del Barça para sobresalir como un escritor estupendo. Si aparece Ibrahimovic es para explicar otras historias que le ocurrieron en Suecia. Y sí, sale Messi, al que dedica un capítulo, pero como homenaje al auge sideral del futbolista y su significado en el periodismo de Barcelona y el suyo en particular, de observador cercano.

De Messi en el libro escribe lo siguiente: “Desde el inicio de su carrera se estableció una especie de divertida competición entre el crack, sus goles y sus jugadas imposibles a lo largo de tantos años, y los periodistas que tratábamos de describirlas. Yo diría que los recursos se nos acabaron antes a nosotros que a él. Nos ganó porque Messi siempre gana”. En el bar lo dice aún más enfáticamente. "Nos reventó".

La gravedad del periodismo deportivo

Pallàs escribe con humor sin tratar de hacerse el gracioso. “Para mí, lo importante es no abusar. Es decir, si quieres hacerte el gracioso expresamente, mal. Pero si de forma natural, como cuando charlas con tus amigos, vas colando algún chascarrillo, funciona muy bien, creo. Y a mí no me cuesta"

Lo que le lleva a hablar de su gremio. "Para mí uno de los grandes problemas del periodismo deportivo es la gravedad con la que hablamos de las cosas. Dramatizamos demasiado a veces. A mí me pasa que cuando me voy de vacaciones y estoy alejado, después, al volver, pienso que estamos fatal. Pero al cabo de un rato como quien dice ya te zambulles en este ambiente y te das cuenta de que estás hablando de cosas que tampoco son tan importantes como si fuera uranio enriquecido”.

Uno apostaría todos sus libros de Pàmies a que sería capaz de escribir de ello de forma fluida y amena.