Juegos Olímpicos | Fútbol
Final injusto y cruel para España: se queda sin medalla en sus primeros Juegos Olímpicos
La selección dirigida por Montse Tomé pierde ante Alemania (0-1) y se queda sin metal
Laia Bonals
Redactora de deportes
Laia Bonals es redactora de deporte de El Periódico desde abril de 2023. Antes, formó parte de la sección de deporte del ARA, donde empezó su especialización en deporte femenino la temporada en la que el Barça ganó su primera Champions en Goteborg. Desde entonces, ha sido la especialista en el creciente mundo del deporte femenino, siempre preocupada contar las historias de las atletas que están cambiando el mundo y rompiendo techos de cristal.
Colabora con las emisoras de radio Catalunya Ràdio y RAC1, además de las cadenas televisivas de Gol TV y Teledeporte.
La justicia en el fútbol no existe. El deporte poco entiende de méritos. España se reencontró consigo misma. Pese a no tener su mejor versión, volvieron a sentirse ellas mismas. A practicar su fútbol. Pero no se les dio. Alemania se impuso desde los once metros con una diana que les colgó el bronce (0-1). España se quedó sin medalla en un final demasiado cruel en sus primeros Juegos Olímpicos.
España volvió. Se recompuso. Llevó el tempo, el ritmo y el balón. Se trajo consigo esa aura de campeona. Les faltó contra Brasil, pero un mal día lo tiene cualquiera. Volvieron a jugar, nunca dejaron de creer. Más allá de colgarse la medalla, el gran triunfo de España era reconocerse sobre el verde. Ser capaces de volver a ser ellas mismas, de superar la frustración que ha hecho poso desde el partido contra Brasil que las privó de luchar por el oro. Y para ello solo había un medio: el balón. Así quieren jugar estas futbolistas y es totalmente innegociable.
Alemania no presento mucho interés en controlar al balón. Ya le venía bien cedérselo a España, que disfruta controlando los duelos con el balón pegado a los pies. A las futbolistas dirigidas por Montse Tomé se las vio cómodas. Con esa calma tensa, a la vez necesaria, pero no incómoda. Fueron progresando, mientras Alexia Putellas encadenaba toques de calidad que levantaban a más de uno de su asiento. Qué papel el de la capitana. Ha sido una de las que ha liderado a la selección tras el bache que supuso el partido contra Brasil. Fue ella la que tomó la palabra en la arenga previa al duelo por el bronce. Todos los ojos estaban puestos en ella. Sin complejos, como siempre, tomó las riendas y llevó a España por el partido.
Lo intentó Aitana desde la frontal, Jenni de rebote y Salma tratando de colarse en el área. Lo probaron con determinación, pero no llegó el gol en el primer tiempo. Tuvo un par de sustos España, con lanzamientos lejanos de las alemanas, pero pudo atajarlos sin problema. Cata Coll no tuvo mucho trabajo, los balones no llegaban a portería, hasta que Giulia Gwinn se coló en el área y Cata la derribó con dureza. La colegiada señaló la pena máxima y la frustración aumentaba en la guardameta española. El balón no duró mucho sobre el punto de penalti antes de chocar con la red. El gol ponía a España por debajo en el marcador. Los fantasmas volvían a la vez que la necesidad de pasar página y tirar de orgullo y talento.
Había que recuperar el carácter. Sacar esa garra que las futbolistas de la selección han demostrado por activa y por pasiva. Cata no se achantó. Quien pensara que lo haría, que se haría pequeña, es que no conoce a la portera. Cuenta con ese temperamento que solo los grandes guardametas tienen. Prácticamente en la siguiente acción volvió a Gwinn a acosar su área totalmente sola y la balear lo atajó sacando un pie milagroso. Había evitado el segundo de las germanas, pero lo que España necesitaba era volver a poner el empate en el marcador.
Lo intento. Remó. Se contrajo para aunar fuerzas mientras los minutos iban pasando en el marcador. Era doloroso ver que no llegaba esa ocasión, la que lo cambiara todo, la que les diera opción de luchar por lo que se han ganado. Lucía cayó dentro del área y la colegiada señaló la pena máxima. Alexia cogió el balón. Si tenía que ser alguien era ella. Alexia era la que podía soportar el peso de la historia de esta selección. Pero el balón no entró.
Han sido unos Juegos Olímpicos que han exprimido al máximo un equipo que encadena una carga física asfixiante. Pese a eso, todas lo intentaron pese a que las piernas pedían parar. No daban más de sí. El corazón las empujó hasta que la colegiada señaló el final del partido. Algunas se tiraron al suelo, otras dejaron ir lágrimas para paliar la tristeza y dolor de lo que se acababa de consumar. Se abrazaron, para mitigar el desconsuelo.
España se quedaba sin medalla. El futbol no fue justo con una selección que le ha dado demasiadas cosas. Unas futbolistas que han marcado una época, que su fútbol se ha convertido en el librillo para cualquier equipo. Se vuelven con un sabor amargo tras su debut en unos Juegos Olímpicos. Pero volverán, de eso no hay duda. Hasta entonces, no bajarán los brazos para recuperar el lugar que no consiguieron conquistar.
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