POR 16,5 A 11,5 PUNTOS

Europa remata el triunfo de la Ryder Cup sobre EEUU

Fleetwood aseguró el triunfo sobre los americanos, que necesitaban una gesta que ni se atisbó porque se mantuvo la diferencia del sábado

Jon Rahm exhibe el trofeo de campeón de la Ryder Cup.

Jon Rahm exhibe el trofeo de campeón de la Ryder Cup. / GUGLIELMO MANGIAPANE

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Joan Domènech
Joan Domènech

Periodista

Especialista en Fútbol, Barça, Deportes.

Escribe desde Barcelona

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Europa volvió a ganar la Ryder Cup. De regreso al viejo continente la disputa del torneo más emocionante de golf, el triunfo correspondió al anfitrión. Una costumbreque no falla desde hace 30 años y que empieza a acomplejar a los americanos. No se podrán resarcir hasta la cita de Adare Manor, en Irlanda (2027). Antes, tendrán la oportunidad de desquitarse en casa, en Bethpage Black, en Nueva York (2025) y recuperar el trofeo que han visto muy, muy lejano en el campo Marco Simone de Roma.

La última victoria de Estados Unidos como visitante data de 1993, en The Belfry (Inglaterra). Desde entonces, Europa ha vencido en diez ediciones por cuatro los estadounidenses, ampliando un dominio de la competición que se ha confirmado en Italia. El enfrentamiento amenazaba con la devolución de la paliza encajada en 2021 (19 a 9), sobre todo al iniciarse la jornada dominical con la amplia ventaja europea 10,5-5,5. La diferencia se mantuvo (16,5-11,5) en los individuales.

Tommy Fleetwoord, tras otorgar el punto definitivo para el éxito de Europa en la Ryder Cup en Roma. /

Paul Ellis / Afp

Fleetwood sella el triunfo

Tommy Fleetwood tuvo el honor de blindar el triunfo europeo en el hoyo 16 de su partido con Rickie Fowler, el undécimo de los 12 que componían la tercera jornada. El americano se fue al agua y brindó dos oportunidades al inglés para colocarse con dos hoyos de ventaja y dos por jugarse. El medio punto del empate era una garantía de campeonato, y fue un punto entero en el hoyo 17. Apenas acallado el rugido de alegría de los aficionados, Robert MacIntyre remontaba ante Wyndham Clark y añadía otro punto. Remató la competición el irlandés Shane Lowry al igualar con Jordan Spieth.

Luke Donald, el capitán de Europa, dedica el trofeo a la hinchada en el podio de campeones. /

PHIL NOBLE

Demasiado rezagado era el punto de partida de los americanos, que trataron de evitar, al menos, la amenaza de una hecatombe mientras no se dibujara el milagro. En cambio, la ventaja adquirida en las dos primeras jornadas (10,5 a 5,5) era un mullido colchón de tranquilidad para los europeos, que ampliaron en los primeros seis partidos individuales, con tres victorias, dos derrotas y un empate: el de Jon Rahm en el partido inaugural frente a Scottie Scheffler. 

Shane Lowry, con el trofeo en la mano, Rory McIlroy y Justin Rose, eufóricos en el podio. /

PHIL NOBLE

Rahm, invicto

Los dos habían descansado el sábado por la tarde. Por distintas razones. Rahm había jugado tres de las cuatro sesiones y Scheffler, el número uno mundial, acabó llorando y deprimido por la humillante derrota sufrida junto a Brooks Koepka ante el noruego Viktor Hovland y el debutante sueco Ludvig por 9&7, resultado inédito en la historia en los foursomes (golpes alternos). Rahm terminó su segunda Ryder Cup con dos victorias y dos empates.

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La igualada continuó con victorias de Hovland sobre Collin Morikawa, Rory McIlroy a Sam Burns y Tyrrell Hatton ante Brian Harman, mientras que EEUU solo se impuso con Patrick Cantlay y Max Homa sobre Justin Rose y Matt Fitzpatrick, respectivamente. 

Jon Rahm agarra la cabeza del irlandés Shane Lowry tras ganar su partido ante el estadounidense Wyndham Clark. /

PHIL NOBLE

A medio punto

El 14- 11 en el ecuador de la jornada dejaba a Europa acariciando la copa. A medio punto. Se hizo esperar porque Estados Unidos respondía con tres triunfos (Koepka ante Aberg, Justin Thomas frente a Sepp Straka y Xander Schauffele a Nicolai Hojgaard). Necesitaban tres más para la gesta, pero no hubo más concesiones. Como si hubiera sonado una bocina de aviso, Lowry, Fleetwood y MacIntyre acabaron de madurar su juego para desatar la explosión final.

Los jugadores europeos, con Rahm quitándose la gorra, en la rueda de prensa al final de la Ryder Cup. /

CARL RECINE