FÚTBOL
¿Quiere ser presidente de la RFEF o una federación territorial? Más vale que ya esté dentro

Luis Rubiales durante la asamblea extraordinaria de la RFEF.
“Un candidato que no es de dentro lo tiene muy difícil para acceder a la presidencia de la Federación Española de Fútbol. Es un mundo cerrado. Y lo mismo sucede en una federación territorial. Desde dentro se van pasando el porrón. Formalmente son estructuras democráticas, pero se conforma un control interno que hace prácticamente imposible emprender una campaña de éxito desde fuera”.
Esta es la explicación del expresidente de una federación de fútbol cuando se le pregunta sobre esa idea extendida de que la RFEF se gestiona a través de una red clientelar, entendiendo como tal el entramado de favores y complicidades que promueven la continuidad y el inmovilismo. En juego, poder y dinero, cómo no.
Para certificar esa realidad asumida desde hace mucho tiempo y que va más allá de la era Rubiales, solo hace falta comprobar cuántos años llevan gobernando algunos presidentes territoriales. Óscar Fle Latorre, de la Federación Aragonesa, desde 1992; Marcelino S. Mate Martínez, de la castellano-leonesa, desde 1996; José Miguel Monje Carrillo, de la murciana, desde el 2004.
Serían los casos de prolongación extrema, pero que dan una noción sobre las buenas retribuciones que comporta el cargo y la complejidad que supone reformar o cambiar las estructuras que dirigen el fútbol español. Cabe recordar que antes que Luis Rubiales existió un Ángel María Villar que presidió la RFEF durante 29 años. Y que a un presidente suele sucederle un vicepresidente.
Contentar a un grupo
El máximo organismo futbolístico español, que es una entidad privada aunque de utilidad pública, elige a su presidente a través de una asamblea de 140 miembros. Pero su constitución depende en gran medida de los 19 presidentes territoriales, de ahí que el aspirante a ser el nuevo Rubiales deberá ante todo contentar a este grupo reducido.
No es tan difícil si se está dentro y se conocen los túneles de la institución. Si no, pues sucede lo que a Iker Casillas, cuyo interés por desbancar a Rubiales en las últimas elecciones tuvieron forma de globa sonda y poco más. Rubiales ganó sin oposición, como tantas otras veces en el pasado Villar. "Es todo muy Kremlin y desde dentro resulta muy fácil dominar todo este mercadeo", asevera un buen conocedor de los entresijos federativos.
La reforma que se emprendió hace unos años amplió el número de asambleístas y consolidó la estructura clientelar. Antes no pasaban de los 90. ¿Más votos, más democracia? No exactamente. Los 19 presidentes y el mandamás de la RFEF tienen voto fijo, el resto, hasta los 140, son electos. De ellos, abunda el voto de los no profesionales: en clubs (29), jugadores (19), entrenadores (10) y árbitros (7). En total, el 60%. Es relevante porque los no profesionales son aquellos a los que los presidentes de las respectivas federaciones pueden controlar con eficacia. Los clubs profesionales, en cambio, se quedaron en minoría, apenas 11 representantes de Primera y 9 de Segunda A.
“Si de tu jurisdicción dependen tres clubs y un par de jugadores, puedes ganártelos respaldando sus campañas desde la federación. Vas a un jugador del Europa CF o el Cornellà, por decir algo, que sabes que puede ser afín a tu filosofía, y vuelcas todo el aparato para que sea votado”, explica el expresidente federativo.
Salto de ingresos
Para todo ello, para ejercer el control, hace falta dinero y las territoriales están bien lubricadas por parte de la RFEF, la cual ingresa cada vez más. Un total de 347,8 millones de euros en el ejercicio del 2022. Un salto sustancial respecto al último año de Villar. ¿Y de dónde sale? Pues de derechos de televisión, patrocinios, publicidad, servicios federativos (entre los que se incluyen licencias arbitrajes o cuotas de clubs), y los ingresos por selecciones nacionales y organización de competiciones. De esos 347,8 millones, 214,2 se reparten en subvenciones, la mayor parte para clubs y asociaciones, seguido por las federaciones. En este sentido, Rubiales ha sabido cuidar a las territoriales y sus barones.
Noticias relacionadasCon Rubiales, los presidentes de la Federación obtienen sueldos anuales de entre 85.000 y 150.000 euros. Al de la catalana, Joan Soteras, se le adjudican unos 120.000. Aparte, dietas sustanciales por desplazamientos a Madrid para asistir a comisiones. Y la posibilidad de viajes con la selección.
No es de extrañar, pues, que cada vez que haya comicios, se produzcan líos e impugnaciones, al menos en la catalana. Soteras, que no ha querido hablar con este diario para este reportaje, heredó el cargo en el 2018 de Andreu Subies, acusado de corrupción y quien previamente lo había hecho vicepresidente.
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