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Final de la Champions: El City de Guardiola se corona en Europa con un gol de Rodrigo (1-0)

Pep Guardiola celebra junto a los jugadores del Manchester City su triunfo en la Champions

Pep Guardiola celebra junto a los jugadores del Manchester City su triunfo en la Champions / FRANCK FIFE / AFP

Joan Domènech

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El Manchester City entró por fin en la reducida élite de los campeones de Europa. Entró conducido por la mano de Pep Guardiola, el entrenador que ha cambiado el fútbol desde que se puso el chándal de entrenador. Entró mediante un tiro parabólico, clínico, de Rodri, ajustado a un mínimo espacio entre una nube de defensas y el palo izquierdo de Onana.

Acabó el largo camino del club celeste para ser el sexto club inglés en coronarse como rey de la Europa que desdeñan los británicos y culminó la millonaria inversión del jeque Mansour, que volvía a ver a su club por segunda vez 13 años después de la primera. Cerró la apremiante presión a que se sometía a Pep Guardiola, a exigido a revalidar los dos títulos que conquistó con el inolvidable Barça que dirigió durante cuatro temporadas. A punto de culminar la séptima en Manchester, después de haber transformado al azul el rojo del United que teñía la ciudad, se convirtió en el único entrenador que posee, entre otras hazañas (11 ligas de 14 disputadas), dos tripletes de Liga, Copa y Champions. A medio camino, con el City, del sextete azulgrana que lo elevó al cielo en 2009.

Mano mágica

Y ahí anda allá arriba, gracias a esa fascinante mano para crear un equipo mágico, vulgar ayer, coral siempre, con el tiro telescópico de Rodri y la rodilla milagrosa de Ederson que rechazó un cabezazo de Lukaku después de que el larguero repeliera un cabezazo de Dimarco en el arreón del Inter al verse por debajo en el marcador.

Era la reacción desesperada del cuadro italiano al ver que el trofeo se le escurría de las manos en el último cuarto de hora, cuando de verdad fue a por él, del mismo modo que el City habría podido rematar a través de Foden o de Haaland, el máximo goleador del torneo a quien ni siquiera se le vio hasta que le enfocaron con los ojos llorosos al final. Igual que los demás. También Guardiola, tan acostumbrado a las noches épicas.

Tres derrotas de tres

Tres equipos italianos intervenían en las tres finales europeas y los tres sucumbieron. El Inter no supo forzar el destino que condenó antes a la Roma y a la Fiorentina frente al mejor y más influyente entrenador del mundo, capaz de convertir un club del montón en Inglaterra en un referente que ha marcado una época, incluso sin firmar la definitiva obra maestra el día que todo el mundo miraba hacia Estambul.

Lo logró Guardiola con el once de gala excepto Kyle Walker, que no se recuperó de una dolencia en la espalda. Con Aké, el City repetía siete jugadores de la final de 2021. Entre ellos Kevin de Bruyne, que entonces chocó con una roca llamada Rüdiger y esta vez sufrió una sutil pero demoledora rasgadura en los isquiotibiales del muslo derecho que le obligó a retirarse tras una última carrera en la que comprobó la incapacidad física para permanecer en el campo. Foden, titular en Oporto, ocupó su lugar sin que cambiara la estructura del City en la zona medular, fijos los tres de atrás y los tres de delante con Rodri en el medio.

Máximo sufrimiento

Este City era otro del que perdió ante el Chelsea, más evolucionado en sus interacciones internas aunque junte a cuatro centrales de los que uno, Stones, ejerce de interior. Nada que ver con Xavi o Iniesta, campeones con Pep en dos finales que nada tuvieron que ver tampoco con la de Estambul. Ni la de Estambul de 2023 con la de 2005, cuando al descanso se habían contado tres goles. Todos italianos. Del Milan.

Sufrió tanto o más Pep que en la final perdida. Rodri se colocó en el puesto de mando que solo abandonó un par de veces -se avanzó unos metros para marcar el gol-, mientras Stones, Gündogan y Foden intentaban desestabilizar por dentro al Inter. Poco buscó el City a los extremos pegados a la banda para ensanchar el campo. Sobre todo en la derecha, donde se ubicó Stones, el menos dotado para combinar, y el menos presionado por el Inter, con cada jugador saltando a su par y forzando una salida desde atrás por la izquierda con Aké.

Consagrado a controlar un partido sin el balón el cuadro de Inzaghi sólo se asomó al área de Ederson en las indecisiones del meta brasileño con el pie durante el primer tiempo. El corpachón de Ederson desvió un tiro egoísta de Lautaro que se llevó el balón en un error monumental celeste que arrodilló a Guardiola clamando clemencia y la mano desvió el último intento de Gosens.

Manchester City, 1 - Inter Milán, 0

Manchester City: Ederson (8); Akanji (7), Rúben Dias (6), Aké (6); Stones (6), Rodri (8), Gündogan (5), De Bruyne (5); Bernardo Silva (5), Haaland (5), Grealish (6). Técnico: Pep Guardiola (7). Cambios: Foden (6) por De Bruyne (m. 36); Walker (sc) por (m. 82). 

Inter Milán: Onana(6); Dumfries (6), Darmian (6), Acerbi (7), Bastoni (5), Dimarco (5); Barella (5), Brozovic (6), Çalhanoglu (4); Dzeko (5), Lautaro (4). Técnico: Simone Inzaghi (6). Cambios: Lukaku (4) por Dzeko (m. 57); Gosens (7) por Bastoni (m. 76); Bellanova (6) por Dumfries (m. 76); Mkhitarayan (sc) por Çalhanoglu (m. 84); D’Ambrosio (sc) por Darmian (m. 84).

Goles: 1-0 (m. 68), Rodri.

Árbitro: Szymon Marciniak (6), polaco.

Tarjetas: Barella, Inzaghi, Lukaku, Haaland, Onana, Ederson.

Estadio: Atatürk de Estambul (70.000 espectadores).