Apunte

La deriva

Las revelaciones sobre los pagos al exnúmero dos del CTA están siendo usadas de forma torticera por algunos con el propósito de manchar lo que en buena lid está haciendo el FC Barcelona en la presente Liga

Mónica Marchante

Mónica Marchante / Mónica Marchante

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El caso Negreira ha dado un paso más, y esto pone en peligro que el Barça pueda disfrutar el año que viene de lo que habrá conseguido en el campo, disputar la Champions. La UEFA ya había solicitado documentación a la RFEF sobre los pagos a José María Enríquez Negreira, y ahora anuncia que acaba de comenzar la investigación. 

Para el organismo europeo el caso no ha prescrito, porque la posibilidad de sanción tiene que ver con el daño reputacional que los pagos del Barça al antiguo vicepresidente del CTA acreditados por la Hacienda española, supondrían para UEFA y sus competiciones, como entidad privada que es. Es decir, no invitarían al FC Barcelona a disputar sus competiciones, como ha sucedido antes con otros clubes, sin ser siquiera necesaria sentencia firme.

Si eso sucede, sería la primera y de momento única sanción que recaería sobre el club, además de la 'pena del telediario'. Se llama así a la condena popular sin presunción de inocencia, cuando la opinión pública condena al sujeto, aunque posteriormente el juez determine su absolución. En el caso Negreira las revelaciones sobre los pagos al ex nº 2 del CTA están siendo usadas de forma torticera por algunos con el propósito de manchar lo que en buena lid está haciendo el FC Barcelona en la presente Liga.

Tan bochornoso es que el club pagase a Negreira durante 18 años, o que el presidente que le multiplicó el sueldo siga siendo vicepresidente de la RFEF, como que aquello se utilice malintencionadamente para deslegitimar la liga que el Barça tiene casi ganada y para sembrar la duda sobre un colectivo arbitral maltratado y desprotegido por el propio fútbol. Con líneas y sin ellas.

Y yo me pregunto, ¿quién gana con esto? ¿Hay alguna mano meciendo la cuna? Desde luego está claro quién pierde, el fútbol español, los árbitros españoles, la credibilidad, en definitiva, de la Liga. Si tiene que venir la UEFA a sancionar lo que en España se investiga, publica, escandaliza pero resulta impune, si nadie evita que el aficionado piense que la corrupción es de ayer pero no de hoy, habrá que pensar que tenemos lo que merecemos. 

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