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La Premier, como soplar y sorber

England Premier League - Arsenal vs Manchester United

England Premier League - Arsenal vs Manchester United / DPA vía Europa Press

Marc Menchén

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Como después de cada mercado de traspasos, los mensajes apocalípticos sobre el futuro del fútbol español no han dejado de arreciar. Críticas a los clubes por no gastar, a LaLiga por fijar un control económico muy rígido, a la UEFA porque la Superliga es la solución a la ya existente, que vendría a ser la Premier League… y críticas a inversores como Peter Lim por apagar agónicamente los sueños de grandeza del Valencia CF. Y el problema de muchos de estos mensajes es que dibujan un escenario en que el soplar y sorber al mismo tiempo, y eso el refranero español -y la práctica- dejan claro que las dos cosas al mismo tiempo no pueden ser.

Los clubes de la Premier League han perdido 2.000 millones de euros entre 2019-2020 y 2020-2021, y aún hay que incorporar el agujero de 2021-2022. Pero es que entre 2016-2017 y 2018-2019, un periodo de alto crecimiento y sostenibilidad en el fútbol europeo, los números rojos alcanzaron los 739,9 millones de euros, según datos extraídos por 2Playbook Intelligence a partir del Registro Mercantil de Reino Unido.

En este mismo periodo prepandemia, los equipos de LaLiga Santander ganaron 567,4 millones que han sido claves para el saneamiento de la competición -no habría que olvidar de donde venimos- y ganar músculo para afrontar unas pérdidas que se han situado en 893 millones entre 2019 y 2022, de los que 582,6 millones se concentran sólo en el Barça.

¿Esto que quiere decir? Que o bien los clubes se han endeudado o, más habitual en Inglaterra, hay unos inversores dispuestos a asumir elevadas pérdidas para poder mantener su plaza en la liga más rica del mundo. Son dos modelos totalmente válidos, el de buscar la sostenibilidad del modelo mediante la autosuficiencia de los clubes, o fomentar uno más orientado a la especulación, en la que se da por hecho que la tasación futura del equipo siempre será mayor a la actual. Una idea que empieza a no estar tan clara, pues si Manchester United y Liverpool FC buscan nuevos inversores es porque bien que han alcanzado ya su pico de valoración, a no ser que alguien llegue con más gasolina.

Aquí en España hemos visto casos parecidos, como los de Valencia CF o Málaga CF. En ambos, un inversor que se ha cansado de poner dinero ha hecho que de Europa se pase a coquetear o incluso sufrir un descenso, por no hablar del malestar de las aficiones. Si ese es el modelo, no entiendo tanta crítica a PSG, Manchester City o Chelsea FC, si al final siempre soñamos con el regreso de Lendoiros y Loperas. Esa historia sabemos cómo acaba, y gracias, pero no.

El incierto futuro de Primera Federación

A día de hoy no sabemos qué será de la tercera categoría del fútbol masculino español. No lo tiene claro la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), ni los propios clubes, a medio camino entre el deseo de la profesionalización y el rechazo a medidas de control más claras. Estamos ante un fracaso colectivo, fruto de la desconfianza mutua de las partes y del miedo a aceptar que las soluciones pueden restar votos en unas elecciones y dejar a algunos equipos en una categoría inferior de un año a otro.

La Tercera División -llámenla Primera RFEF o Segunda B- no puede continuar siendo una especie de lotería, que es en lo que se ha mantenido pese a que ya se hizo un ejercicio de reducción de equipos. Si se es ambicioso, esa categoría no debería superar los 22 equipos, pues es el único paso para que la transición al fútbol profesional sea idónea y el potencial comercializador superior. Y una centralización de derechos de televisión y algunos activos comerciales que hoy no se da por recelos entre regulador y clubes. Y eso pasa por el diálogo y no por el chantaje para imponer un modelo que da control a la RFEF y certeza ninguna a los clubes, más allá de no retirar 20 millones que hoy reciben por varios conceptos.