LA INDUSTRIA DEL DEPORTE

Sí al “circo” de Piqué

Piqué ,en la presentación de la Copa Davis en 2022

Piqué ,en la presentación de la Copa Davis en 2022

Marc Menchén

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Ya hace unos años que el deporte vive inmerso en un debate interno sobre cuál es su futuro y qué debe cambiar para alcanzar a las nuevas generaciones. Toda iniciativa siempre se presenta como una amenaza al fútbol, incluida la Kings League promovida por Kosmos.

Una competición, “un circo” en palabras de Javier Tebas, que se ha querido presentar como un rival válido para LaLiga o cualquier otra competición. Y en mi opinión, es un debate inútil que pierde de vista lo que realmente puede suponer que iniciativas de este tipo se consoliden. Y no es otra cosa que ampliar el potencial número de seguidores al deporte rey, aunque entrando en contacto por una vía inusual.

Lo primero es desmitificar hasta qué punto este proyecto abanderado por Gerard Piqué e Ibai Llanos amenaza nada. En términos de calidad futbolística, resulta imposible que cualquier fan del fútbol pueda sentirse más atraído por el nivel competitivo de estos duelos frente a cualquier encuentro de Primera División. Y tampoco creo que es lo que Kosmos busca con esta propuesta de campeonato. Es más, lo percibo más como una iniciativa orientada a mantener activa a la comunidad de seguidores de los streamers que presiden cada equipo, al tiempo que se aproximan al mainstream al que da acceso al fútbol. No es casualidad la presencia de exjugadores.

La iniciativa se ha demostrado excelente en términos de audiencia, pero es un error de bulto comparar el número de telespectadores de una emisión gratuita frente a los registros de la televisión de pago. Los segundos sí están dispuestos a pagar por el producto de forma recurrente, lo que evidencia una conexión y un interés mucho mayor que el que pueden tener una parte de quienes han conectado con la Kings League estos días, sea por curiosidad, interés en los streamers o por el simple hecho de que no quedarse fuera de la conversación social.

El reto de Kosmos es conseguir que el efecto wow de esta primera edición pueda ganar en recurrencia cada año, algo que por ejemplo no se ha conseguido con el Mundial de Globos. Dicho esto, convertir la compañía en un laboratorio de experimentos que fusionen deporte y entretenimiento me parecería una gran aportación, y un carro al que algunas propiedades deportivas podrían sumarse, pues ha demostrado que es un producto capaz de atraer a marcas que hasta ahora no habían apostado por el fútbol.

Pero quienes comparan o ven una amenaza, poco entienden las dinámicas de la industria. Consolidar un producto a nivel nacional y global exige mucho, y así lo ha visto el propio Piqué con la Copa Davis, devuelta a la ITF por la imposibilidad de hacerla rentable tal y como él la entendía.

Los 6.000 millones de Dazn para dar batalla

No hace tanto tiempo, Dazn era un gran desconocido para el gran público en España. Pero la OTT ya se ha consolidado como un actor relevante en la industria, especialmente para aquellos amantes del motor. Con una agresiva política de compra de derechos deportivos, la plataforma de streaming se ha hecho con algunas de las competiciones más atractivas y, a nivel global, ha construido una base de 15 millones de suscriptores. Una cifra nada desdeñable, pero que sólo supone en torno a un 10% de lo que controla Netflix a nivel global. Y ese es el interrogante que planea sobre la industria. ¿Dazn puede realmente ser autosuficiente y replicar el modelo de sus homólogos en el mundo del cine y las películas?

La plataforma británica cerró 2021 con unos números rojos de 2.300 millones de dólares (2.130 millones de euros), un 79% más que el año anterior. Desde 2016 ha perdido más de 6.000 millones de dólares (5.600 millones de euros), que han sido cubiertos por sus accionistas. La rentabilidad no se vislumbra a corto plazo, y la pregunta es si Dazn podrá caminar en solitario o acabará integrada en otro gigante de los medios.