MUNDIAL DE QATAR
Paseo por el Holanda-Argentina con Ronald de Boer y Batistuta en Qatar
Joan Domènech
Periodista
Periodista. Título de Entrenador de fútbol nivel A. Deportista vocacional. Tras retirarme como futbolista, empecé a trabajar en Mundo Deportivo (12 años, 1988-2000). He asistido a cuatro Mundiales y cuatro Eurocopas. Coautor de varios libros. Miembro del colectivo ‘Periodistes Solidaris’ y 'Amics de Johan'.
El Países Bajos-Argentina ingresa en la categoría de clásicos del Mundial. Será la sexta vez que se enfrenten, solo superados con los siete duelos Alemania-Argentina y, curiosidades del fútbol, los Brasil-Suecia.
La mayoría de los enfrentamientos entre naranjas y albicelestes se han producido en eliminatorias y a partir de 1974, en el ámbito de una segunda liguilla en el que hubo el marcador más contundente: 4-0 para el equipo de Johan Cruyff, que anotó un doblete, Ruud Krol y Johnny Rep. Han disputado finales (la de 1978), semifinales (2014), fase de grupos (2006) y cuartos de final (1998), como el que se repite en Qatar 2022.
Entonces coincidieron en el campo Ronald de Boer y Gabriel Batistuta; ahora coinciden en otro campo, el de golf, y en las tribunas, como ilustres representantes de sus selecciones, y ante este medio, para reflexionar sobre el fútbol, sobre el juego y sobre el torneo.
El neoclásico
El primer neoclásico que recuerdan es el de 1978. La final que conquistó Argentina en casa, en la prórroga. “Tenía 9 años y recién llegaban los televisores en color a Argentina y mirábamos partidos todos juntos. No entendía mucho de fútbol, así que no sabía si sufrimos mucho o no; luego vi que fue una final muy dura”, relata Batistuta (1 de febrero de 1969).
Ronald de Boer (15 de mayo de 1970) había cumplido 8. “El tiro al palo de Resenbrick”, es el resumen del holandés, que se produjo en el minuto 90 y 45 segundos y que habría dado el título a Países Bajos con el 1-1 en el marcador. Dos goles de Mario Kempes en la prórroga sellaron el campeonato para Argentina.
Veinte años después, aquellos niños se enfrentaron en el estadio Velodrome de Marsella en una sofocante tarde. Frank de Boer, el hermano gemelo de Ronald, y Diego Simeone eran los capitanes. Los recuerdos también son breves.
La visión naranja conserva la imagen de un rival “espectacular”, un ambiente “magnífico” y una victoria inapelable en el último minuto. No menciona De Boer que el primer gol nació con una cabalgada suya, un servicio a Bergkamp y una suave asistencia a Kluivert. Ni que Claudio Piojo López empataría cinco minutos después y se convertiría en una pesadilla para el Barça suyo y de Van Gaal al año siguiente.
“Había visto una roja Numan y luego vio otra Ortega muy tontamente. Hubo el disparo de Bati al poste, y luego el pase de mi hermano a Bergkamp en el gol", compendia Ronald. El autor del tiro a la madera tampoco lo ha olvidado. Ni el “golazo impresionante de Bergkamp que nos mandó para casa”, repite.
A vida o muerte
“No sé si fue divertido para la gente; para el que está adentro no lo es”, añade Batistuta, que introduce otro tema de conversación: la percepción del futbolista. El camino de Países Bajos terminó en la siguiente estación. Frente a Brasil, por penaltis. “Falle uno. Philip lo había fallado antes, y me metió presión…”, bromea ahora Ronald de aquel disgusto.
"El fútbol dio muchas alegrías a la gente y la gente depositó muchas esperanzas en nosotros. Vives con eso. Ya sabes que si ganas vas a ser Jesucristo y si pierdes no te dejan entrar en la iglesia”
Las derrotas tienen mayor gravedad en Argentina, convienen los dos. Batistuta, campeón de la Copa América en 1993, no está muy conforme con que el enfoque se reduzca siempre a vida o muerte, siempre al borde del drama.
“El fútbol dio muchas alegrías a la gente y la gente depositó muchas esperanzas en nosotros. El que juega para la selección ya lo sabe. Vives con eso. Ya sabes que si ganas vas a ser Jesucristo y si pierdes no te dejan entrar en la iglesia”, explica con conocimiento de causa, refractario a la desmesura actual. “El recorrido es lo importante, no tanto la meta. Messi no salió campeón del mundo y esperamos que salga campeón para confirmar ¿qué? ¿Para confirmar lo que sabemos desde hace 20 años? Me parece ridículo”, argumenta.
"Puede ser que nos falte un poquito de esa pasión y quizá por eso no logramos más títulos… Es discutible… Es otra forma de entender el fútbol”
El exceso y la escasez
El exceso argentino contrasta con la escasez holandesa. "Puede ser que nos falte un poquito de esa pasión y quizá por eso no logramos más títulos… Es discutible… Recuerdo en el Mundial 2010 estar al lado de Bebeto en la tribuna escuchando los himnos. Cómo cantaban ellos el suyo… Pensé que salíamos perdiendo ya 1-0. Ganamos 2-1. Es otra forma de entender el fútbol”, admite De Boer, que blande otro ejemplo bien visible en Qatar.
“El recorrido es lo importante, no tanto la meta. Messi no salió campeón del mundo y esperamos que salga campeón para confirmar ¿qué? ¿Para confirmar lo que sabemos desde hace 20 años? Me parece ridículo”
Han venido muy pocos holandeses. Seguramente muchas personas han renunciado a seguir a la selección por el contexto sociopolítico del torneo y del país árabe. El excentrocampista ve miles de aficionados argentinos en las gradas y entiende que les dirige otra concepción. Para ellos es la vida, es casi como una religión: consideran que han de estar allí porque es el último Mundial de Messi o porque quieren ver cómo gana Argentina”.
Pero puede ser que pierda. Y la vida seguirá. Como puede suceder que Messi rebase los 10 de Batistuta anotados en las fases finales, el récord de la albiceleste. Batigol está preparado.
“Antes teníamos más la pelota y había más presión arriba. La forma de jugar actual no es la que más nos gusta pero los resultado son perfectos y eso es lo que cuenta”
Récord para batir
“Me pareció algo fácil cuando lo hice yo, pero parece que no es tan fácil. Cuando estás ahí no te das cuenta, por eso decía lo del camino: yo estaba en el camino, hice lo que pude y llegué hasta ahí. Antes me preocupaban los números, luego me di cuenta de que no sirven para nada. Sirven solo para motivar a los que vienen detrás. Queda lo que hiciste, de ahí el cariño de la gente, no por el número. De viejo aprendí a valorar eso. Todos los números van a caer porque los mundiales van a ser eternos. No tiene sentido apegarse a los récords”, reflexiona el goleador argentino.
Los neerlandeses han asumido que esta selección es diferente a la suya, empezando con que no juega con un 4-3-3 que les caracterizó. “No tenemos jugadores que marquen la diferencia como Mbappé”, advierte de Boer, admitiendo que Países Bajos ha cambiado. “Antes teníamos más la pelota y había más presión arriba. La forma de jugar actual no es la que más nos gusta pero los resultado son perfectos y eso es lo que cuenta”.
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