FRANCIA-POLONIA
El portero Szczesny, los brazos de Lewandowski
La clasificación de Polonia no se entendería sin las paradas del meta, el mejor del torneo, al detener dos penaltis
Joan Domènech
Periodista
Periodista. Título de Entrenador de fútbol nivel A. Deportista vocacional. Tras retirarme como futbolista, empecé a trabajar en Mundo Deportivo (12 años, 1988-2000). He asistido a cuatro Mundiales y cuatro Eurocopas. Coautor de varios libros. Miembro del colectivo ‘Periodistes Solidaris’ y 'Amics de Johan'.
Primer mérito de Francia: llegar a los octavos de final. Un objetivo fácil, asequible, mínimo, pero maldito. Los últimos tres campeones del mundo no lo consiguieron. Italia (2006) cayó en la fase de grupos de Sudáfrica, España (2010) fue eliminada en Brasil y Alemania (2014) desapareció a la primera, como ahora, la verdadera señal de que los tiempos están cambiando. Francia (2018) sigue en pie.
Primer mérito de Polonia: llegar a los octavos de final. No era fácil ni era una obligación compitiendo en el mismo grupo con México y Argentina. Era una simple aspiración que no se consumaba desde 1986 (hace 32 años) y tres intentos fallidos y que dependía de la relevancia que adquirieran sobre el césped dos jugadores. Uno en cada área. Wojciech Szczesny en la propia y Robert Lewandowski en la ajena.
Solo dos goles
Dos miserables goles y mal repartidos han bastado a Polonia para saltar a las eliminatorias: se marcaron el mismo día ante Arabia Saudí. Lewandowski y Piotr Zielinski, a pase del primero, fueron los autores. El 0-0 ante México ayudó y el 0-2 ante Argentina no fue lo suficientemente letal como para facturar al equipo hacia Varsovia.
Pero, en realidad, lo que salvó a Polonia han sido los dos penaltis parados por Szczesny, el mejor portero del torneo sin discusión. Por el enorme valor de esas intervenciones y por la solvencia exhibida en los 270 minutos y que tan necesaria será ante Francia, que no es el mejor ataque (España e Inglaterra han anotado 9 goles) pero es de los más temibles.
Szczesny evitó al equipo una angustiosa experiencia ante Arabia Saudí al desviar el penalti de Salem Al Dawsari y el posterior rechace que pretendía aprovechar Mohammed Al Breik para el empate. No le dieron el premio al mejor jugador del partido, sino a Lewandowski, autor del 2-0 y de la asistencia del 1-0.
Ante México si se lo dieron a Guillermo Ochoa, que paró el penalti al delantero azulgrana. Y tampoco se lo dieron en el tercero, cuando volvió a desviar otra pena máxima (lanzada por Messi), sino que se lo entregaron a Alexis Mac Allister, que adelantó a Argentina. Ingratitudes de la profesión de guardameta...
De Al Dwasari a Messi
“Todo sucedió tan rápido que realmente no tuve tiempo de pensar, pero fue un momento fantástico”, dijo el meta de la Juventus tras el duelo ante Arabia, sin saber que vivía otro aún más especial. No es lo mismo detener un penalti a Al Dawsari que a Messi y, además, injusto cuando Szczesny saltó a desviar un centro y su mano acabó impactando en la cara de un jugador argentino.
La apuesta y el récord
Durante la espera de la decisión del VAR apostó cien euros con Messi a que no se sancionaría, explicó a la televisión noruega TV2 Sport. También aseguró que no le pagaría tras perder la apuesta. "Ya tiene mucho dinero", alegó. No es pobre, precisamente, Szczesny, con 14 años de carrera repartidos entre el Brendford (09-10), Arsenal (10-15), Roma (15-17), Juventus (desde 2017 y renovado hasta 2025).
Esos largos brazos, esa humanidad (1.95 m., 87 kilos) agigantan a Szczesny, nacido en Varsovia hace 32 años y consumado especialista en detener penaltis, como ha acreditado en Qatar y convertirse en el tercer portero en parar dos en el mismo torneo. La lista la inauguró su compatriota Jan Tomaszewski (1974) y la continuó Brad Friedel (Estados Unidos, 2002). Suma 26 parados en sus sucesivos clubs.
Mensaje a la familia
"Analizamos siempre a los tiradores de penaltis. A veces tiene sentido, en otras no sirve para nada", confesaba el meta, que cuenta ya con 26 penaltis abortados. Por fin sonríe en una gran competición después de perderse la Eurocopa de 2008 por lesión, ser expulsado en la de 2012 en el primer partido y encajar un autogol tras un rebote en un poste en la de 2020.
El miércoles, tras superar la fase de grupos, habló para las cámaras de televisión y mandó un mensaje en directo a la familia, en especial a su hijo. ""Toda mi familia está sentada en Varsovia mirando todos juntos: mi madre, mi esposa, mi hijo", dijo, y agregó a la cámara: "Te amo, Liam. ¡Papá no va a volver a casa!".
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