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El precio de la energía no 'congela' el esquí

Las estaciones catalanas no tienen un plan conjunto para hacer frente al incremento de los costes de la electricidad y prevén abrir con normalidad

Grandvalira (Andorra) apunta que «optimizará» sus instalaciones y asegura que el esquiador no notará las medidas de ajuste

Cañones produciendo nieves en Granvalira

Cañones produciendo nieves en Granvalira / JOAN CORTADELLAS

Ignasi Fortuny

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Después de un octubre con temperaturas de récord (no haría falta apuntarlo, pero de calor, claro), la temporada de esquí enfila la recta final de su puesta a punto con la misma losa que pesa sobre la inmensa mayoría de la población sean o no esquiadores: el precio de la energía. Las estaciones de esquí catalanas y andorranas prevén abrir con cierta normalidad dentro de un mes a pesar del incremento de costes que está agujereando bolsillos a diestro y siniestro.

Y es que la electricidad es una de las principales partidas de gastos de las empresas que gestionan las pistas, solamente por detrás del personal. Por orden de importancia, dentro del coste energético, en primer lugar se encuentra la producción de nieve (los cañones), después el funcionamiento de los remontes y, en tercer puesto, todo lo que tiene que ver con la restauración y servicios de la propia estación.

A pesar de este momento de precio disparado de la electricidad por, principalmente, la guerra en Ucrania, las estaciones catalanas no tienen un protocolo conjunto para hacer frente a la situación, según ha explicado a este diario la Associació Catalana d’Estacions d’Esquí i Activitats de Muntanya (ACEM). La entidad ha comentado que es decisión de cada estación si debe adaptarse y de qué manera a la situación. Precisamente, antes de esta respuesta fue consultada la estación de la Masella -de titularidad privada- por cómo afrontará la situación, y se remitió a las respuestas que diera la ACEM, que congrega tanto las estaciones privadas como las públicas.

La producción de nieve y los remontes son los principales gastos de las pistas tras el personal

De hecho, la Generalitat gestiona a través de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) ocho estaciones de montaña: La Molina, Vall de Núria, Vallter, Espot, Port Ainé y Boí Taüll. Desde FGC apuntan que a día de hoy no hay un plan previsto para hacer frente a esta crisis energética de cara a la temporada de nieve, de la que tienen en agenda presentar esta misma semana sus novedades. La compañía pública indica que en los últimos años han intensificado una estrategia de fomento de las «energías renovables, de cero emisiones...». Por ejemplo, apuntan que los cañones para fabricar nieve artificial están siendo sustituidos por «unos más eficientes, que producen más con menos agua y menos energía». Otras de las acciones que FGC está haciendo en este sentido es la implementación del led para la iluminación o la instalación de placas solares. En las estaciones que gestiona FGC el incremento del coste energético no repercutirá en el precio del forfait, que subirá, al igual que ocurre cada año, al mismo ritmo que el IPC. 

Andorra se prepara

En una de las una de las destinaciones preferidas por los catalanes para el esquí, Andorra (donde el incremento del precio de la electricidad no ha sido tan grande como en España), el gobierno ha pedido a las compañías del país un ahorro energético del 15% durante el año. Un contexto que obliga a hilar fino a las pistas a la hora de «optimizar» sus instalaciones. Así lo explica Juan Ramón Moreno, director general de Grandvalira Resorts, que asegura que el cliente no notará las medidas de ajuste de este gran complejo de esquí en Andorra. Desde este año, reúne ahora todos las estaciones del país en una sola.  

Moreno defiende que son cada vez más autosuficientes (gracias a la producción propia de energía hidroeléctrica y fotovoltáica) y detalla que tienen un plan de ahorro en todos los ámbitos de la estación y que sus trabajadores serán formados en este aspecto. Uno de los puntos claves para que se produzca ahorro energético está enfocado en la producción de nieve. «Controlamos su producción para que días con viento o que la temperatura no sea la óptima los cañones no funcionen y que solamente lo hagan cuando el resultado sea eficiente», expone el director general de Grandvalira Resorts, que abrirá la temporada de esquí el 2 de diciembre (a día de hoy las reservas están por encima que las de hace un año).

Y añade que la tecnología juega un papel cada vez más importante en la gestión de las instalaciones: «Tenemos unas máquinas pisanieves con inteligencia artificial que detectan la profundidad de la nieve y pasan la información a los cañones para minimizar el consumo de agua y electricidad».

Otro de los frentes a los que Moreno apunta es el uso eficiente de los remontes, de los que se puede regular la velocidad dependiendo de la afluencia o, directamente, cerrarlos. «Haremos un análisis muy exhaustivo de la cantidad de clientes que tenemos en las pistas para planificar una apertura muy optimizada», cuenta. El director general de Grandvalira Resorts explica que tienen la capacidad de saber el volumen de paso por remontes «hora a hora» más allá de que ya conocen cúales son los puntos clave, momentos pico y horas valle de la estación. «Pero esto es lo que hemos hecho siempre, lo que estaremos más encima», zanja. 

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