Despedida de un icono

Serena Williams: acabó la historia

El histórico viaje de Williams llega a su punto final con una derrota en tercera ronda ante Alja Tomljanovic en el Abierto de EEUU

“Ha sido el viaje más increíble de mi vida”, dice en su emocionada despedida, aunque deja la puerta abierta reconsiderar su retirada

Idoya Noain

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Nunca es fácil decir adiós, ni siquiera cuando se ha tomado la decisión. No lo es para nadie, y no lo es para Serena Williams. Pero la que es la mejor tenista de la era moderna, y para muchos de todos los tiempos, una estadounidense negra a punto de cumplir 41 años que cambió el deporte y en su histórico camino se convirtió en un icono cultural y social, había marcado este Abierto de Estados Unidos como un casi seguro punto final a su brillante carrera de 27 años sobre las pistas. Y ese final ha llegado este viernes con una sufrida derrota en tres sets ante la australiana Alja Tomljanovic.

El broche de oro habría sido un sexto título en Nueva York, uno que habría elevado su palmarés de 23 grandes y le habría permitido igualar el récord de 24 que marcó antes de la Era Open Margaret Court. Y no ha podido ser. Pero Williams se despidió en la tercera ronda con un final apoteósico, recordando el delirio que su tenis es capaz de provocar.

Apoteósico final

Incluso cuando todo parecía ya sentenciado, 1-5 abajo en el tercer set, Williams se resistía con todo su ser y todo su tenis a rendirse. Una tenista que quiere ser recordada por haber sido "una luchadora", por haber aportado al tenis "un look diferente, los puños apretados, una intensidad de locos, pasión", desplegaba todo eso y más. Y, en un último regalo memorable, salvó uno, dos, tres y hasta cinco puntos de partido de Tomljanovic, que solo cuando acabó convirtiendo el sexto selló el amargo final.

Es difícil recordar unos minutos de mayor energía en Arthur Ashe, y no los olvidarán nunca sin duda las cerca de 24.000 personas que presenciaron el momento histórico.

Tras esas 2 horas y 55 minutos, con el marcador 7-5, 6-7 (7-4) y 6-1 señalando el final, llegaron las lágrimas, de algunas personas del público y de una Serena emocionada, que habló mostrando su agradecimiento a sus padres, a su esposo y a su hija, y con la mención más emotiva dedicada a su hermana. "No sería Serena si no hubiera Venus", afirmó. "Ella es la única razón de que existiera Serena Williams".

¿Volver?

“Un viaje divertido, la travesía más increíble", parece acabar así en Nueva York, donde en 1999 Serena conquistó su primer grande, uno de sus 73 títulos, pero donde también ha vivido momentos bajos, como la bochornosa pérdida de compostura que Williams, con tanto talento como arrogancia, y prácticamente intocable en temas de género o de raza, tuvo en la final de 2018 amargando el triunfo de una joven de 18 años, Naomi Osaka.

Parece, solo, porque Williams ha jugado a evitar ser tajante. Como ya ha hecho varias veces desde que publicó a principios de agosto el ensayo en 'Vogue' en el que anunció una “evolución” fuera del tenis, sin querer usar el término retirada, Williams ha rodeado de vaguedad la firmeza de esa decisión. Y cuando se le preguntó este viernes en la pista si hay alguna opción de que la reconsidere contestó: “No lo creo, pero nunca se sabe...” Después, en su última rueda de prensa en Flushing Meadows, bromeó diciendo con una sonrisa que siempre le gustó Australia, el siguiente grande en el calendario.

No obstante, las señales y los mensajes sí hablan del fin de un capítulo de su historia. Siente que sigue “siendo capaz claramente” y de este Abierto se lleva como mejor memoria la constancia de haber ido elevando su nivel. “Pero hace falta más que eso", como ha dicho. "Estoy lista para ser una madre, para explorar diferentes versiones de Serena. Tengo un futuro brillante por delante".

En él están la familia, que quiere ampliar; su empresa de inversiones de capital riesgo, Serena Ventures, una vida asegurada con los 255 millones de dólares que se le calculan en el banco (94 de ellos, un récord, ganados en las pistas)... Y los aficionados pueden lloran su adiós, pero las lágrimas de Serena son de alegría, porque se dice feliz en este momento. "Es lo quería, es lo que quiero".

Hace mucho ya que esa es su guía: hacer lo que quiere. Porque ella es la mujer que revolucionó el tenis femenino en lo deportivo, con su musculatura y su fuerza, haciendo de su servicio un arma aterradora de velocidad, ferocidad y precisión, pero también en otros aspectos, como la moda. Porque ella es la deportista negra que se convirtió en inspiración para incontables niñas y mujeres. Porque ella es, como le gusta decir orgullosa, sin necesidad de añadir nada más, "Serena".