Gidey puede con Hassan y España brilla en las vallas

Letesenbet Gidey le ganó finalmente la partida a Sifan Hassan en la final de 10.000 metros. La plusmarquista mundial de la distancia supo aprovechar la ayuda de su compañera etíope Ejgayehu Taye para avivar el ritmo en el último kilómetro y desgastar a la holandesa todo lo posible antes del esprint final. Hassan lo intentó en la última recta y llegó a situarse muy cerca de la etíope, pero se hundió en los últimos metros y fue rebasada por las kenianas, Hellen Obiri y Margaret Kipkemboi, dejando a la holandesa de origen etíope fuera del podio por primera vez en un gran campeonato.

Asier Martínez volvió a demostrar su seguridad en la alta competición al clasificarse ayer con autoridad para la siguiente ronda de los 110 metros vallas, ganando su serie con 13.37 segundos tras la caída del estadounidense Dani Roberts, uno de los favoritos. Martínez, sexto en la final de los Juegos de Tokio, parece listo para superar la semifinal y disputar otra final al más alto nivel durante la próxima madrugada (a las 04.30 del lunes, hora peninsular). Hijo de madre vallista, el finalista olímpico de 22 años ofreció todo un recital técnico rebasabdo de forma impecable los 10 obstáculos de 107 centímetros de menos a más, como es habitual en el atleta navarro. Enrique Llopis, quinto en la penúltima serie de 110 vallas con 13.58, también logró el pase a semifinal.

En la primera jornada, el jienense Sebas Martos y el burgalés Dani Arce lograban superar la calificación en los 3.000 obstáculos, dejando una gran sensación para la final que se disputa mañana.

En los obstáculos solo fallaron las mujeres. La toledana Irene Escribano se hundió hasta la décima posición pese a correr en marca personal. La sevillana Carolina Robles, vigente campeona de España, lo intentó pero acabó novena en la segunda serie, también mejorando su registro pero, ambas, muy lejos del grupo de las elegidas. En el salto de longitud, el alicantino Eusebio Cáceres pasó con suspense tras dos nulos y un tercer intento que felizmente superaba los ocho metros.