LA CARRERA OLÍMPICA

Entrevista a Enric Truñó: "Se ha hecho demasiado politiqueo con los Juegos"

 Cuando Hereu apostó en 2010 por devolver a Barcelona la llama de los Juegs, le puso al frente de la oficina olímpica. Estuvo en el cargo hasta 2014, cuando Trias le echó antes de apagar el pebetero. Cree que Catalunya y Aragón lo tendrían difícil para ganar por separado, pero tienen opciones si bajan el ruido.

Enric Truñó, ex-responsable de la oficina olímpica del Ajuntament de Barcelona

Enric Truñó, ex-responsable de la oficina olímpica del Ajuntament de Barcelona / RICARD CUGAT

Roger Pascual

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Dirigió la oficina olímpica que Barcelona abrió en 2010. ¿Qué aprendió de ello y de las renuncias a los Juegos de 2022 y 2026?

En 2013, cuando estaba en la oficina y se hizo la renuncia al 2022, la crisis económica era pesante. No se generó el suficiente consenso en los grupos municipales para atreverse a proponerlo. La del 2026 nunca terminó de existir, nunca hubo un trabajo más serio. En 2015 con el cambio de gobierno en Barcelona se fijaron otras prioridades que puedo entender. No se han retomado hasta el horizonte 2030, por el esfuerzo que ha hecho la Generalitat primero con el tándem Ricard Font-Gerard Figueras y ahora con el equipo de la 'consellera' Laura Vilagrà.

¿Era más fácil cuando lo comandaba un alcalde que ahora?

Creo que un proyecto olímpico tiene que surgir de la base, de la administración local. Pero ese modelo era muy concentrado y el COI para la sostenibilidad lo ha ampliado para no construir muchas instalaciones nuevas que queden sin uso.

¿Ha faltado ahora voluntad política o sobrado politiqueo?

Ha faltado voluntad política: por los cambios de gobierno en la Generalitat, porque en el Ayuntamiento de Barcelona se lo han mirado con distancia, por el acuerdo de septiembre pasado de jugar a medias con Aragón, que es un acuerdo que no ha sido bien interiorizado por las cuatro partes. En una situación de crisis por la pandemia, de crisis de relaciones Catalunya-España, se ha hecho demasiado politiqueo con los Juegos. No se ha generado una dinámica de trabajo técnico. Un proyecto así es técnico-político que tiene que encajar en las requerimientos del COI. Y en esto casi no se ha entrado, nos hemos quedado en una fase previa, como si jugáramos al Monopoly. Y ahora no sé cómo se acaban de poner las otras piezas del puzzle que faltan.

Como nombre y ceremonias.

El nombre tendría que ser lo último. Tiene que ver mucho con la capacidad de comunicarse al mundo y Barcelona es nuestra gran ventaja competitiva. Lo otro tenemos poco que competir con países nórdicos. Para el COI puede ser un reto positivo incluir una nueva cordillera como los Pirineos pero el posicionamiento internacional se llama Barcelona. El COI tiene un libro de requerimientos que aún no está sobre la mesa porque aún se están repartiendo pruebas. Si las otras cosas no están resueltas (aeropuerto internacional, centro internacional de prensa y televisión, hoteles) no hay Juegos. Y esto tiene un nombre: Barcelona. Claro que todos pueden aportar pero los Juegos tienen una jerarquía, se apoyan sobre una ciudad. Todo el resto se comparte.

¿Habría sido distinto si no hubiera elecciones dentro de un año en Aragón? ¿Cómo analiza el papel del presidente Javier Lambán?

Lambán defiende los intereses de Aragón, donde el esquí es estratégico, sobre todo en Huesca. Esto lo entiendo. Lo que no entiendo que esto se haya tenido que discutir a golpe de tuit y manifestación diaria. No es necesario levantar la voz cada día y estar cada día con si somos iguales o diferentes si tenemos los mismos derechos o no. Es evidente que los tenemos. Aliarte para cada día discutir y hablar mal de tu aliado yo no lo comparto. Hay que buscar la mejor opción no para contentar a las pequeñas parroquias que cada uno tiene sino para ganar a nivel mundial. Hay que poner todas las piezas del puzzle. Se mandó la carta de los presidentes en julio pasado, no sé si se ha mareado demasiado la perdiz o se ha ido a la sustancia. Entiendo que Lambán quiera que los tres valles con estaciones participen, pero en Catalunya hay siete y no participan todas. ¿Por qué se ha apretado tanto? La dinámica generada ha provocado que nos atropelláramos. ¿Estamos a tiempo de arreglarlo? Creo que sí, parece que últimamente ha habido un esfuerzo para bajar el tono. Creo que es posible un ajuste final.

Alejandro Blanco dice que o hay candidatura conjunta o no habrá. ¿Cree que tendrían opciones una candidatura de Catalunya o Aragón en solitario?

¿Contra Vancouver, Salt Lake City y Sapporo? Lo veo difícil. He estado en los Juegos de Vancouver y Salt Lake City y ostras qué potentes. La nieve en Canadá está a 600 metros de altura, aquí hay que ir a 1.800. Aragón tiene unas buenas montañas, Catalunya va muy justa. En cambio Barcelona es muy potente y Zaragoza cumple muy justo los requerimientos. Por ejemplo el COI pide 24.000 habitaciones de hoteles de tres, cuatro y cinco estrellas, que Zaragoza no tendría a día de hoy si tuviera que ser el corazón de unos Juegos. Si suman no hay problema. Lo que la hace competitiva es el hecho de sumar. Después podemos perder, pero como decía Pierre de Coubertin lo importante es participar. Cada cuatro años hay trenes, pero me interesa más que se resuelva bien el encaje de sostenibilidad, movilidad y el modelo de futuro del Pirineo para que se pueda vivir de calidad con o sin Juegos Olímpicos.

¿Le preocupa la falta de entusiasmo que genera la candidatura olímpica? Los Juegos del 92 despertaron un interés que los de invierno hasta el día de hoy no han generado.

Esto es evidente hasta día hoy. Y también que no se puede comparar ni la génesis ni el momento social. Barcelona cuando se plantean los Juegos del 92 empezaba a vivir en democracia y tenía una constelación de dirigentes de alto nivel: Samaranch, Serra, Maragall, Pujol, González y Ferrer-Salat. Había proyecto de ciudad, una ciudad a arreglar y abrir al mar. La cultura de los Juegos Olímpicos de Verano está más arraigada en nuestra sociedad pero en los de Invierno no estamos a ese nivel. Aquí se podría construir al revés y un proyecto así podría permitir que ganáramos nivel. No hay una demanda ciudadana de los Juegos igual que no la hay de la Copa América y el Mobile, pero sí que hay demanda a las administraciones de que estén activas y cooperen. Emprender no para hacer más casas en el Pirineo, sino para desarrollo social y económico. Remando juntos, con cooperación en lugar de competición interna, se podría generar otro tipo de interés y participación.

¿Cómo valora la consulta, en caso de que se llegue a un acuerdo?

Yo no la habría hecho pero no me parece mal como símbolo de que el país les da esta preeminencia, decidid en nombre de todos, en lugar de la metrópolis de Barcelona

También se puede leer pensando que es más fácil ganar una votación en el Pirineo en la que votan en julio 50.000 personas que una en otra fecha votando Barcelona entera.

Sí, es válido y legítimo esto. En 1992 no hicimos consulta. ¿Éramos poco democráticos y poco participativos? Yo creo que no, pero políticamente han pasado muchas cosas.

¿Cree que los Juegos podrían ayudar en la llamada agenda de la reconciliación?

No lo sé. Soy federalista. El diálogo no se ha hecho bien por las dos partes. No sé cómo se recupera esto. Frases simples no ayudan a la complejidad. Si hablamos alianzas con proyectos concretos igual nos respetaremos un poco más. Pero esta cosa taumatúrgica no se la daría a los Juegos. Si nos dan los Juegos hagamos un comité abierto a mucha gente, como en el 92. Se está llevando demasiado desde la cúpulas y proyectos tan complejos requieren más agentes de todos los ámbitos y con diálogo con los que lo ven distinto. No solo diciendo "estos son supremacistas" porque así no lo haremos.

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