EL DÍA DESPUÉS

Resaca del Real Madrid-Manchester City: 89 segundos de trance madridista

Desde el minuto 89 y 21 segundos, en el que Rodrygo marcó el primer gol madrugando una asistencia de Benzema a centro de Camavinga, hasta el 90 y 50 segundos en el que el brasileño clavó un testarazo como si fuera Santillana, el madridismo entró en trance en una noche como muchas intrahistorias.

La plantilla del Real Madrid celebra su pase a la final de París.

La plantilla del Real Madrid celebra su pase a la final de París. / @realmadrid

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Lo ocurrido el miércoles por la noche en el Bernabéu es una gesta futbolística equiparable a la remontada del Manchester United ante el Bayern en la final de Champions del 26 de mayo de 1999 en el Camp Nou. En esta ocasión el milagro tiene nombre, Rodrygo Silva de Goes, jugador que el pasado verano estuvo a punto de marcharse a la Premier, dado el interés de Arsenal, Liverpool, Newcastle o Aston Villa. El brasileño, que venía de marcar cuatro goles en cuatro partidos, saltó al campo en el minuto 67 por Kroos. ‘Míster Champions’, que suma 10 goles y seis asistencias en 26 partidos, se ha convertido en ‘Míster Milagro’. 

Cuando Orsato pitó el final, se arrodilló y se abrazó a Vinicius, en una imagen que ocupó las portadas de los informativos en Brasil. “Dios me miró y me dijo: ‘es tu día”, declaró emocionado. La confianza del brasileño era tal que se había apostado con su padre una comida a que marcaba un hat-trick ante el City. Tras el encuentro se marchó a De María, un restaurante que está a cien metros del Bernabéu, a disfrutar con los suyos. Allí se encontró con Nacho y su familia, el hombre que portaba merecidamente el brazalete cuando el árbitro señaló el final. 

Cada partido una final

Pero entre el salto al césped de Rodrygo y la clasificación para la final pasaron muchas cosas. Lo más llamativo fueron esos 89 segundos de absoluto trance, desde el 89:21 en el que el brasileño marcaba el primer gol madrugando una asistencia de Benzema a centro de Camavinga hasta el 90:50 en el que clavó un testarazo como si fuera Santillana a un centro de Carvajal. Todo saltó por los aires. Las gradas, el banquillo, el césped y hasta la tribuna de prensa (hubo un tiempo que se perdió la compostura y el norte) celebró el gol de Rodrygo como si fuera el de la conquista de un título. Pero este Madrid, abonado a la épica, ha convertido cada partido en una final. 

Sin embargo, antes del éxtasis final ocurrieron cosas muy significativas. El Real Madrid acabó el partido con un once formado por Courtois; Carvajal, Vallejo, Nacho, Mendy; Lucas Vázquez, Camavinga, Ceballos, Valverde; Rodrygo y Asensio. Un equipo inaudito. Así selló el Madrid el pase de una eliminatoria en la que estuvo eliminado desde el minuto 1 y 47 segundos de la ida (con el gol de De Bruyne en Manchester) al minuto 90 y 50 segundos de la vuelta (con el segundo de Rodrygo). Y, sin embargo, nadie dudó, ni el vestuario ni en la grada de que el milagro llegaría. Especialmente Ancelotti, que se convirtió el sábado en el primer entrenador en ganar las cinco grandes ligas, y el miércoles en el primero en meterse en cinco finales de la Champions. 

El triunfo del Real Madrid fue saludado por un mensaje de Salah, que no olvida el partido ante el Madrid en el que se lesionó tras forcejear con Sergio Ramos. “Tenemos cosas que saldar. Perdimos una final contra ellos… Por eso quiero volver a enfrentarlos y ojalá ganemos esta vez”, aseguró el egipcio. Nadie en el madridismo dio importancia a las palabras del delantero del Liverpool. Solo Casemiro respondió, con señorío: “Hay que respetarlo. Puede que tenga ganas de revancha, pero cada partido es una historia”.  

Una hora después de la finalización del partido, y con los cánticos en el ambiente de la afición, que seguía en los aledaños del Bernabéu, el césped del estadio se convirtió en un jardín de infancia con más de una decena de niños correteando por el campo. Una tierna costumbre que se ha instaurado en la plantilla blanca en los partidos de casa. Los hijos de Modric, los de Kroos, los de Nacho…  

La generosidad de Benzema

Otra de las imágenes del partido fue el abrazo de Modric con Camavinga, que pasó la reválida con sobresaliente. El francés se graduó con nota en un equipo de meritorios que defendió con uñas y dientes el resultado. Después de un inicio titubeante, donde se significó por acumular amarillas y diluirse entre líneas, ‘Edu’ como le llama “mi padre” Modric, se erigió en un futbolista decisivo en la segunda mitad de la prórroga.

El mismísimo Benzema se quitó la sudadera que llevaba al acabar el partido y se dirigió a Camavinga para hacerse una foto con él celebrando ante al fotógrafo del Real Madrid. Karim sigue completando la temporada perfecta, 43 goles en 43 partidos, lo que le ha convertido en el líder del equipo dentro y fuera del campo. Pocos se dieron cuenta que, al ser objeto de penalti, miró a Rodrygo y le preguntó si quería lanzar el penalti. Y el brasileño, que ya sumaba dos goles, le abrazó y le dijo: “Mételo tú”. El 9 tiró de sangre fría para aguantar el desafío con Ederson, que se fue a un lado antes, y el madridista marcó. 

El postpartido fue tan frenético como el choque. Butragueño admitió que “un día se me va a parar el corazón”, y un pletórico Ancelotti se abrazaba a Florentino: “Gracias por traerme de nuevo presi”. De la mano blanda de Carletto se había pasado a la mano de santo del italiano. La flor de Zidane se ha convertido en el jardín de Ancelotti. Y el madridismo alargó la noche abrazado a un dato (desde 2001 las 16 finales que han enfrentado a equipos españoles con extranjeros han sido ganadas por españoles), y a un grito eterno: “Así, así, así gana el Madrid”. Nunca un cántico explicó tanto. 

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