Ajedrez

El Kárpov vigués que con 10 años no se cansa de ganar

Con tan solo diez años, Diego Ibáñez ya cuenta con dos campeonatos gallegos de ajedrez y se encuentra entre los cinco mejores de España en su categoría

Diego Ibáñez y su familia en la sede de Xadrez Galego.

Diego Ibáñez y su familia en la sede de Xadrez Galego.

Javier H. Rodríguez

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Diego Ibáñez apenas había cumplido cuatro años cuando descubrió, en casa de su tío, un tablero y unas fichas que llamaban fuertemente su atención. Dieciséis blancas, dieciséis negras y un tablero a cuadros. Ese fue su primer contacto con el ajedrez. En menos de un año ya estaría echando sus primeras partidas con el grupo del colegio. El pasado fin de semana, a punto de cumplir sus once años, se ha hecho con el Campionato Galego Sub-12 y es, además, su segundo título gallego en apenas un año: en la edición de 2021 ganó el título de campeón gallego sub-10.

Su padre, Jorge Ibáñez, no puede ocultar el orgullo que siente al hablar de su hijo. “Diego es un niño sencillo y humilde, nada chulito. Lo ha vivido con muchos nervios, pero ahora tiene la satisfacción de haberlo logrado”. Y es que, contra lo que se pueda pensar desde fuera, este último campeonato, celebrado en Padrón el pasado fin de semana, ha sido toda una prueba física y mental para él. Durante tres días, sesenta y seis jóvenes de toda Galicia se batieron a lo largo de ocho partidas: “Es absolutamente maratoniano”, explica su maestro Roberto Páramos, “hay gente que se piensa que este deporte es ligero, pero los jugadores de más alto nivel llegan a perder hasta cinco kilos en los grandes campeonatos”, añade. La victoria de este fin de semana tuvo, además, un extra de nervios.

En la última de las ocho rondas, el joven Diego las tenía todas con él. Había un empate entre los dos mejores jugadores y si ganaba la partida que estaba jugando, sobrepasaría a ambos. “La tenía ganada, pero no sé si le pudieron los nervios, el caso es que acabaron acordando tablas”, explica su padre. Fue entonces cuando se dio un triple empate. Así que, la organización tuvo que aplicar el sistema Buchholz, un método de puntuación que actualmente se utiliza para desempatar en torneos. “Como si fuese el golaveraje en el fútbol”. Diego y su madre, Natalia, no podían aguantar los nervios, así que se fueron al coche a desahogarse –creían que no ganaría– y a los pocos minutos vieron en el móvil que Diego había ganado.

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