El Real Madrid gana en Vigo con tres penaltis a favor

El Real Madrid selló medio título de Liga en Vigo, donde tres penaltis pitados a su favor, algo que no pasaba desde hace 64 años, también en Balaídos, le permitió llevarse un triunfo muy sufrido. González Fuertes y los errores infantiles de la zaga celeste le allanaron el camino a los de Ancelotti, que dirigió el partido desde su casa, por Covid, con su hijo Davide en el banquillo en el campo celtiña.

Pocos partidos hay más divertidos que los que enfrentan a celestes y blancos. Porque el Celta es un equipo despreocupado que va siempre arriba, que descuida su guardia y propone partidos a campo abierto. Y esos son los equipos que le gustan al Real Madrid, que prefieren adversarios que descuidan atrás desafiando a los madridistas en el cara a cara.

Regalo de Nolito

Ancelotti, Davide no Carlo, proponía de inicio a su once de gala, con Lucas por Carvajal. Paciencia y a esperar que los vigueses. Y eso en Balaídos conlleva sobresaltos, porque Nolito, Denis y, sobre todo, Iago Aspas, son jugadores con mucho fútbol. Pero lo cierto es que, más allá del par de intervenciones providenciales de Courtois, el gol del Real Madrid penalizó un error monumental de Nolito, que hizo un penalti evitable. Castigo que aprovechó Benzema para adelantar a los blancos.

Empató el Celta, pero la aparición de Aspas en la jugada, estando en fuera de juego, condicionó a Alaba, lo que permitió a Galhardo empatar. Pero el VAR deshizo la jugada y el Madrid se fue al banquillo arriba en el marcador y acomodado en el partido. Pero algo empujaba a pensar que ante este Celta es mejor engordar la porque una renta mínima se antoja definitiva.

Dos penaltis en cinco minutos

Otro penalti claro, de Murillo a Rodrygo, volvía a permitir a Benzema adelantar a los blancos en otro error evitable. Pero Dituro acertó, cuarto en este curso, y Karim fallaba la segunda falta máxima esta temporada, el segundo que falla con el Real Madrid tras el que desperdició ante el Elche. El partido tenía ritmo y el Madrid trotaba, pero Carletto debía verlo de otra forma por televisión y no apuntalaba su medular. Prefería realizar los cambios habituales, previsibles, los dos jugadores de banda derecha. Y entonces volvió a ocurrir, otro penalti, en este caso González Fuertes castigaba una entrada más cuestionable de Kevin a Mendy, que ahora sí Benzema transformaba. La indignación de la grada contra el árbitro era directamente proporcional al enfado de los jugadores celestes. Tres penaltis en 70 minutos que allanaban el camino de los blancos.

Desde el Valencia-Real Madrid de la pasada temporada no se pitaban tres penaltis en contra, en aquel caso contra los blancos. Los errores infantiles de Nolito, Murillo y Kevin le pasaban factura. Pero González Fuertes estaba con el silbato caliente. Hacía 64 partidos que no le pitaban al Real Madrid tres penaltis a favor, precisamente ante el Celta. Los blancos son el equipo que más penaltis le han pitado a favor esta temporada, diez.

El último cuarto de hora fue un asedio de los vigueses, que se resistían a claudicar ante el concierto de silbato del árbitro. Con la grada encendida, y pese a su fragilidad defensiva, los de Coudet se entregaron a la tarea del ataque suicida ante un Madrid pertrechado con Valverde en el lugar de Modric. Los blancos defendían la ventaja en su área sin resuello, lo que provocó la entrada de Nacho y Dani Ceballos para frenar el partido y oxigenar a un Madrid que lo estaba pasando mal. Al final ganaba un partido en el que se hablará con razón del colegiado, como hizo Aspas, que dijo que "solo le faltó a Pablo (González Fuertes) pitar otro penalti a favor del Madrid para tirarlo él", y de los tres penaltis pitados. Pero también se podía hablar de la fragilidad defensiva local o del inquietante aspecto físico de los madridistas.